Directivos de EiDF compran acciones y tratan de frenar la sangría en bolsa

El consejero Bruno Díaz y la secretaria del consejo de administración, María Carmen Costas, han desembolsado casi 183.000 euros en acciones de EiDF tras su descalabro en el BME Growth

Fernando Romero, CEO de EiDF Solar, durante su intervención en unas jornadas organizadas por El Economista / EiDF

Fernando Romero, CEO de EiDF Solar, durante su intervención en unas jornadas organizadas por El Economista / EiDF

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Ola de compra de acciones en la cúpula de EiDF. Su consejero Bruno Díaz, a través de la sociedad Sigma Energy Consulting Corporation, y su secretaria del consejo de administración, María Carmen Costas, han adquirido casi 22.000 títulos de la compañía entre las jornadas del miércoles y el jueves después de haber perdido casi el 88% de su valor desde su vuelta al mercado.

Bruno Díaz desembolsó 178.600 euros para hacerse con 20.000 títulos de la compañía este miércoles. Las operaciones se ejecutaron a un precio medio de 8,93 euros por acción, tal y como constaba en los registros de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) este miércoles.

El consejero de EiDF compró en un momento en el que las acciones de la compañía cotizaban ya lejos de los 29,76 previos la suspensión en bolsa, pero que, no obstante, duplican a los 4,25 que registra a media sesión de este jueves. Y es que la compañía, que cayó un 70% el lunes, un 56,3% el martes y otro 3,9% este miércoles, ha retomado la senda de las subidas este jueves.

No en vano, EiDF se dispara un 13,2% a media sesión y se acerca a los 4,49 euros que, de media, ha abonado María Carmen Costas por cada una de las 1.068 acciones que, según la CNMV, ha adquirido este jueves.

Del informe con salvedades al ‘forensic’

Esta ola de compras se ha producido después de que los títulos de la compañía hayan encajado, aparentemente, el grueso de su retroceso en bolsa ante las advertencias de la PwC, la CNMV y Deloitte. El primero, el auditor escogido para preparar su ascenso al Mercado Continuo primero se negó a firmar las cuentas mientras no dispusiese de información adicional y, posteriormente, sí lo hizo, si bien emitió un informe con salvedades.

Por su parte, el regulador bursátil avisó antes de la vuelta de EiDF al parqué de que la documentación aportada hace dos semanas contiene «omisiones muy importantes», una postura contra la que se rebeló EiDF. Según la empresa, el regulador ha cambiado de parecer respecto a su postura inicial para que «en lugar de un resumen del forensic, se interese -una vez auditadas y publicadas las cuentas del ejercicio 2022, única razón en la que se basó la suspensión de la cotización de los títulos de EiDF, decretada en el ya lejano 14 de abril-, una reproducción literal de pasajes que el supervisor ha seleccionado previamente -a su criterio- o de la totalidad del resumen ejecutivo del forensic en cuestión, lo que supone una “imposición” de lo que ha de publicarse, sin margen de libertad alguno para la compañía».

La CNMV hacía referencia al informe forensic de Deloitte en el que se reflejaba un supuesto «falseamiento de documentos» y facturas por trabajos no realizados. En el documento también se alertaba de debilidades en el control interno y en la disciplina contable y de «documentación que no reflejaría fielmente la realidad, bien sea porque la sociedad podría haber falsificado o modificado dicha documentación o por otras causas (en algunos casos, según la información recibida por EiDF), por errores humanos», revelaba la CNMV. En este sentido, la institución que preside Rodrigo Buenaventura también ponía de relieve la existencia «facturas y pagos por servicios que podrían no haberse prestado o no estar justificados».

Leer más: Deloitte detecta contratos irregulares de EiDF con una empresa vinculada a la familia del dueño

En paralelo, la CNMV hacía referencia a «situaciones en las cuales el importe facturado de la obra no se corresponde con el coste incurrido a la fecha de facturación, provocando así un desajuste en el grado de avance real de la obra y los mayores ingresos reconocidos por ésta». «Hay obras en las que a pesar de que se produce facturación, los costes registrados carecen de razonabilidad económica y operativa, por lo que el ingreso registrado por el grado de avance no reflejaría la realidad de la obra», subrayaba la CNMV.

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