Rescate millonario de Celsa a su siderúrgica gallega, en quiebra técnica

Celsa Atlantic, que controla la fábrica de A Laracha, triplicó sus pérdidas en 2020 hasta superar los 100 millones de euros en negativo, y recibió créditos del grupo por otros 200 millones

Imagen de archivo con una manifestación de la industria electrointensiva, con trabajadores de Alcoa, Ferroatlántica y Celsa / CIG

Imagen de archivo con una manifestación de la industria electrointensiva, con trabajadores de Alcoa, Ferroatlántica y Celsa / CIG

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Celsa espera el rescate haciendo lo propio con sus filiales. Ese podría ser el resumen de la situación actual del grupo siderúrgico, todo un gigante, pero con pies de barro si se atiende a su delicada situación financiera. Celsa Atlantic, la filial que controla la planta de A Laracha, es un buen ejemplo de la nueva dinámica en la que está inmerso el grupo de los Rubiralta a la espera del rescate de la SEPI

Al cierre del 2020, los ingresos de Celsa Atlantic, que desde hace unos años integra también la fábrica que el grupo tiene en Vitoria, ascendieron a 222 millones de euros, un 15% inferiores al ejercicio anterior. “Ello fue debido”, explica el grupo en su memoria, “a la desaceleración de la economía europea y española impactando negativamente en la evolución de precios en el sector del acero”. Todo ello hizo que Celsa Atlantic multiplicara por algo más de tres sus números rojos el año del Covid. 

Causa legal de disolución 

La compañía explica que los resultados de explotación negativos ascendieron en 2020 a 101,7 millones de euros, cuando un año antes, en la antesala del Covid, esas pérdidas se habían situado en los 29,2 millones. A 31 de diciembre de 2020 Celsa Atlantic presentaba tales pérdidas acumuladas que habían dejado reducido el patrimonio neto a un valor negativo de 27,8 millones de euros, cantidad inferior a la mitad del capital social de la compañía. 

Ahí fue cuando se encendieron las alarmas. De acuerdo con lo establecido en el artículo 363 de la Ley de Sociedades de Capital, Celsa Atlantic se encontraría en situación legal de disolución. Para mitigar dicho efecto, la matriz ha prestado apoyo financiero a la filial, “habiendo otorgado un importe acumulado a 31 de diciembre de 2020 en concepto de préstamos participativos de 200 millones de euros”, explica la memoria de Celsa Atlantic. 

Celsa Atlantic opera en España a través de sus plantas de A Laracha y Vitoria, centradas en la producción y comercialización de tubos de acero y de productos trefilados y laminados. 

La dura opinión de los auditores 

Los propios auditores de Celsa Atlantic, EY, llaman la atención sobre las dificultades que atraviesa la compañía, que “suponen una incertidumbre material que podría condicionar significativamente la capacidad de la sociedad para poder continuar operando bajo el principio de empresa en funcionamiento”.  

Todo ello, derivado en gran medida por la situación patrimonial y financiera tanto de la sociedad como del propio Grupo Celsa, con quien la filial tiene suscritos compromisos recíprocos de garantía financiera. Esto han desencadenado la negociación del proceso de reordenación de la estructura financiera con los grandes acreedores bancarios y la solicitud de acogerse al Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas. 

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