Repsol y el boom del hidrógeno y los biocombustibles: “Usemos sus ventajas para una transición ordenada”

La compañía se marca como objetivo elevar la presencia de biocombustibles en los carburantes de sus estaciones de servicio del 10% actual al 28% en 2030

Imagen de los laboratorios del Repsol Technology Lab en Móstoles

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Repsol entra de lleno en la transición energética. La histórica petrolera española proyecta inversiones en Galicia tanto para la producción del hidrógeno como de biometano o biocombustibles mediante las cuales se embarca en una nueva era dentro de su hoja de ruta para alcanzar las cero emisiones netas en el año 2050.

La compañía tiene en la Comunidad de Madrid su particular banco de pruebas para testar nuevas fuentes de energía. Allí despliega el Repsol Technology Lab. Ubicado en Móstoles, Repsol emplea en este centro de investigación a cerca de 230 científicos y tecnólogos que buscan soluciones tecnológicas disruptivas centradas en la descarbonización, la eficiencia energética y la economía circular. 

Dolores Cárdenas, product designer del Repsol Technology Lab, ha explicado en una entrevista con Economía Digital Galicia que en este centro se prueban «todos aquellos proyectos que son puntas de lanza». Para ello, la empresa se vale de un «número importante de investigadores apoyan a los negocios industriales de la compañía» y de distintos laboratorios para experimentar con materias primas líquidas y sólidas así como de laboratorios para hacer pruebas de transformación y una treintena de plantas de piloto. Estas instalaciones se complementan con otras que brindan «la red de contactos externos» de Repsol para, por ejemplo, testar combustibles para aviones.

El potencial de los biocombustibles

Como materias primas para estos biocombustibles, la compañía utiliza desde residuos de podas hasta purines o residuos de la industria agroalimentaria, pasando por, incluso, el propio aceite de cocina ya usado. De ellos salen productos como el bioglp, el bionafta, el bioqueroseno o el diésel renovable.

Estos biocombustibles no forman parte de los planes de futuro de Repsol, sino también del propio presente. Tanto es así que todos los carburantes disponibles en las estaciones de servicio están compuestos en un 10% de biocombustibles en Repsol. Este porcentaje se va a ir elevando hasta el «28% en 2030», según revela Cárdenas, que, en paralelo, también destaca que ya son «más de 30» las estaciones de servicio que ofrecen combustible 100% renovable.

El objetivo de la compañía pasa por contar con medio centenar a final de año, de las cuales una se ubica en Galicia. Se trata de la de Coirós, que abrirá sus puertas la próxima semana. Con esta expansión, los biocombustibles se abren paso dentro de lo que Dolores Cárdenas define como «mix de convivencia entre biocombustibles, combustibles sintéticos, hidrógeno o la electricidad procedente de fuentes renovables».

«Cada aplicación tiene unas necesidades diferentes. En el caso de los camiones de carretera, los combustibles renovables y el hidrógeno son soluciones ya reales», destaca la investigadora de Repsol. «Usemos las ventajas de cada uno de ellos para hacer esta transición energética de manera ordenada», reivindica.

La apuesta de Repsol en A Coruña

Con la apuesta por los biocombustibles, Repsol avanza en materia de economía circular y, además, genera impacto positivo en las zonas en las que opera. Y es que la compañía prioriza la materia prima local en cada uno de sus complejos industriales. En el caso de A Coruña, la compañía procesó hace dos años el primer lote de aceite de fritura usado de cocina. Pero desde este pasado mes de junio, la compañía ha dado un nuevo paso en este sentido tras inaugurar su nuevo descargadero con capacidad de 75.000 toneladas anuales, que le permite recibir esta materia lipídica por vía terrestre.

Repsol ha destinado siete millones de euros de inversión a sus proyectos de biocombustibles en el complejo industrial de A Coruña, que el año pasado utilizó más de 195.000 toneladas de materia prima bio para la producción de biocombustibles. De cara a este 2023 que se encuentra a punto de finalizar, se espera que la cantidad que se eleve hasta las 265.000 toneladas, lo que representa un avance cercano al 30%.

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