La reputación bancaria toca fondo

Los conflictos judiciales de BBVA y Santander, los pobres resultados, el cobro por los depósitos y el castigo en Bolsa arruinan la confianza en el sector

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Habría que remontarse muchas fechas atrás para encontrar una semana con más adversidades para el quehacer diario de la banca. Las hostilidades judiciales que afectan a BBVA y Santander, con las escuchas del comisario Villarejo a los “enemigos” de Francisco González y el banco vasco, por un lado, y la defensa del Santander en el contencioso que mantiene con el que iba a a ser su consejero delegado desde enero, Andrea Orcel, se han recrudecido.

Por si fuera poco, se han extendido, de refilón, a Bankinter. Su principal accionista, Jaime Botín, está acusado de un presunto delito de contrabando cultural. La reputación del sector no ha pasado por peor momento. Pero no acaban ahí las desdichas para sector. Mario Draghi dejó entrever el jueves que es capaz de bajar en 10 puntos básicos (0,10%) el precio del dinero a la vuelta de vacaciones, algo que ha obligado a decir el un primer ejecutivo del sector que “el negocio bancario ha dejado de ser negocio”.

Los resultados del primer semestre de los bancos cotizados dejan mucho que desear, salvo algunas (pocas) excepciones y los inversores no quieren saber nada de los valores financieros. Por si fuera poco, está abierto el debate acerca de si las entidades cobrarán a los particulares por tener el dinero en los bancos. ¿Se puede pedir más?

La banca y su reacción a la opinión pública

La reputación bancaria es uno de los temas recurrentes en la presentación de resultados de los últimos trimestres. Tanto como la formación de un Gobierno estable.

En estos últimos días, cuatro entidades han rendido cuentas semestrales a sus accionistas y al mercado. Aunque José Antonio Álvarez, consejero delegado de Banco Santander, no ahondó mucho en el tema, en el recuerdo de todos están las palabras de Ana Patricia Botín en la presentación de los resultados anuales, en enero pasado: “A los periodistas les gusta contar lo negativo; las noticias positivas del sector no ayudan a vender periódicos”.

Gonzalo Gortázar, consejero delegado de Caixabank, se mantiene en sus trece. Hay que enganchar al toro por los cuernos y dejar de quejarse. “En su lugar hay que dar un mejor servicio a los clientes. Que la población perciba que hay un cambio de verdad”. Lo dijo en junio pasado, en una reunión organizada por la APD y en Valencia, en la presentación de las cuentas semestrales, lo repitió: “Es lo único que puede cambiar la mala imagen del sector”.

El consejero delegado de Banc Sabadell, Jaime Guardiola, asegura que “las malas prácticas bancarias de otros tiempos han desaparecido, pero ganar reputación es un proceso lento”. Reconoce que, “en general, el sector tiene mala reputación, pero no cuando el cliente acude a su sucursal”. María Dolores Dancausa, consejera delegada de Bankinter, ha destacado por su defensa del sector y reivindica siempre que puede el “importante papel que ha desempeñado en el impulso de la economía española”, sin esconder su preocupación por los difíciles momentos por los que atraviesa.

El próximo duelo de los bancos

La próxima batalla que tendrá que librar la banca  para tratar de mejorar su imagen es consecuencia de los tipos de interés, que lastran el margen de intereses. A Draghi le quedan dos consejos de gobierno al frente del BCE antes de decir adiós a ocho años de mandato: los días 12 de septiembre y 24 de octubre. Amenaza no con seguir regalando el dinero (está al 0% desde marzo de 2016) sino con prestarlo y dar un 0,10% de intereses. Lo nunca visto.

Ante esta posibilidad y teniendo en cuenta que la remuneración de los depósitos bancarios está entre el 0,4% y el 0,06% en la actualidad según los últimos datos del Banco de España, las entidades financieras no cierran las puertas a cobrar por custodiar los ahorros de los ciudadanos. Es sólo una posibilidad, remota, pero las puntas de tesorería de las empresas van a ser las próximas víctimas.

Las consecuencias de esta explosiva mezcla de realidades y posibilidades futuras han sumido en una profunda depresión a los inversores, que huyen de los valores financieros. En la sesión del viernes las caídas fueron generalizadas: de entre el 0,77% del Santander, hasta el 6,66% de Caixabank. Ni siquiera las entidades que obtienen la mayor parte de sus beneficios fuera de la influencia del euro se han salvado.

En lo que va de año, únicamente el Santander (+5,29%) y BBVA (+7,39%) se han librado de la desbandada de los inversores. Otros, como Unicaja, acumulan una caída en el año del 32,94% de su valor de mercado. O el 25,60% de Caixabank. O el 24,27% de Bankia. La banca ha marcado ya sus límites de resistencia. Es un mensaje para Draghi y su sucesora, Christine Lagarde.

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