Ribera Salud: crisis reputacional en la pieza clave de Vivalto Santé para duplicar su cifra de negocio en un año

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Ribera Salud cambió de dueño en 2022 al aunarse dos intereses: el de Centene Corporation por redimensionar el grupo desprendiéndose de activos en Europa para ensanchar sus márgenes y, de paso, rebajar algo de deuda; y el de Vivalto Santé por redimensionar su grupo, pero para engordar, crecer mediante compras. A los norteamericanos no les fue todo lo bien que desearían desde entonces, pues la compañía se depreció en bolsa más de un 50% en los últimos tres ejercicios. Los franceses pusieron todo su empeño en aumentar de tamaño y, desde luego, lo hicieron. En el año que compraron Ribera Salud cerraron otras dos operaciones que le permitieron prácticamente duplicar su facturación.

Además de la compañía española, compraron Lusíadas, el tercer grupo hospitalario privado de Portugal, con el que sumaron 11 centros a su red. También adquirieron Grupo CIC, con tres clínicas y 140 trabajadores en Suiza, que les permitió avanzar en su expansión con Europa junto a Pro Diagnostic Group, la filial de Ribera Salud con servicios en Eslovaquia y República Checa. En un año, Vivalto Santé pasó de facturar 1.200 millones a 2.500 millones.

El grupo español, cuyo origen enraíza en la apuesta de Eduardo Zaplana por armar un hospital de titularidad pública con gestión privada –el modelo Alzira–, fue la pieza clave de este vertiginoso crecimiento. Aquel curso aportó 874 millones a los ingresos de Vivalto Santé, no demasiado lejos de los 1.300 millones que facturó el holding en Francia y por encima de los 344 millones que aportó Lusíadas y de los 56 millones de CIC. Pasados los años, Ribera Salud continúa como la segunda fuente de ingresos del grupo francés, con una aportación de 792 millones en 2024, cerca del 30% del volumen de negocio.

Aterrizaje tranquilo

El aterrizaje de Vivalto Santé en España tuvo una fase de calma y otra de turbulencias. La primera etapa fue continuista, apoyándose en la gestión que estaban desempeñando el entonces presidente de Ribera Salud, Alberto de Rosa, y la consejera delegada, Elisa Tarazona. La compañía mantenía un fuerte ritmo de expansión que lo llevó a convertirse, por ejemplo, en el primer grupo sanitario privado de Galicia con la compra de Povisa, Polusa y el Juan Cardona. La compañía francesa creó una filial en Madrid, Vivalto Santé España, de la que pasó a depender el holding madrileño Primerosalud, del que cuelga el grupo Ribera Salud.

Emanuel de Geuser, el CEO de la compañía francesa, es el administrador único de la filial española, que en el momento de su creación (no de su constitución, pues lo que hicieron fue renombrar una filial ya existente, Global Bistrita) contaba con más de 50 millones en activos y dependía de Vivalto Santé Holding 3, con domicilio social en París.

De crisis en crisis

Pero hubo una segunda fase que se precipitó este 2025, con el despido el pasado mayo de Tarazona y De Rosa. Como explicó este medio, la compañía les atribuyó un «incumplimiento muy grave» en los deberes de lealtad y diligencia, aunque entonces no desveló estos motivos de manera clara. Se limitó a señalar que pretendía «reforzar las sinergias y el alineamiento estratégico con la cultura corporativa del grupo francés». El vuelco en la cúpula convirtió a Emmanuel de Geuser en el presidente de Ribera Salud y a Pablo Gallart en su consejero delegado. Aunque seguramente hubiera otras, de puertas afuera esta fue la primera decisión de calado que tomó Vivalto Santé desde que tomó el control del grupo español.

Se puede decir que De Geuser fue de crisis en crisis, pues poco después de asumir la presidencia y nombrar CEO a Gallart salieron a la luz las grabaciones en las que el antiguo director financiero de Ribera Salud instaba a la dirección del Hospital de Torrejón a engrosar las listas de espera y descartar procedimientos no rentables para mejorar los números del centro.

El primer ejecutivo de Vivalto Santé salió al escenario en defensa del CEO. De Geuser emitió un comunicado en el que lamentaba «las filtraciones malintencionadas y la interpretación interesada de las palabras» de Gallart. Añadía que se habían publicado de manera descontextualizada, «con ánimo de perjudicar el prestigio personal y profesional tanto del CEO como de la propia empresa«. E insistía en que «los resultados de la auditoría interna efectuada por Ribera avalan la buena gestión asistencial del hospital», en la que «no se ha cambiado proceso de triaje alguno, no se ha reutilizado material sanitario alguno, ni se ha manipulado el criterio de asistencia». El espaldarazo al consejero delegado fue, de puertas afuera, la segunda decisión de calado tomada por Vivalto Santé en Ribera Salud.

Los números de Vivalto Santé

Decía el CEO de Vivalto Santé y presidente de Ribera Salud en una publicación del propio grupo que son el séptimo grupo hospitalario privado de Europa, superando el centenar de centros gestionados. La compañía opera en seis países, suma 10.700 plazas hospitalarias y cuenta con unos 28.000 trabajadores. En 2024 atendió a cerca de seis millones de pacientes y alcanzó una cifra de negocio de 2.750 millones, un 28% en el mercado español.

Fundado hace 16 años, Vivalto Santé cuenta con un accionariado conformado por médicos, al que se suman inversores institucionales como IK Partners, Mubadala y Arkea Capital (Crédit Mutuel).