Feijóo da paso a Rueda con los barones del PP pendientes del reparto de poder

La dimisión de Feijóo, primer presidente de Galicia que renuncia, pone dos retos sobre la mesa para el PP: contener a Vox en España y mantener la unidad en Galicia

El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo (d), y el actual vicepresidente primero de la Xunta y su sucesor como presidente de la Xunta, Alfonso Rueda. - Álvaro Ballesteros -

El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo (d), y el actual vicepresidente primero de la Xunta y su sucesor como presidente de la Xunta, Alfonso Rueda. – Álvaro Ballesteros –

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Alberto Núñez Feijóo se convirtió este viernes en el primer presidente de Galicia que renuncia al cargo. Presentó su dimisión al presidente del Parlamento gallego, Miguel Santalices, a las 11 de la mañana de este viernes, iniciando su tercer acto de despedida desde que Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso cruzaron acusaciones en público y provocaron la crisis que acabó con la entonces cúpula del PP. Desde entonces, Feijóo anunció su salto a Génova al PPdeG, dimitió por incompatibilidad como presidente del partido en Galicia y, ahora, renuncia a la presidencia de la Xunta, que ostentó los últimos 13 años. En cada ocasión hubo tiempo para la emotividad, y todavía queda el congreso de mayo en Pontevedra que encumbrará a Alfonso Rueda como su sustituto y donde el dirigente de Os Peares volverá a tener protagonismo.

El quinto presidente de la Xunta se va invicto, tras haber igualado a Manuel Fraga en triunfos electorales, aunque no en años de mandato. En otra etapa de su larga despedida, Feijóo reivindicó la estabilidad y la cohesión social que atribuye a Galicia durante sus mandatos, para marcarse el objetivo de lograr amplias mayorías en España.

«Es el galleguismo entendido como casa común de todos los galleos, alejado de nacionalismos intransigentes y de centralismos de otros tiempos, sobre lo que se levanta una cohesión social clave para entender el tiempo que vive España. Ser distintos no implica ser hostiles a nadie, ni rechazar cambios, ni establecer fronteras, ni levantar trincheras. Si los gallegos lo hemos entendido así, tengo fe en que el conjunto de España también vuelva a hacerlo«, dijo.

El plan tiene como gran escollo la fragmentación política del Estado y los previsibles acuerdos con Vox en los distintos territorios para investir presidentes del PP. La entrada de la formación de extrema derecha en el Gobierno de Castilla y León precedió a la primera prueba electoral de Feijóo como líder de los populares, las elecciones andaluzas del próximo 19 de junio. Los resultados no pondrán en cuestión su liderazgo, pero probablemente harán inviable el discurso con el que tanto éxito ha cosechado en Galicia.

Feijóo receta unidad a Rueda

Feijóo se instala en Génova cuando ya había descartado emprender ese viaje. El dirigente gallego consideró que su renuncia en 2018 a suceder a Rajoy daba carpetazo a sus aspiraciones en Madrid, pero la caída de Pablo Casado le puso en bandeja el liderazgo del partido. Este viernes volvió a aludir a esa responsabilidad no buscada para justificar su marcha de la Xunta y, en consecuencia, la desestabilización del Gobierno gallego: «Nunca pensé que pronunciaría estas palabras de renuncia en estas circunstancias. Pero tampoco llegué a imaginar que la política en España, el servicio público, el interés general, iba a ser rehén, y durante tanto tiempo, de la frivolidad y el populismo que ha instalado. No quiero ni puedo compartir la premisa de que en el conjunto de España es imposible lo que fue posible en Galicia«.

Un acuerdo entre los líderes territoriales para derrocar a Casado llevó a Feijóo a la presidencia del PP y un acuerdo entre los barones designó a su sucesor en Galicia, Alfonso Rueda. El dirigente de Os Peares priorizó la unidad del partido a la democracia interna e hizo lo posible por evitar un congreso abierto que pudiera confrontar a los territorios y líderes del partido en la comunidad. En su discurso de despedida como presidente de la Xunta reivindicó la «unidad» y la «moderación» como características de la autonomía y se definió a sí mismo como un «discípulo» de Galicia.

«Galicia me enseñó a admirar a una gente educada por la historia en la tolerancia y el diálogo. De Galicia aprendí que gobernar consiste en dialogar», proclamó en una de las partes más emotivas de su intervención.

El reto de Rueda

La renuncia a la presidencia de la Xunta activa el proceso de relevo en el Gobierno gallego, donde el actual gabinete se mantendrá en funciones hasta la investidura de Alfonso Rueda y la conformación del nuevo Ejecutivo, para el que se espera continuidad, más allá de que puedan producirse algunos cambios. El líder del PP de Pontevedra tiene que mantener un equilibrio entre los territorios tras el acuerdo de los barones provinciales que le permitirá llegar a la presidencia del PP gallego y de la Xunta tras negociar cuotas de poder.

Ese pacto volvió a estar de nuevo tensionado en los últimos días, aunque formalmente se cierren filas en torno al que fue número dos de Feijóo durante su trayectoria en San Caetano. Coincidiendo con la despedida del nuevo líder del PP, Rueda fue proclamado único candidato para ponerse al frente del partido en Galicia.

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