Oasiz Madrid entra en tensión: su dueño solicita una prórroga de tres meses en el concurso de acreedores

El proceso iniciado en junio y ampliado recientemente busca ganar tiempo para la negociación de un nuevo plan de reestructuración

Oasiz madrid

El centro comercial Oasiz, en Torrejón de Ardoz (Madrid).

El centro comercial Oasiz Madrid pasa por un momento crítico, su propietario ha vuelto a solicitar una nueva prórroga de tres meses en el preconcurso de acreedores.

La medida, presentada ante el Juzgado Mercantil número 14 de Madrid, pone de manifiesto la compleja situación financiera que vive la empresa dueña, Carlotta Iberia, con una deuda que ya supera los 294 millones de euros. 

El proceso, iniciado en junio y ampliado recientemente, busca ganar tiempo para la negociación de un nuevo plan de reestructuración que permita garantizar la viabilidad del complejo y proteger a los acreedores, trabajadores e intereses urbanos de Torrejón de Ardoz.

La historia reciente de Oasiz Madrid arranca con la promoción encabezada por la inmobiliaria francesa Compagnie de Phalsbourg, que impulsó el proyecto en 2021 a través de su filial española y la sociedad Carlotta Iberia, apoyada por el family office galo Alcadasorg.

Sin embargo, desde su apertura, el centro no alcanzó las cifras de ocupación y afluencia esperadas, en parte por la fuerte competencia del Parque Corredor y una coyuntura de consumo aún marcada por los efectos postpandemia.

El principal acreedor —Cale Street Investment, fondo británico de inversión— se convirtió en accionista de referencia al poner hasta 95 millones de euros para la financiación del complejo, obteniendo una «acción de oro» que le otorga el 75% de los derechos de voto y el control efectivo de la empresa propietaria.

Imagen del centro comercial Oasiz

La negativa de los socios minoritarios —Compañía de Phalsbourg y Alcadasorg— a convertir más de 130 millones de deuda en préstamos participativos desencadenó la petición formal de preconcurso.

Desde entonces, la situación se ha agravado: el centro acumula 294 millones de deuda, ha tenido que afrontar impugnaciones judiciales, embargos sobre terrenos adyacentes —con el grupo estadounidense Costco interesado en parte de ellos— y la sociedad promotora, Compañía de Phalsbourg, entró en liquidación, dejando el 25% de los derechos de voto y el 99,8% de los derechos económicos fuera del control de Cale Street.

Impacto en el tejido comercial

A pesar del entorno adverso, Oasiz Madrid continúa operativo y ha incrementado la ocupación hasta el 78,5% de sus locales, con 81 establecimientos abiertos en junio frente a los 70 de marzo de 2024, gracias a la gestión de Eurofund y Savills. 

El complejo suma 90.000 m2 de superficie alquilable, 250.000 m2 de espacio total y 3.600 plazas de parking, con grandes firmas como Lidl, Fnac, Nike, Mango, Action y Adidas. La oferta de ocio incluye cines, circuito de motocross, fitness, bolera, karting y zonas de gaming, convirtiendo el espacio en un foco de empleo para centenares de personas en Torrejón de Ardoz.

Sin embargo, la recuperación del valor del activo se ve lastrada por las pérdidas acumuladas en 2023 —más de 136 millones de euros—, el deterioro estimado del inmueble en 95 millones, y la falta de acuerdo para transformar deuda en instrumentos que eviten la disolución.

Las deudas con proveedores, los impagos y el fondo de maniobra negativo sitúan a Carlotta Iberia en causa de disolución técnica, forzando la búsqueda de alternativas como la ampliación preconcursal y el recurso a consultoras internacionales para la potencial venta de Oasiz.

Perspectivas 

La prórroga de tres meses en el preconcurso de acreedores intenta facilitar la valoración y adopción de un nuevo plan de reestructuración. 

El objetivo declarado por Cale Street y el consejo es estabilizar el negocio, mejorar la afluencia de clientes y subir la ocupación comercial, lo que permitiría una eventual venta del activo en condiciones más favorables. 

Mientras tanto, el proceso judicial sigue su curso: hay impugnaciones ante la Audiencia Provincial, acreedores que reclaman, como la empresa de pintura Sebastián Sánchez con 122.000 euros pendientes, y un clima de incertidumbre sobre el futuro y el modelo de gestión de activos inmobiliarios en España.

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