Telefónica y Marc Murtra piden reformar el DNA para adaptar la regulación al nuevo entorno digital

Para la teleco, si no se actúa con decisión, la brecha digital con Estados Unidos y Asia aumentará

Telefónica apagón Marc Murtra

Marc Murtra, presidente de Telefónica

Telefónica, ha instado a la Comisión Europea a impulsar una reforma “audaz” y profunda de la futura Ley de Redes Digitales (Digital Networks Act, DNA) para evitar que Europa quede atrás en la carrera tecnológica global.

En su respuesta a la consulta pública lanzada por Bruselas, la compañía presidida por Marc Murtra advierte que el actual entramado regulatorio está obsoleto, frena la inversión y obstaculiza la competitividad de las empresas europeas frente a actores globales mejor posicionados.

Según Telefónica, el marco legal europeo en materia de redes digitales tiene más de dos décadas de antigüedad y fue diseñado para regular un mercado liberalizado, no para garantizar la expansión y actualización de infraestructuras tecnológicas ante desafíos como el 5G, la fibra óptica o la inteligencia artificial.

Este desajuste entre regulación y realidad ha provocado que los operadores europeos no puedan generar flujos de caja suficientes para financiar las enormes inversiones necesarias. Mientras tanto, otras regiones, como Estados Unidos y Asia, avanzan con mayor agilidad.

Europa corre el riesgo de convertirse en una zona rezagada tecnológica, especialmente si continúa arrastrando normativas rígidas y no adaptadas al actual dinamismo del ecosistema digital.

“La futura Ley de Redes Digitales debe ser una palanca para relanzar el sector, no un lastre heredado del pasado”, subraya Telefónica.

Principales propuestas de Telefónica

La compañía española detalla una batería de recomendaciones a corto y medio plazo para que la legislación sea útil y eficaz:

  • Simplificación regulatoria: menos burocracia, menos reportes obligatorios (proponen reducirlos en más de un 50%) y mayor libertad para innovar.
  • Desregulación progresiva: piden eliminar la intervención ex ante del regulador en mercados que ya son suficientemente competitivos, permitiendo que la competencia y el marco general de protección al consumidor sean los vertebradores del sistema.
  • Modernización del régimen de espectro: con licencias más largas, renovaciones automáticas y condiciones de asignación más razonables, que prioricen la eficiencia del despliegue frente a la recaudación fiscal.
  • Equilibro con los gigantes digitales (hyperscalers): Telefónica reclama que estos grandes proveedores (como Google, Amazon, Facebook o Netflix) que utilizan intensivamente las redes de telecomunicaciones, contribuyan de manera justa a su sostenibilidad, ya que generan una parte importante del tráfico.
  • Revisión del servicio universal: en lugar de imponer obligaciones costosas a las operadoras, proponen ayudas directas a los consumidores vulnerables para garantizar la conectividad.
  • Protección del consumidor proporcionada: pasar de normas sectoriales muy restrictivas a principios generales compatibles con una legislación armonizada en todo el mercado interior.

Además, Telefónica solicita la derogación de normativas obsoletas (como la habitual sobre itinerancia o la directiva sobre privacidad electrónica) y exige que cualquier nueva norma sobre ciberseguridad o gestión de red venga precedida por evaluaciones de impacto técnico y económico rigurosas, para evitar duplicidades legislativas o costes desproporcionados.

Europa, en juego su liderazgo digital

Telefónica advierte que Europa se enfrenta a una decisión histórica: reformar de forma integral su modelo digital o seguir perdiendo protagonismo en las grandes transformaciones del siglo XXI.

Actualmente, el 80% de las infraestructuras digitales más avanzadas son propiedad de empresas no europeas. La fragmentación del mercado y la carga regulatoria impiden que los operadores comunitarios desarrollen servicios a escala continental, limitando también la creación de un verdadero mercado único digital.

La Ley de Redes Digitales —que Bruselas espera presentar a finales de 2025— será clave para establecer ese nuevo marco.

Para Telefónica, si no se actúa con decisión, la brecha digital con Estados Unidos y Asia aumentará, comprometiendo no solo la competitividad, sino también la autonomía tecnológica europea, la ciberseguridad, la sostenibilidad y la igualdad de acceso a servicios digitales.

“Europa necesita una legislación que mire al futuro, no que se ancle en reglas pensadas para otro tiempo y otra economía”, concluye la compañía.

Con su postura pública, Telefónica pretende abrir un debate ambicioso en el seno de las instituciones europeas, llamando a todos los actores —privados, públicos y sociales— a construir un nuevo pacto digital europeo, centrado en la inversión, la innovación y el bienestar de los ciudadanos.

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