Qué es lo que no hay que hacer al contratar un minicrédito

Los minicréditos pueden ayudar a solucionar una emergencia económica, pero sus altos intereses y la poca confiabilidad de algunos prestamistas llevan a extremar las precauciones

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A mediados de diciembre de 2015, la asociación de consumidores de la banca ADICAE estrenó un documental titulado El Descrédito, una película filmada para alertar sobre los peligros de los créditos rápidos. En paralelo, esta organización publicó un manual en el que criticaba abiertamente a las empresas privadas que conceden minicréditos, pues considera que estas compañías aplican intereses abusivos y no verifican correctamente el perfil de riesgo de sus clientes.

No es la primera vez que una organización de consumidores se muestra crítica con estos productos de financiación urgente. La OCU, por ejemplo, aconsejaba en 2014 no caer en la tentación de pedir mini préstamos sin papeleos. «Las empresas que conceden estos microcréditos prácticamente no exigen garantías», argumentaba.

Sube la demanda

Sin embargo, la demanda de estos préstamos no ha parado de crecer durante los últimos años, debido a la dificultad de conseguir financiación rápida a través de las entidades bancarias.

Conseguir un minicrédito es más sencillo que obtener un préstamo bancario, ya que las empresas que ofrecen estos productos no exigen unos requisitos tan estrictos. Sin embargo, si se quiere contratar un mini préstamo, es importante tomar ciertas precauciones para evitar contraer una deuda excesivamente elevada.

Obtener un minicrédito sin pillarse los dedos

En primer lugar, es recomendable comprobar que la empresa prestamista es legal y fiable. Si se contrata online, sólo hay que mirar la barra de navegación y verificar si en ella aparece un candado verde y una dirección que empiece por «https». Si la página cumple con esos dos requisitos, significará que pertenece realmente a la empresa y que utiliza un sistema cifrado, que impide que otra persona conectada a la misma red acceda a los datos personales y bancarios del solicitante.

Otro aspecto a tener en cuenta es que una compañía legal nunca pedirá que se le abone una cuota antes de ingresar el minicrédito.

Conocer los límites

En segundo lugar, nunca hay que pedir más dinero que el que se necesite. Los minicréditos suelen tener un interés bastante elevado (sobre el 1 % diario), así que si se pide un importe muy alto, se tendrá que pagar mucho dinero en intereses.

En cuanto al plazo de reembolso, hay que seleccionar un día de vencimiento posterior al día que se cobre la nómina, pensión, prestación o cualquier otro tipo de ingreso. De lo contrario, se podría incurrir en impago y la empresa aplicaría intereses de demora que encarecerían (y mucho) el precio del mini préstamo.

Evitar el círculo vicioso

Tampoco se debe pedir un minicrédito si no se dispone de un nivel de ingresos suficiente para devolverlo. Muchas personas contratan un mini préstamo sin disponer de ingresos y, llegado el día de vencimiento, son incapaces de pagar la cuota correspondiente, lo que les genera un problema de endeudamiento grave.

Uno de los culpables de esta situación es la empresa, que no ha analizado correctamente el nivel de solvencia del solicitante, pero el cliente también la tiene, pues nunca tendría que haber pedido un minicrédito si no podía pagarlo.

Otra mala práctica que suelen realizar los consumidores de este tipo de productos es contratar este tipo de préstamos para pagar otros minicréditos. Esto es sumamente peligroso, pues supone crear una cadena de endeudamiento muy difícil de romper. De hecho, los propios prestamistas desaconsejan utilizar sus minicréditos para este fin, y recomiendan utilizarlos solo para hacer frente a imprevistos económicos puntuales. 

 

Economía Digital

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