BBVA marca el camino de Caixabank y futuros ERE en los bancos

Un ERE marcado por la pandemia, la primera huelga de la banca en 30 años y la intervención del Gobierno que se ha cerrado con 2.935 despidos

El presidente de BBVA, Carlos Torres Vila. EFE/Emilio Naranjo

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Este martes se cumplían 53 días desde que BBVA sentó a los sindicatos por primera vez para conformar la mesa negociadora del ERE. También pasaban 46 desde que la entidad puso encina de la mesa un despido colectivo para 3.800 trabajadores.

El ERE de BBVA ha sido polémico desde el inicio. No solo por ser el primero de su historia, que también, sino por plantearse en medio de una pandemia y también por negociarse a la par que el de Caixabank. En solo unos días, ambos bancos anunciaron más de 12.000 despidos en el sector y esto provocó la intervención del Gobierno.

La ministra de Trabajo y vicepresidenta tercera del Gobierno, Yolanda Díaz, destacó desde el principio que era “muy preocupante” las cifras que estos bancos habían puesto encima de la mesa y aseguró que iba a trabar para mitigar lo que estaba pasando. Incluso avisó por carta que debían negociar la reducción de despidos.

En la misma línea, la vicepresidenta segunda del Gobierno, Nadia Calviño, aseguraba que estaban utilizando todos los instrumentos que tenían para minimizar el impacto de los ERE en la banca. Pese a todo el revuelo causado, el ERE de BBVA se cerraba este martes con el despido de 2.935 empleados, el 10% de la plantilla del banco de España. El banco que preside Carlos Torres también ha pactado con los sindicatos el cierre de 480 oficinas.

Este ERE se llevará a cabo a través de salidas y bajas voluntarias, contempla la reubicación de 657 personas en otras áreas del grupo y un plan de recolocación del 100% de los empleados que salgan del banco a través de Randstad.

Según estima la entidad, el coste del plan será de 960 millones de euros antes de impuestos, de los que 720 millones corresponden a las desvinculaciones de la plantilla y 240 millones al cierre de oficinas. Este coste será registrado en las cuentas del segundo trimestre de 2021.

BBVA ha conseguido cerrar el primer ERE de su historia y marcar un precedente para Caixabank, que después de un mes y medio de reuniones con los representantes sindicales ha tenido que ampliar hasta final de junio el periodo de negociación.

También el ERE de BBVA servirá de precedente para los próximos ajustes del sector, pues el Banco Sabadell, por ejemplo, ya ha adelantado en su plan estratégico una nueva reestructuración de costes para 2022 que implica la salida de más empleados del banco.

BBVA protagonizó la primera huelga de la banca en 30 años

BBVA planteó un despido colectivo para 3.800 personas, pero finalmente, el número de salidas de ha reducido en un 22,7%. Las cifras iniciales no gustaron a los sindicatos, quienes han denunciado desde el principio de las negociaciones que BBVA no tenía un argumento como el que tenía Caixabank (por la fusión con Bankia) para justificar tantos despidos.

Así que empezaron a movilizarse por las distintas ciudades del país, frente a las principales sedes del banco. Después empezaron con los paros parciales, el martes 25 de mayo de una hora y el lunes 31, de dos. Pero el plato fuerte llegó el miércoles 2 de junio, porque los empleados de la entidad fueron a huelga y se trataba de la primera que protagonizaba la plantilla de un banco en 30 años. Según los sindicatos fue respaldada por el 70% de los trabajadores y según el banco por el 31%.

Sea como fuere, causó efecto. Pues al día siguiente, BBVA decidió sacar del ERE a otras 366 personas, la mayor reducción que ha hecho en todo el proceso de negociación. De hecho, fue la última que hizo.

El siguiente punto conflictivo estaba en las condiciones de salida, sobre todo, en el límite generacional que marcaba BBVA y obligaba a que el 50% de los afectados fueran menores de 50 años. Así que el mismo viernes 4 de junio, día en el que finalizaba el periodo formal de negociaciones, el banco y los sindicatos tuvieron que alargar las negociaciones hasta el día 8.

Finalmente, este martes, conseguían acordar que las salidas del ERE se cubran con un 72% de mayores de 50 años y un 28% de menores de esa edad. Asimismo, se cerraron indemnizaciones de 20 días por año trabajado hasta un máximo de 12 meses, para los empleados de hasta 63 años. A los de 55 y hasta 62 años, el 75% del sueldo anual hasta los 63 años y un convenio especial de la Seguridad Social con revalorización del 3%, descuento de la prestación de desempleo y en su caso subsidio.

Para los trabajadores de entre 53 y 54 años, el 65% del salario hasta los 63 años, convenio especial de la Seguridad Social con revalorización del 3%, y descuento de la prestación de desempleo y en su caso subsidio.

A los de 50-52 años, seis veces el 65% del salario anual hasta un máximo de 320.000 euros, y un convenio especial de la Seguridad Social hasta los 61 años. Y a los menores de 50 años, 40 días por año trabajado, hasta un máximo de 30 mensualidades.

El plazo de ejecución se extenderá hasta el 31 de marzo de 2022 aunque se producirá una primera ventana de salida a partir del 18 de julio en las sucursales y después entre septiembre y noviembre, en función de las oficinas que se cierren. En servicios centrales, estructuras intermedias y centros corporativos, las salidas se producirán el 31 de julio de este año.

En Caixabank aun les queda trabajo por hacer. El banco que preside José Ignacio Goirigolzarri, sacaba del ERE a 205 trabajadores después del paro parcial que este lunes 7 de junio realizó la plantilla durante una hora y que según fuentes sindicales estuvo secundado por un 86% de ellos.

De esta manera, el número de bajas totales desciende a 7.400, un 11% menos que la cifra inicial planteada en abril, que ascendía a 8.291. Sin embargo, siguen atascados en las condiciones de salida, y el banco ha vuelto a solicitar a la representación laboral una nueva propuesta que sea asumible por la entidad. Y es que consideran que las que pusieron encima de la mesa el día 2 (entre ellas, prejubilaciones desde los 50 años) son inasumibles.

De hecho, Caixabank calcula que aplicar esas medidas le costaría al banco 4.000 millones de euros, lo que consideran excesivo. Su propuesta contempla un marco de entre 1.000 y 2.000 millones de euros.

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