DomusVi está “encantada” de ganar millones cuidando ancianos

Josefina Fernández, la consejera delegada de DomusVi, advierte que, sin embargo, medicalizar las residencias encarecería “significativamente” las plazas

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No solo está “orgullosa” de lo preparada que llegó DomusVi a la crisis sanitaria provocada por el coronavirus, también está «encantada» de obtener millonarios beneficios “cuidando a los que más lo necesitan”. Así se pronunció la consejera delegado del mayor grupo de residencias de mayores de Galicia y España en una comisión parlamentaria que acabó en bronca, con el popular Diego Calvo, que preside el organismo, pidiendo perdón en nombre de los grupos políticos a la jefa de DomusVi, en cuyas residencias fallecieron centenares de ancianos.

Lo hizo después de que el portavoz socialista, Pablo Arangúena, acusara a la empresa de Josefina Fernández de tributar en «paraísos fiscales» y le preguntara si su negocio «mejoró» a raíz de su «relación personal» con el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, así como por los motivos de que la mujer del presidente del Parlamento, Miguel Santalices, forme parte del comité de ética de DomusVi. Calvo reprendió a Arangüena recordándole que no estaba en una comisión de investigación y le indicó que «si tiene alguna cosa que quiera denunciar o demostrar, tiene otras vías».

Cuando pidió perdón a Fernández en nombre de los miembros de la comisión, PSOE y BNG, que fue más moderado en su intervención, censuraron el gesto.

No le averguenza ganar dinero

Al margen del encontronazo, los mensajes de Josefina Fernández fueron claros: una defensa del modelo de colaboración público-privada para la gestión de los cuidados a la tercera edad; una defensa de la gestión de DomusVi pese al gran número de fallecidos –127 en Galicia en la primera ola–; y una apelación a causas externas para explicar las muertes en sus centros. La más obvia fue que allí reside población especialmente vulnerable al Covid-19, es decir, mayores; pero también que el mando único del Gobierno central no les facilitó un protocolo a seguir o que algunas familias no entendieron la necesidad de no visitar a los usuarios.

También ha admitido que a su empresa “está encantada” y «no le avergüenza» ganar dinero «cuidando a los que más lo necesitan», puesto que es «algo maravilloso», a lo que ha añadido el «orgullo» que le causa haber traído a Galicia «capital extranjero» hasta ser «la primera empresa de geriatría». «Pero siempre con una cosa encima de la mesa: la atención de calidad a los mayores».

Medicalizar las residencias, mucho más caro

Josefina Fernández advirtió que la colaboración público-privada en el sistema de residencias sitúa su coste «en niveles razonables» y cambiarlo podría hacerlas «inalcanzables». En este sentido, señaló que medicalizar los centros supondría «duplicar el gasto en salud» o «aumentar de forma muy significativa» el precio de cada plaza.

«Cuando se deja andar a la imaginación, en vez de avanzar sobre estudios serios de servicios y en vez de programar residencias reales, se programan paraísos terrenales. Se recurre fácilmente a la idea de estatalizar el servicio (…) y se deja hablar de coste para solo hablar de derechos», remachó.

Los geriátricos no son hospitales

La consejera delegada de DomusVi comenzó su intervención expresando sus respetos y condolencias a las personas que perdieron la vida durante la pandemia y consideró que los problemas de sus residencias «no eran estructurales ni se debían a la adecuación del modelo«, sino a «una pandemia que jamás se había vivido y a la forma específica de cómo se gestionó en España».

Así, ha incidido en que los geriátricos no están concebidos «para hacer frente a procesos infecciosos» ni son «hospitales para personas mayores, ni centros de paliativos, ni para enfermos terminales». «En ningún caso sustituyen ni deben sustituir las funciones del sistema público de salud, al que los mayores tienen el mismo derecho de acudir como cualquier ciudadano», ha continuado.

Por esto mismo, la consejera delegada de DomusVi ha denunciado que las residencias fueron «víctimas de un traslado intencionado e injusto de las responsabilidades sobre la gestión de la pandemia», frente al hecho de que «nadie en absoluto se adelantara a la alarma sanitaria» que llegaba desde China.

Según sus palabras, se les trató «como si nosotros fabricásemos el Covid por la noche y se lo pasásemos a los mayores por la mañana». «No señores, el Covid no es cosa nuestra«, ha apostillado.

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