El Santander acaba en los juzgados por su hipoteca más leonina

Banco Santander abre una defensa legal de las hipotecas “Tranquilidad” heredadas de Banesto y con las que el usuario paga más del doble del precio del piso

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Banco Santander afronta una ola de demandas por su hipoteca más sangrante, la que peor condiciones ofrece a los clientes, con condiciones más perjudiciales que cualquier cláusula suelo, según las fuentes consultadas. La hipoteca “Tranquilidad”, que el extinto Banesto vendió en masa entre 2007 y 2008, «castiga al usuario» con la mayor carga de intereses en España, según los abogados que han luchado contra cláusulas suelo, hipotecas multidivisa, preferentes y otros productos financieros controvertidos.

“Pedí una hipoteca de 152.000 euros y comencé pagando 620 euros al mes. Llevo diez años pagando. Mi última mensualidad fue de 797 y el mes que viene empiezo a pagar 820 euros. Aunque el euríbor suba o baje, la cuota siempre sigue subiendo. Tras pagar una década entera, apenas he amortizado el capital de 12.000 euros y sigo debiendo 140.000 euros”, explica María Ángeles Sánchez, una afectada por la hipoteca “Tranquilidad”

Hipoteca tranquilidad: «Llevo 10 años hipotecada y solo he pagado 12.000 euros de capital»

El banco de Ana Botín recibe demandas aisladas desde hace tres años, pero ahora se enfrenta a una acción colectiva presentada por la Asociación de Usuarios Financieros Asufin. La hipoteca “Tranquilidad” fue ideada por Banesto (absorbido por el Santander) en pleno boom económico. La entidad creó un producto con un interés fijo del 5% durante los primeros diez años con el que supuestamente protegía a los usuarios de los tipos más elevados que vendrían en el futuro. Los afectados nunca llegaron a entender las condiciones de la compra.

Condiciones confusas hasta para abogados

Tampoco sus abogados, que tuvieron que recurrir a economistas para comprender los cálculos financieros y términos de la hipoteca. «Nunca me dieron un contrato vinculante ni las tablas de amortización», explica la afectada, señalando una posible mala práctica. En ese momento, los pronósticos ya apuntaban a una bajada de tipos inminente, pero la entidad logró colar el producto de forma masiva.

Durante los primeros diez años, los usuarios prácticamente sólo pagaban intereses y amortizaban una cantidad risible de capital: apenas cinco euros al mes en las primeras cuotas. Las peores condiciones de estas hipotecas indican que, pase lo que pase, cada año la cuota sube un 2,5%. La hipoteca es un producto complejo e incluso los abogados especializados en querellas similares aseguran tener dificultades para comprender las condiciones y fórmulas fijadas en el producto financiero.

El plazo de vencimiento fija un máximo de 40 años, aunque puede cancelarse antes en función de los tipos de intereses pagados. Pero entonces, decenas de afectados podrían encontrarse con sorpresas desagradables. “La última letra podría ser de 20.000 y 30.000 euros por una de las condiciones enrevesadas escondidas en la hipoteca”, explica Arancha Jurado, la abogada que llevó por primera vez a juicio las hipotecas «Tranquilidad» en España.

Las demandas

Ahora, media docena de demandantes han llevado a juicio a Banco Santander, que absorbió a Banesto, con las hipotecas tóxicas incluidas. “La entidad ha propuesto negociar con algunos afectados pero las propuestas siempre han sido una pequeña baja del diferencial pero no han aceptado la devolución de los intereses cobrados de forma abusiva”, explica Patricia Suárez, presidenta de la Asociación de Usuarios Financieros, Asufin.

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La demanda presentada por la asociación ha sido admitida a trámite en los juzgados de Madrid. El banco asegura que acepta negociar con los clientes de forma individual las condiciones de la hipoteca. También explica que, al margen de las sentencias que ha perdido y que ha decidido recurrir, también ha ganado otras. Y, para demostrarlo, la entidad detalla seis casos judiciales en los que ha ganado la batalla a sus clientes por estas hipotecas.

Pero otras sentencias han obligado al Santander a reformular por completo las hipotecas y, en al menos dos casos, a obtener un interés residual. Sánchez espera que no sea su caso. “Quisieron negociar, pero ya no me importaba. Era una cuestión de principios. Es un producto completamente abusivo y descabellado. Ahora espero una sentencia justa”, asegura la afectada. “Hemos ganado en primera instancia y han recurrido. Espero que cobren sus intereses, pero no de forma abusiva». 

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