El duro saneamiento exigido por De Guindos precipita la batalla entre Rato y Olivas por Bankia

El banco revisa el valor de los bienes aportados por Bancaja a la fusión para cubrir contra reservas las pérdidas derivadas de la limpieza de su balance. El plan de saneamiento debe ser visado por el Banco de España y auditado

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El decreto de saneamiento forzoso de los inmuebles de los bancos impulsado por el Ministro de Economía Luis de Guindos ha sido el desencadenante del ajuste de cuentas en el seno de Bankia entre sus dos grandes socios Bancaja y Cajamadrid, o lo que es lo mismo entre la cúpula de la entidad valenciana, encabezada por José Luis Olivas, y el presidente del banco Rodrigo Rato. La disputa dirime cuál será el peso final de la caja levantina en el capital del nuevo grupo y en los órganos de control.

El fuerte saneamiento que se ve obligado a hacer el nuevo grupo raíz de esa norma, cercano a los 10.000 millones de euros, se ha realizado ya en gran parte contra los recursos propios de BFA, la matriz de Bankia, para evitar hacerlo contra los resultados y por tanto entrar en pérdidas. Pero el decreto no permite este tipo de limpiezas contables y exige que se acometan básicamente contra beneficios o contra excedentes de capital.

La maniobra de Rato, muy cuestionada dentro del sector y en el propio Ministerio de Economía, se ampara técnicamente en que los ajustes relativos a la valoración de los activos de las siete cajas que dieron vida a Bankia en 2010, ha habido que rehacerlos en 2011, algo que permite la normativa contable, según Bankia.

Enorme saneamiento

Pero el ajuste con cargo al patrimonio en 2011 no es un retoque, ronda los 4.000 millones según algunos medios, y dada su magnitud implica volver a valorar gran parte de los bienes de Bancaja, la entidad más expuesta al ladrillo, sobre todo al suelo, y su participación en el intervenido Banco de Valencia. Sólo ésta entidad arrastra un agujero de al menos 1.000 millones de euros. Fuentes cercanas a BFA quitan trascendencia a la auditoría aprobada y a su importancia dentro del proceso de saneamiento del banco que preside Rato y circunscriben su objetivo a valorar el peso real del Banco de Valencia.

El Gobierno está dispuesto a aceptar que Bankia acometa ligeros ajustes con cargo al patrimonio pero no grandes dotaciones que desvirtúen el sentido del decreto, según fuentes solventes. Sólo una demostración contable evidente de que las valoraciones realizadas en 2010 para crear el nuevo banco eran manifiestamente erróneas puede facilitar una solución a este pulso entre Rato, Olivas y el propio Ministerio de Economía.

Bankia, al igual que todos los bancos del país, tiene hasta finales de marzo para presentar de forma detallada al Banco de España el plan de saneamiento que debe acometer para ajustarse al decreto. Además, ese esquema de provisiones debe estar debidamente auditado y por tanto debe incluir el valor ajustado de los bienes aportados a la fusión, su valor revisado y las nuevas dotaciones realizadas para cumplir con el real decreto impulsado por De Guindos. El organismo que preside Miguel Ángel Fernández Ordoñez debe dar el visto bueno a los planes de saneamiento de cada entidad.
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En esto se encuentra Bankia ahora, poniendo en marcha una auditoria que Bancaja se niega a aceptar por considerar que incumple los pactos y el reparto de poder que dieron lugar al nacimiento del cuarto banco del país.

Economía Digital

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