Sánchez hace la guerra a Idealista y Fotocasa con una base de datos pública
El Gobierno busca desactivar el poder informativo de las plataformas y recuperar el control sobre los precios que marcan el acceso a la vivienda
Montaje del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez, ante unas grúas. ECONOMÍA DIGITAL
El Gobierno ha decidido intervenir en uno de los espacios más sensibles del mercado inmobiliario: el control de la información. Pedro Sánchez propone crear una base de datos pública que recoja los precios reales de compraventa y alquiler, con el objetivo declarado de devolver la transparencia a un mercado donde, hasta ahora, los grandes portales privados, como Idealista y Fotocasa, han operado con carta blanca.
La propuesta no es menor. Supondría, de ejecutarse con eficacia, una alteración profunda del modelo informativo que hoy alimenta el negocio de las plataformas, que durante más de dos décadas han centralizado el acceso a la vivienda a golpe de datos de oferta, no siempre representativos de los precios finales de las operaciones.
Desde Moncloa insisten en que se trata de una cuestión de justicia y eficiencia pública. La información inmobiliaria, afirman, no puede seguir siendo un activo en manos de empresas con intereses comerciales, sino que debe transformarse en un recurso común que permita a los ciudadanos negociar con conocimiento real del mercado.
La reacción del sector no se ha hecho esperar. Fuentes del mercado reconocen que la medida inquieta: «Esto no es simplemente una base de datos; es un intento de desactivar el mayor activo estratégico de los portales. Si el Estado se convierte en el nuevo árbitro de la información, el juego cambia».
Las plataformas han edificado su hegemonía sobre una lógica de agregación masiva de anuncios y herramientas tecnológicas basadas en big data. Sin embargo, su gran punto débil ha sido siempre la falta de visibilidad sobre los precios reales de transacción.
Las cifras que publican corresponden a precios solicitados, no firmados, y esa diferencia, a veces sustancial, alimenta una percepción artificial del mercado, que termina influyendo en decisiones de compra y alquiler.
Por eso, la propuesta de Sánchez apunta al núcleo mismo del problema: quién tiene el control de la información y cómo se utiliza. Si la nueva base de datos logra integrar registros notariales, datos catastrales y transacciones reales, el impacto podría ser profundo, tanto para el ciudadano como para los operadores profesionales.
El gran reto de Sánchez: superar a Idealista y Fotocasa
El reto técnico y administrativo es considerable. Habría que articular mecanismos de colaboración entre comunidades autónomas, registradores, notarios y ayuntamientos. Además, debería garantizarse que la plataforma sea ágil, actualizada y comprensible para el gran público.
El alcance de la medida, sin embargo, no se limita a las plataformas digitales. Una base de datos transparente también sacudiría la operativa de agencias inmobiliarias, promotoras y fondos de inversión.
El acceso público y homogéneo a los precios reales podría estrechar esos márgenes, ajustar las valoraciones y alterar los criterios con los que se cierran operaciones. Muchos actores, acostumbrados a moverse en un entorno de asimetría informativa, podrían ver cómo se esfuman ventajas competitivas que hasta ahora parecían garantizadas.
Por ahora, la iniciativa ha abierto un nuevo frente entre el Ejecutivo y los actores privados del sector inmobiliario, en un momento donde la presión por el acceso a la vivienda sigue escalando. Si se convierte en realidad, esta base de datos pública podría ser el primer gran contrapeso institucional al negocio de la información inmobiliaria en España.
Más allá del debate político, el movimiento tiene implicaciones profundas para el modelo de negocio de las plataformas digitales. Idealista, propiedad del fondo Cinven, y Fotocasa, del grupo noruego Adevinta, han convertido los datos en su materia prima más valiosa.
Una base pública, fiable y gratuita pondría en jaque ese ecosistema, obligando a los portales a reinventarse o perder relevancia en un entorno donde la información ya no sería exclusiva.