Una franquicia gastronómica muy popular se declara en quiebra al tener una deuda de mas de 180 millones
La salida del director financiero Tony Querciagrossa aceleró la caida
Plaza Mayor de Madrid
La cadena estadounidense Pinstripes, reconocida por su innovador concepto que fusiona gastronomía, bolos y bajo el paraguas del “eatertainment”, ha anunciado su declaración en quiebra tras una profunda crisis financiera que la ha llevado a acumular una deuda superior a los 180 millones de dólares.
La compañía, que actualmente opera sólo 18 locales en Estados Unidos, se acoge al Capítulo 11 de la Ley de Quiebras norteamericana en un intento por reorganizar su pasivo y evitar el cierre definitivo de sus operaciones.
Pinstripes nació con una propuesta disruptiva, combinar cocina contemporánea, actividades recreativas y eventos sociales en un solo espacio, dirigido a familias, grupos de amigos y empresas.
Una idea que no funciona y que hace entrar en quiebra
El concepto, conocido como “eatertainment”, se consolidó en la última década como una tendencia creciente en Estados Unidos y otras partes del mundo, apelando especialmente a los millennials y consumidores que priorizan la experiencia sobre el producto.
Sin embargo, el atractivo inicial de Pinstripes no fue suficiente para blindar sus finanzas frente a los desafíos económicos recientes.
En el primer trimestre de 2025, la empresa registró pérdidas por más de 8 millones de dólares y una caída del 8% en sus ingresos, reflejo de una disminución sostenida en la afluencia de público y en la estabilidad operativa.
La liquidez de la compañía se desplomó a apenas 2,4 millones de dólares, lo que la dejó fuera de los requisitos de capitalización de la Bolsa de Nueva York y provocó su exclusión del mercado bursátil.
Factores estructurales de la crisis
El caso de Pinstripes es paradigmático de una crisis más amplia que afecta a la restauración organizada en Estados Unidos. Diversas cadenas, como Red Lobster, TGI Fridays, Denny’s y Hooters, han enfrentado cierres masivos, reestructuraciones y procesos de bancarrota en los últimos meses. Entre los factores clave que explican este fenómeno destacan:
- Inflación y aumento de costos operativos: El alza en los precios de suministros, alquileres, logística y mano de obra ha erosionado los márgenes de rentabilidad. Los costos de los alimentos ya representan alrededor del 33% de cada dólar de ventas en el sector, y los aranceles o nuevas presiones fiscales podrían reducir aún más los beneficios de los operadores.
- Cambios en el comportamiento del consumidor: El cliente post-pandemia es más selectivo, prioriza el precio y busca experiencias personalizadas y saludables. El gasto en ocio y restauración se ha visto recortado por la inflación y la incertidumbre económica, lo que ha reducido la afluencia a locales como Pinstripes.
- Competencia feroz: El auge de nuevos formatos de “eatertainment” y la irrupción de propuestas más flexibles y de bajo coste han incrementado la presión competitiva, dificultando la supervivencia de modelos que requieren altas inversiones iniciales y gastos fijos elevados.
- Deudas heredadas y falta de adaptación: Muchas cadenas, Pinstripes incluida, arrastran deudas acumuladas desde la pandemia y no han logrado adaptar su estructura financiera al nuevo entorno de consumo y costes.
El rescate de Oaktree Capital Management
En un último esfuerzo por evitar el colapso, el fondo Oaktree Capital Management inyectó 7,5 millones de dólares y asumió el control mayoritario de la compañía, obteniendo un 85% de las acciones y el derecho a elegir el consejo de administración.
El objetivo de esta recapitalización era fortalecer el balance de Pinstripes y dotarla de mayor flexibilidad financiera para afrontar la crisis.
Sin embargo, la salida del director financiero Tony Querciagrossa y el incumplimiento de los convenios de deuda con Oaktree aceleraron la caída.
La dirección de Pinstripes reconoció que, si no se concreta de inmediato una venta de activos o un nuevo plan de reestructuración, la solicitud formal de bancarrota sería inminente.
La tendencia del “eatertainment” –que unía gastronomía y diversión– parecía imparable, pero la combinación de inflación, descenso del consumo y sobreendeudamiento pone de manifiesto que la innovación debe ir acompañada de una gestión financiera sólida y capacidad de adaptación.