La pandemia provoca una caída de ingresos del turismo extranjero del 76%

Las restricciones a la movilidad internacional, el parón de la actividad hotelera y de ocio, contribuyeron a este descenso

El turismo en España no verá la luz hasta 2023 por la crisis del coronavirus./ EFE

El turismo en España no verá la luz hasta 2023 por la crisis del coronavirus./ EFE

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Los ingresos asociados al turismo extranjero cayeron un 75,9% durante el pasado año. A este desplome contribuyeron las restricciones a la movilidad internacional establecidas por España y por los principales países de origen de los turistas extranjeros que visitan nuestro país, pero también la actividad hotelera y de ocio, que estuvieron vigentes durante buena parte del ejercicio.

Así lo revela el Banco de España en su último informe anual, donde destaca las entradas y el gasto de los turistas extranjeros en nuestro país sufrieron una contracción sin precedentes, de alrededor del 80%, durante 2020, una dinámica que ha continuado en el tiempo transcurrido de 2021.

Asimismo, destaca que la caída de turistas en España durante el pasado ejercicio fue más intensa que la observada a escala global y en los principales destinos europeos. La razón es que la situación epidemiológica fue desfavorable aquí, en comparación con otros países de nuestro entorno, precisamente durante la temporada estival, la de mayor relevancia en términos de la actividad turística anual.

El turismo internacional representó un 60,2% del total del gasto turístico interior en nuestro país en el año anterior al estallido de pandemia. Dado el peso tan significativo que tienen el sector turístico en general y el turismo internacional en particular, no sorprende que el extraordinario desplome que este sector y los flujos turísticos internacionales han sufrido desde el comienzo de la crisis sanitaria haya contribuido de forma muy notable al retroceso del PIB en nuestro país.

El impacto de esta crisis presenta una elevada heterogeneidad geográfica. La evolución provincial del PIB a lo largo de 2020 ha sido profundamente dispar entre provincias, siendo las insulares y las del arco mediterráneo las más afectadas por la crisis sanitaria.

Entre los factores que explicarían un mayor impacto económico adverso de la pandemia destacan el mayor peso del turismo, sobre todo extranjero, en la actividad provincial, la mayor proporción de empleo temporal, el menor peso del sector público y niveles más reducidos de movilidad ciudadana.

También por esta razón, las perspectivas de recuperación de la economía española dependen en buena parte de la senda de reactivación del turismo internacional, sobre la que existe una considerable incertidumbre.

De acuerdo con la Cuenta Satélite del Turismo, elaborada por el INE, en 2019 el sector turístico supuso un 12,4% del PIB y un 12,9% del empleo en la economía española. De cara al futuro, existe una notable incertidumbre en cuanto a la velocidad a la que el sector turístico podría recuperarse.

Esta dependerá no solo de la evolución de la crisis sanitaria y del ritmo de avance del proceso de vacunación -tanto en España como a escala global-, sino también de la magnitud de los cambios persistentes que la pandemia pueda haber provocado en la demanda de este tipo de servicios en la población.

Los resultados del último panel de expertos de la Organización Mundial del Turismo son coherentes con esta elevada incertidumbre y muestran una amplia dispersión en cuanto a las expectativas de reactivación del sector.

Así, mientras que el 51% de los expertos consultados anticipan que en Europa los flujos turísticos recuperarán los niveles previos a la pandemia en 2022, un 35% de ellos retrasan esa fecha hasta 2023.

En el caso de España, las expectativas del sector turístico sitúan mayoritariamente la recuperación de los niveles anteriores a la crisis más allá de 2022. En efecto, de acuerdo con Exceltur, el 67% de los empresarios turísticos se decantan por esta posibilidad. En cambio, el porcentaje de empresarios que adelantan esta recuperación a 2021 es minoritario (un 5%), mientras que el 28% consideran que la brecha se cerrará en 2022.

Las exportaciones y los servicios, los daños colaterales

El tejido productivo español tiene una alta exposición a los mercados internacionales, por eso cientos de compañías se vieron afectadas cuando el pasado ejercicio la actividad económica se paralizó en todo el mundo.

La información disponible señala que esta contracción habría recaído principalmente en las pymes. Y actualmente, existe una elevada incertidumbre en cuanto a si estas empresas podrán retomar su actividad exportadora en los próximos trimestres, dados los costes que implica esta actividad y el incremento que se ha producido en la vulnerabilidad financiera de estas compañías, aunque se consolide la recuperación del comercio internacional.

El informe también destaca la caída de los servicios vinculados a la actividad turística, entre ellos, los culturales y los de alojamiento, los vuelos o los paquetes turísticos. Por ejemplo, los precios de los servicios de alojamiento registraron un descenso intermensual por primera vez en un mes de julio, cayendo un 11,5%, frente a un aumento medio del 4% en los cuatro últimos años.

El turismo internacional reactivará la economía española

Sin embargo, el comercio de servicios se está recuperando, si bien con menor intensidad, lastrado por las restricciones a la circulación de personas, que afectan en particular al turismo internacional.

El Banco de España considera que en general, la evolución económica de los próximos trimestres se verá influida por el ritmo al que se reducirá la bolsa de ahorro acumulada por las familias españolas en 2020 y por la senda de reactivación del turismo internacional.

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