El casco futurista que cura los males del cerebro

Neuroelectrics, una joven compañía catalana creada por la economista Ana Maiques, se ha consolidado como un referente de la innovación en la neurociencia aplicada al sector médico. Sus productos se venden ya en hospitales, universidades y centros de investigación de todo el mundo

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Un casco futurista similar al que a veces llevan algunos futbolistas para protegerse de las lesiones en la cabeza. Este es el aspecto, a primera vista, de los productos que diseña, fabrica y comercializa Neuroelectrics, la empresa creada por la economista Ana Maiques en 2011 como spin off de Starlab, uno de los referentes de la investigación privada en España.

Pero detrás de estos dispositivos se esconde un proyecto de éxito en el sector de la salud, que en apenas cuatro años ha consolidado un modelo de negocio basado en la innovación. Por el camino, muchas horas para poder sacar al mercado equipos con un objetivo fundamental: acercar a cada vez más pacientes el estudio y el tratamiento de enfermedades mentales mediante tecnología no invasiva.

El lanzamiento de Enobio

Guillem Mitjá, responsable de la firma en Barcelona, cuenta a Economía Digital, con voz pausada, los frenéticos últimos cuatro años que ha vivido este proyecto nacido de la rama de Starlab dedicada a la neurociencia (la otra trabaja para el sector espacial). «Del lado comercial, empezamos casi desde cero, con un prototipo».

Tras focalizar los primeros meses en pruebas para obtener las licencias médicas pertinentes, en 2012 comenzaron a comercializar Enobio, un equipo portable que mide las señales cerebrales y las utiliza como medio de interacción entre el paciente y la máquina. Una aplicación muy útil para personas con parálisis, señala Mitjá; también para «el estudio de la epilepsia o el sueño».

Desde entonces, el aparato se ha integrado en numerosas investigaciones. Entre las últimas, una desarrollada conjuntamente por Neuroelectrics y la Michael J. Fox Foundation, que indaga sobre la vinculación entre los trastornos del sueño y el alzheimer.

Tratar la depresión o las adicciones

A continuación llegó Starstim, también un casco inalámbrico pero que iba un paso más allá. A través de corrientes eléctricas, este producto estimula ciertas partes del cerebro para tratar patologías como «la depresión, las adicciones o la rehabilitación después de un ictus», además de otras enfermedades neurológicas.

Aplicaciones todas ellas certificadas médicamente, apunta Mitjá, quien marca distancias con otros productos dirigidos a particulares («Nos salimos de los juguetes»). Hoy Starstim es líder en el mercado de la electro estimulación y desde la compañía preparan una nueva versión mejorada que se pondrá a la venta antes del verano.

Presencia internacional

Cuatro años después de su fundación, Neuroelectrics factura 2,5 millones de euros y vende sus productos a universidades, hospitales y grupos de investigación punteros de todo el mundo. Aunque también a centros del circuito sanitario local que apostaron por sus productos desde muy pronto, como el Vall d’Hebron, Sant Pau o el Hospital Clínic.

Lo hace desde sus sedes en Barcelona y Boston. Hasta los EEUU se trasladaron recientemente Maiques y su marido Giulio Ruffini, fundadores y principales accionistas de la compañía, conscientes del peso cada vez mayor que ganaban en el negocio los clientes al otro lado del Atlántico.

Aval científico y uso masivo

Hoy, esta empresa con 15 trabajadores (esperan incorporar a «entre cuatro y cinco» personas este año) vende casi a partes iguales a clientes estadounidenses y europeos, además de a hospitales repartidos por países tan distantes como Qatar, China o Australia. 

Un recorrido de varios años que ha permitido que, cada vez más, aparezcan publicaciones científicas en las que Enobio o Starstim son utilizados para estudiar múltiples patologías, aumentando la aportación al sector neurocientífico de sus productos, señalan desde la empresa. 

De cara a los próximos meses esperan, también, «un salto en el uso clínico de los equipos, para un uso más masivo», trasladando a cada vez más pacientes las posibilidades de una tecnología que sigue en pleno desarrollo.

Economía Digital

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