Volotea gana más (pero tiene truco)

La aerolínea disfruta de un mejor resultado a pesar de verse obligada a bajar precios y las pérdidas de Italia, su principal mercado

Los tripulantes de cabina de avión de Volotea en el Aeropuerto de Asturias.

Los tripulantes de cabina de avión de Volotea en el Aeropuerto de Asturias.

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La aerolínea de los destinos alternativos no es inmune a la masificación que sufren los cielos europeos. Volotea ha dejado de ser una declaración de intenciones para convertirse en una compañía rentable por si misma, aunque sus beneficios hayan pisado el freno. El resultado de la operaciónes de la low-cost española es inferior al del ejercicio anterior. No obstante, la ingeniería fiscal lo eleva a 2,38 millones de euros frente a los 2,12 millones del 2015.

Las cuentas a las que ha tenido acceso Economía Digital revelan una caída del 33,4% del resultado de explotación: de 3,08 millones de euros a 2,05 millones. Pero la firma dirigida por Carlos Muñoz y Lázaro Ros, fundadores de Vueling, se vale de una regularización del Impuesto sobre Beneficios del año pasado por valor de 442.000 euros para acabar pagando sólo 36.000 euros en este concepto.

El truco impulsa unos beneficios que llegan de la mano de la escalada de la facturación. De los 210 millones de la temporada anterior, la aerolínea ha subido a los 250 millones actuales. La venta de asientos reporta 176 millones y los ingresos complementarios, como la comercialización de productos a bordo y de seguros, representan los 74 millones restantes.

Volotea redujo los ingresos por asiento y kilómetro ofrecido en un 5,8%

Sin embargo, la operadora está afectada por la abundante oferta existente en el Viejo Continente. Así, Volotea se ha visto obligada a recortar el precio de los billetes. El ingreso por asiento y kilómetro ofrecido –una métrica habitual en el sector— se redujo el 5,8% frente al 2015. “Se trata de una disminución menor que la de otras compañías gracias a la menor competencia existente en los mercados específicos en los que operamos”, presumen.

Otra mancha en las cuentas llega procedente de Italia. El país transalpino es el mayor mercado de la compañía –44% de la actividad– y todavía no es rentable. Inmersa en una rápida expansión, la aerolínea pierde alrededor de 4 millones de euros en el estado mientras inaugura nuevas bases; la última, en Génova. Mientras, Francia y España presentan beneficios.

La última lacra se encuentra en la división de vuelos chárter, que se encoge frente al 2015. En el último ejercicio sólo alcanzó una cifra de negocios de 89.190 euros frente a los ya modestos 105.920 euros de un año atrás.

Para el 2017, Volotea quiere superar los 40.000 vuelos

Muñoz y Ros miran optimistas al futuro. Para el 2017, Volotea aspira a «una mejora significativa del resultado neto». Para ello, ya trabaja en la reducción de costes y «la optimización de uso de los activos». A nivel operativo espera «ofrecer más de 43.800 vuelos en, aproximadamente, 243 rutas y 79 destinos de 16 países diferentes». En 2016 las cifras se quedaron en 37.200 vuelos –con una ocupación del 75,6%–, 196 rutas, 72 destinos y 13 aeropuertos.

Por el momento ya se vislumbra el cambio de estrategia con la entrada, por primera vez, en un gran aeródromo internacional. El pasado febrero anunció el aterrizaje al Aeropuerto de Madrid-Barajas para conectar la capital española con Burdeos y Nantes de manera semanal. 

En un cajón queda la salida a bolsa.

Carles Huguet

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