La sostenibilidad del crecimiento como objetivo de política económica

La prosperidad de nuestro país y de sus regiones está fuertemente vinculada a la sostenibilidad de su crecimiento en el tiempo y a la generación de rentas

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España ha sabido salir, después de gran esfuerzo por parte de la sociedad, de la peor crisis de los últimos años y hoy tiene la gran oportunidad de converger con Alemania, la principal economía de la zona euro.

Nuestra economía está registrando tasas positivas de crecimiento desde el último trimestre de 2013 y en 2017 habrá crecido por encima del 3% en su tercer año consecutivo, lo que nos está permitiendo recuperar los niveles de renta previos a la crisis. Este crecimiento es, además, generalizado en todas las regiones españolas; la casi totalidad de las mismas está registrando tasas de crecimiento superiores o muy próximas al 3%, garantizando de esta forma que los beneficios de la recuperación y del crecimiento estén llegando a todos los ciudadanos españoles.

Hay un hecho importante que apuntar: España no solo registra un ritmo de crecimiento fuerte, sino también superior al de la zona euro, creciendo en torno a 1,5 puntos por encima de la media. No cabe duda que mantener este sólido crecimiento de manera sostenida en el tiempo contribuirá a recortar el diferencial de renta con las principales economías europeas, consiguiendo eliminarlo en el medio plazo.  La prosperidad de nuestro país y de sus regiones está, por tanto, fuertemente vinculada a la sostenibilidad de su crecimiento en el tiempo y a la generación de rentas.

Gráfico 1: La sostenibilidad del crecimiento como objetivo de política económica

Este periodo de fuerte crecimiento no es fruto de factores coyunturales; es el resultado de las profundas reformas estructurales aplicadas durante los últimos cinco años y que han incrementado el potencial de nuestra economía. Unas reformas que han sido mucho más intensas que en la mayoría de los Estados miembros de la UE y que han tenido un impacto significativo en áreas como el mercado de trabajo, el energético, el sistema financiero, las pensiones y el marco fiscal.

Estas reformas también han permitido un cambio en el patrón de crecimiento –ahora más equilibrado– basado tanto en la demanda interna como en la externa y por primera vez en la historia, la economía española registra a la vez tasas de crecimiento elevadas y superávit por cuenta corriente.

No me cabe duda alguna que la política fiscal ha tenido una contribución fundamental en la recuperación de la senda de crecimiento y de creación de empleo. Lo ha hecho a través de la reducción del déficit público, que en cinco años se ha reducido en más de la mitad, hasta el 4,3% del PIB en 2016, excluyendo la ayuda financiera.

Gráfico 2: La sostenibilidad del crecimiento como objetivo de política económica

Para ello se ha seguido un ajuste creíble y factible que ha permitido cumplir con nuestros compromisos en el marco del Procedimiento de Déficit Excesivo, ganando así una credibilidad perdida y haciéndolo a su vez compatible con la protección y el refuerzo del gasto social, manteniendo las infraestructuras básicas para la actividad económica.

La consolidación fiscal se ha basado en una sostenida reducción de la ratio de gasto público sobre el PIB, a un ritmo medio anual de un punto porcentual, mientras que la ratio Ingresos Públicos/PIB se ha mantenido relativamente estable. El ajuste del gasto ha recaído en las partidas no sociales y se ha conseguido ganando eficiencia en la prestación de los servicios públicos, en la reestructuración del empleo público y en una menor carga de intereses derivada de la menor prima de riesgo, entre otros elementos.

Mantener y reforzar el gasto social ha sido –y es– un objetivo prioritario del Gobierno de Mariano Rajoy; desde 2007, se ha incrementado en más de 57.000 millones de euros, pasando de representar el 57,7% del gasto total al 64% del mismo, con incrementos durante estos años en educación, sanidad y protección social, especialmente.

Gráfico 3: La sostenibilidad del crecimiento como objetivo de política económica

Es más, hay que destacar los esfuerzos acometidos en estas áreas en materia de empleo público y aunque si bien el número total de empleados públicos se ha reducido en alrededor de 249.000 personas entre 2011 y 2016, esta reducción no ha afectado a los sectores prioritarios, cuyo número de empleados se encuentra en niveles superiores a los de antes de la crisis.

Gráfico 4: La sostenibilidad del crecimiento como objetivo de política económica

El éxito de las reformas estructurales y de la consolidación fiscal se debe también a la participación y al esfuerzo hecho en todos los niveles de la Administración Pública española, que en un ejercicio de responsabilidad han adoptado las medidas necesarias para reducir su déficit público, proteger a sus ciudadanos más desfavorecidos y respaldando, en la medida de lo posible, su tejido productivo.

En un país con un nivel de descentralización tan elevado como es el caso de España y en el que las Comunidades Autónomas cuentan con autonomía financiera, solo una actuación coordinada y con el mismo objetivo de todas las Administraciones ha podido conseguir situar de nuevo a España y sus regiones en una senda de crecimiento.

En 2019, un año antes de lo previsto, el número de ocupados llegará a los 20 millones y la tasa de desempleo se situará cerca del 12%

Por eso, si la tendencia económica actual continúa, en 2020 España habrá encadenado siete años consecutivos de crecimiento positivo, ocho años consecutivos de cuentas exteriores equilibradas, habrá eliminado el déficit público y consolidado la tendencia decreciente de la deuda pública. Además, en 2019, un año antes de lo previsto, el número de ocupados llegará a los 20 millones y la tasa de desempleo se situará cerca del 12%, más similar a la de otras economías desarrolladas de nuestro entorno.

Por ello, garantizar la sostenibilidad del crecimiento debe ser ahora el principal objetivo de política económica, como vía para seguir convergiendo hacia los niveles de renta de las principales economías de la zona euro. Pero fundamentalmente, como vía para incrementar el bienestar y la mejora de la renta de los hogares españoles y conseguir la reducción del desempleo; es decir,  para conseguir que la mejora de nuestra economía llegue a todos nuestros ciudadanos.

El logro de este objetivo y, en consecuencia, el afianzamiento de la estabilidad y la credibilidad de nuestro país, pasa por no revertir la estrategia aplicada, lo realizado y que ha sido positivo. Lo contrario situaría a España en una situación de riesgo, pues lanzaría al mercado una señal de inestabilidad que generaría incertidumbre sobre el medio plazo.

No podemos seguir creciendo si uno de nuestros territorios se queda atrás, no podemos seguir si no vamos unidos

Creo sinceramente que España está mejor situada y es más fuerte, con bases más sólidas y duraderas que antes de la crisis. Ha sabido salir adelante trabajando con esfuerzo y sacrificio; un esfuerzo que ha sido del conjunto de la sociedad, del conjunto de las regiones, del conjunto de las Administraciones. Se ha aplicado una política sensata, en la que cada CCAA ha ayudado y el resultado es un resultado, por tanto, de todos.

Por esto mismo, no podemos seguir creciendo si uno de nuestros territorios se queda atrás, no podemos seguir si no vamos unidos. Juntos, haremos todavía un mejor país.

*Artículo publicado en mEDium, anuario editado por Economía Digital

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