Pedro Sánchez y su afrenta a la OTAN: el terror a seguir el camino de Sarkozy se instaura en Moncloa

La carta enviada por Pedro Sánchez al secretario general de la OTAN, Mark Rutte, difícilmente puede no ser entendida como bomba de humo para tratar de tapar los escándalos en casa

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. ECONOMÍA DIGITAL

El 1 de julio de 2014, a las siete y media de la mañana, Nikolas Sarkozy abandonó el domicilio en París que compartía con Carla Bruni a bordo de un coche con los cristales tintados, para acceder treinta minutos después a la sede de la Policía Judicial en Nanterre.

Durante más de catorce horas Sarkozy fue interrogado en las dependencias policiales de la localidad situada a las afueras de la capital francesa, convirtiéndose en el primer expresidente de Francia en declarar en calidad de detenido, por tráfico de influencias y violación del secreto de instrucción.

El periplo judicial del que fuera presidente de la República Francesa entre 2007 y 2012 se agravó cuatro años después, detenido por financiación ilegal de su partido. Sarkozy fue condenado a tres años de prisión en 2021 por corrupción, uno de esos años con brazalete electrónico.

Nikolas Sarkozy y Carla Bruni.

El pasado mes de diciembre el Tribunal de Casación francés rechazó el recurso presentado por Sarkozy, que adelantó que acudiría a la Justicia europea, a pesar de que aun le aguardan otros procesos judiciales en su país.

Tras las revelaciones del informe de la UCO y las que quedan por salir; tras los escándalos judiciales que afectan a la esposa del Presidente del Gobierno, Begoña Gómez, al hermano de este, David Sánchez, o al Fiscal General, Álvaro García Ortiz; o tras un rescate público como el de Air Europa, sobre el que planean multitud de interrogantes, se ha instaurado en Moncloa el miedo a que a Pedro Sánchez le aguarde un camino judicial similar al que desde hace más de una década recorre el expresidente Sarkozy.

No se habla de otra cosa en El Foro.

El terror a que un juez del Tribunal Supremo ordene a dos Guardias Civiles entrar en Moncloa, colocar una pulsera a Sánchez, y conducirle a dependencias policiales forma parte de los peores augurios de los inquilinos de la residencia del Presidente, incluidos los de Manuel de la Rocha, el leal asesor del líder del PSOE, al que cuentan haber visto desquitarse en las noches de la capital con el presidente de Telefónica, Marc Murtra, colocado a dedo al frente de la primera operadora española, como lo fue anteriormente en Indra.

Ese miedo se acrecentó el viernes, cuando miembros de la Guardia Civil se presentaron en la sede del PSOE, en la calle Ferraz, en Madrid, para incautar las comunicaciones del exsecretario general de organización, Santos Cerdán, así como en Adif y en la Dirección General de Carreteras.

El viernes, coincidiendo con los registros en Ferraz, Sánchez convocó a una reunión no prevista con Salvador Illa, el presidente de la Generalitat, sobre la que no ha trascendido información alguna, dando pie a todo tipo de rumores.

Desde el pasado miércoles, el Ejecutivo no actualiza la agenda del Presidente del Gobierno. Pedro Sánchez se ha refugiado en Moncloa soñando con tricornios, dispuesto a resistir a toda costa, como Tony Montana en su mansión de Miami al final de la película El Precio del Poder.

Afrenta a la OTAN

El jueves se hizo pública una carta enviada por Sánchez al secretario general de la OTAN, Mark Rutte, cuyo contenido difícilmente puede disociarse de la sensación de asedio que cunde en Moncloa, y no interpretarse como una medida de distracción desesperada ante los acontecimientos.

Una bomba de humo lanzada para tapar los escándalos en casa que compromete la posición de España con sus socios en la Alianza Atlántica.

La organización celebra esta semana en La Haya, entre los días 24 y 26, una cumbre clave para abordar el aumento del gasto en defensa que solicita Rutte a los países miembros, del 5% del PIB -el 3,5% para gasto militar clásico y el 1,5% para infraestructuras o ciberseguridad relacionada con defensa-, con Donald Trump presionando para que así ocurra.

Mark Rutte, Secretario General de la OTAN. OTAN

La toma de decisiones por consenso es un principio fundamental de la OTAN, por lo que la carta de Sánchez a Rutte, calificando el incremento propuesto de «irracional», ha colocado a España en el centro de las miradas de los 32 Estados miembros del organismo.

Sánchez ha sugerido al secretario de la OTAN que se conceda a España la excepción de elevar hasta el 5% del PIB el gasto en defensa -«como aliado soberano elegimos no hacerlo«-.

Otros países -Francia, Italia, Suecia- también han mostrado reticencias ante el requerimiento de Rutten, pero la oposición de España a la medida reflejada en la misiva de Sánchez ha sido de las más contundentes. Robert Fico, el populista primer ministro de Eslovaquia, cercano a Vladimir Putin, también se ha mostrado, como Sánchez, en contra.

«Bueno, la OTAN va a tener que lidiar con España», ha dicho Donald Trump

Tras el viaje del presidente español a China y su entrevista con Xi Jimping, el pasado mes de abril, solo quedaba que llegara a oídos de Trump la afrenta de Sánchez a la OTAN.

«España siempre ha sido un país que ha pagado muy poco», manifestó el viernes el presidente de Estados Unidos. «Siempre han sido muy buenos negociadores o no han estado haciendo lo correcto. Creo que España tiene que pagar lo que todos los demás tienen que pagar. España es conocida por ser un país que paga muy poco, casi lo mínimo», dijo. «Bueno, la OTAN va a tener que lidiar con España«.

La publicación de la carta de Sánchez provocó el jueves que Indra cayera en Bolsa un 6%.

El presidente de Indra, Ángel Escribano
El presidente de Indra, Ángel Escribano, el pasado mes de marzo en el Congreso de los Diputados.

El mismo Gobierno que ha alentado la creación de un grupo de defensa español en torno a Indra a base de fusiones y adquisiciones, que ha elevado la presencia de la Sepi en el capital de la multinacional española hasta cerca del 30%, o que ha llevado la cotización del grupo hasta máximos históricos, se ha cargado las expectativas de la compañía presidida en la actualidad por Ángel Escribano.

¿Cómo va a liderar Indra una integración de la industria de la defensa europea tras la afrenta de Sánchez a la OTAN? ¿Cómo es posible que, después del esfuerzo público realizado por impulsar la multinacional española, después de los polémicos cambios acometidos en su consejo de administración, se borren sus expectativas con una carta poco diplomática al Secretario General de la Alianza Atlántica?

Por esa razón, también, resultan indisociables la carta de Sánchez a Rutten y los escándalos que asedian Moncloa.

El secretario de la OTAN argumenta su requerimiento de elevar el gasto en defensa advirtiendo que la Rusia de Vladimir Putin estará preparada para usar la fuerza militar contra la Alianza Atlántica en un plazo de cinco años. Ya lo ha dicho Ángel Escribano, el presidente de Indra: «Podemos dejar que nos ataquen y darles queso y chorizo«.

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