Hospitales, AVE, depuradoras, eólica marina… El negocio gallego que Ferrovial quiere controlar desde Ámsterdam

El grupo de la familia Del Pino redujo su actividad en la comunidad con la venta de Cespa y los servicios de conservación de infraestructuras, pero presentó dos grandes proyectos de eólica offshore

Junta de accionistas de Ferrovial, con Rafael del Pino en primer plano / Ferrovial

Junta de accionistas de Ferrovial, con Rafael del Pino en primer plano / Ferrovial

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El Gobierno ha subido los decibelios con Ferrovial al mismo tiempo que la compañía ratificaba su intención de establecer su sede en Ámsterdam, una plaza financiera reconocida por multinacionales de todo pelaje por sus facilidades tributarias para los dividendos y para los movimientos de capital de los holding, y favorecida por el menor atractivo de Londres tras el brexit. La mudanza a los Países Bajos, que debe ser confirmada en junta de accionistas, hizo que Nadia Calviño recordara a Rafael del Pino que la empresa que preside «le debe todo a España». Hizo referencia la vicepresidenta primera del Gobierno a «las inversiones públicas financiadas por todos los españoles» que permitieron medrar al grupo, uno de los grandes constructores de infraestructuras y prestador de servicios a multitud de administraciones.

La salida implicaría que una compañía de 7.550 millones de ingresos, 26.000 millones en activos y más de 6.000 trabajadores en España, traslade su sede de Madrid a Ámsterdam. Parte del abultado volumen de negocio procede de Galicia, territorio donde Ferrovial tuvo más predicamento años atrás, antes de que el proceso de desinversión en su división de servicios se llevara por delante a Cespa, la filial de medioambiente que gestionaba diversos servicios de recogida de residuos, limpieza viaria o mantenimiento de jardines en la comunidad (tuvo contratos en A Coruña, Vigo, Pontevedra, Ourense o Vilagarcía, además de la recogida de basura del Consorcio As Mariñas). El grupo traspasó la división de medioambiente a PreZero International, empresa de Grupo Schwarz, por 1.032 millones en 2021. Lo mismo hizo con la división de mantenimiento y conservación de infraestructuras, que acabó en manos de Portobello.

Tras la venta de estas dos áreas de actividad, con una presencia relevante en Galicia, Ferrovial siguió contando con negocio en la comunidad, que engloba desde obras vinculadas al desarrollo de la alta velocidad ferroviaria a una red de depuradoras, pasando por los servicios concesionados del Complexo Hospitalario Universitario de Ourense. En 2014, la compañía se hizo con los servicios no asistenciales en los centros hospitalarios de la tercera mayor ciudad gallega por 146 millones. El Sergas le encargó el suministro energético, el mantenimiento, la limpieza y la seguridad en los hospitales Nosa Señora do Cristal, Santa María Nai y Santo Cristo de Piñor.

De los residuos al agua

Ferrovial exploró en Galicia lo sólido y lo líquido. El grupo construyó cuatro depuradoras de aguas residuales en Galicia. Dos de ellas están en A Coruña: la EDAR de Bens,  que trata aguas procedentes de A Coruña, Oleiros, Arteixo, Cambre y Culleredo; y otra de carácter industrial e integrada en el núcleo urbano. Se trata de la estación de depuración de la fábrica de Estrella Galicia, asentada en una parcela de unos 600 metros cuadrados.

A estas dos se suma la estación de tratamiento de aguas potables de Ourense, con captación y bombeo desde el río Miño, que gestiona actualmente Viaqua. La adjudicación de estas infraestructuras se la llevó Cadagua, la filial de diseño e instalación depuradoras del grupo, que en su momento también estuvo al frente de la EDAR de Guillarei, en Tui.

El viaje en tren de Ferrovial

Llevaba tiempo Ferrovial sin pescar grandes contratos de obra pública en Galicia. Cortó la mala racha recientemente, cuando Adif le adjudicó la remodelación y modernización de la estación ferroviaria de A Coruña para adaptarla a la alta velocidad. La obra, de 72,5 millones, tiene un plazo de ejecución de 42 meses, por lo que la familia Del Pino podría acabarla con su sede ya en Holanda. En todo caso, el encargo de Adif da continuidad a obras pasadas de Ferrovial vinculadas al AVE a Galicia, como la del túnel do Espiño, en Ourense, puerta de entrada de la alta velocidad a Galicia. El grupo se encargó de construir la plataforma de un tramo de 8,10 kilómetros con un presupuesto de 100 millones de euros.

No hubo en los últimos años adjudicaciones de gran valor. En los archivos de la Federación Gallega de la Construcción solo constan dos grandes contratos del grupo en la comunidad en el año 2018 que sumaban algo más de 35 millones, además de otro de 1,7 millones dos años antes. El resto del tiempo hubo sequía, a pesar de las grandes inversiones del AVE.

Eso sí, Renfe encargó a Ferrovial los servicios a bordo de Larga Distancia y AVE en 2021, un contrato de 272 millones que incluye las cafeterías o la atención al cliente y que ya venía prestando con anterioridad el grupo de infraestructuras.

La eólica marina

La nueva etapa de todo, de la economía y de Ferrovial, ha supuesto la entrada de la compañía en la eólica marina, al menos, como carta de intenciones. De hecho, es la tercera mayor promotora de parques offshore en Galicia, pues ha presentado dos proyectos al Ministerio de Transición Ecológica frente a las costas de Lugo y Pontevedra. El primero pretende instalar 495 megavatios al este de Estaca de Bares (misma zona que Iberdrola y Cobra) con 33 aerogeneradores; el segundo, plantea 510 megavatios a 40 kilómetros de las Illas Cíes con 15 aerogeneradores. Queda por saber si estos parques saldrán adelante y si, de hacerlo, Ferrovial los controlará desde Madrid o desde Ámsterdam.

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