Seat revisa sus planes de 2020 ante la tormenta del automóvil

El fabricante espera a tener más pistas sobre la resolución del brexit y el resultado electoral español para definir sus cifras de producción

La planta de Seat en Martorell (Barcelona). EFE/Marta Pérez

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Con el objetivo de asentarse en los 500.000 coches fabricados al año, Seat mira con temor el cuadro económico que se prepara para 2020. El fabricante de automóviles encadena récord de ventas tras otro, y en 2019 rozará los máximos de producción de su historia, registrados en el 2000. No obstante, el horizonte no parece tan claro como el presente: una tormenta de factores se ciernen sobre la industria en general se suman a las particularidades de la propia compañía.

Una nota interna enviada por los sindicatos explica que la firma que preside Luca de Meo todavía no puede facilitar los datos de producción de 2020 en la planta de Martorell (Barcelona) por las “muchas incertidumbres en el escenario –contexto económico, el brexit y las elecciones generales— que dificultan cerrar las previsiones para el próximo ejercicio”. Las discusiones se prolongarán durante las próximas semanas.

No obstante, fuentes oficiales avisan de que se mantienen los tiempos habituales. Se acostumbra a facilitar los datos a finales de noviembre, añaden antes de admitir, eso sí, que el contexto macroeconómico es su principal preocupación a la hora de definir los volúmenes de la temporada que comienza en enero.

A la posible ralentización económica en España, se une la incertidumbre sobre las propuestas del Gobierno resultante del 10-N sobre el sector del automóvil. Y lo peor de todo: es probable que la compañía deba cerrar el calendario laboral sin que se haya formado un Ejecutivo ni se haya detallado el ideario para la industria.

Queda por ver también como resiste Seat al decrecimiento del mercado. Por el momento las cifras hasta agosto sitúan la subida en el 6,2% a nivel global mientras que en España la ascensión es del 1,15% frente a una caída generalizada de todo el sector que alcanza el 9,2% en lo que va de año.

Al clima nacional se añade el temor del impacto del brexit, todavía imprevisible. Reino Unido es el tercer mercado de la filial de Volkswagen, con 46.800 unidades comercializadas en lo que va de año, sólo por detrás de Alemania y España.

Las particularidades de Seat

Pero Seat suma ingredientes particulares a un ejercicio que, pase lo que pase, nada tendrá que ver con la etapa oscura. Para empezar, el grupo todavía arrastra la escasez de motores homologados bajo la normativa WLTP; una falta que es especialmente visible con el Audi A1.

«La escasez de motores con homologación WLTP hace que Audi prefiera destinarlos a los modelos con más margen», lamentaban fuentes sindicales hace unas semanas.

Además, la crisis política de Argelia también impacta en la producción de Seat. Las previsiones que estaban sobre la mesa podrían saltar por los aires, por lo que se está también a la expectativa de un mercado por el que la marca había apostado fuerte. De hecho, en 2018 la compañía española ensambló 22.000 coches en el país –previamente fabricados en su mayor parte en Martorell–.

Ambos factores ya comenzarán a sacudir las cifras de la empresa en 2019. Fuentes internas señalan que incluso podrían obligar a cerrar algunas líneas durante varios días del mes de diciembre –alrededor de cuatro– para evitar la creación de un cuello de botella.

La realidad de Martorell

A pesar de las nubes, el presidente de la automovilística, Luca de Meo, auguraba en el salón del automóvil de Frankfurt que la instalación catalana se mantendrá en máximos “por los próximos tres o cuatro años”. “Siempre y cuando no haya una caída brutal del mercado”, matizó a continuación.

Sobre el papel, el futuro parece garantizado. En la línea 1 se ensamblan tanto el Seat Arona como el Seat Ibiza, dos vehículos modernos que mantienen la cinta en los tres turnos posibles. Mientras, la línea 2 espera la nueva generación del Seat León, que no llegará hasta 2020 de forma masiva, para abordar al fin la posibilidad de implementar el tercer turno al que tanto se la ha vinculado.

El patito feo es el Audi A1, presente en la línea 3 y que durante el verano solamente funcionó a un turno. En primavera, fuentes sindicales ya explicaban que la previsión se había reducido en más de 12.000 unidades: los 110.000 vehículos proyectados se quedarán en 98.000. Y la caída podría ser incluso mayor.

Las ventas del automóvil no avanzan según lo esperado debido al nuevo rumbo del mercado, enfocado hacia los SUV. Si bien desde el grupo se confía en un repunte, en 2018 sólo se vendieron 72.634 Audi A1 en Europa; el 13,6% menos que el año anterior y casi el 25% menos que en 2016.

No obstante, Seat aprovechó la atonía del modelo alemán para redistribuir las vacaciones de sus empleados y no tener que cerrar en el mes de agosto, cuando mantuvo abierta la línea del Arona y el Ibiza con el objetivo de acercarse al anterior récord, los 516.146 coches sacados a la carretera en el 2000.

Por ello, desde la compañía se quita hierro al débil porvenir del A1: la fábrica está ahora al 95% de su capacidad y el impacto del descenso es mucho menor al vivida el año pasado con la falta de motores, cuando ya se hubieran superado las 500.000 unidades de no ser por la escasez de propulsores.

Fuentes de la cúpula de Seat incluso aseguran que la instalación de Martorell tiene capacidad para alcanzar incluso los 600.000 vehículos sacados al mercado, tal y como explicaban a Economía Digital el pasado mes de noviembre. En su mano tienen todavía varios fines de semana disponibles y la posibilidad de aplicar un nuevo modelo de vacaciones que incremente la actividad durante el mes de agosto.

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