Frente común de Concello y ecologistas ante la venta de la isla de San Vicente 

El Ayuntamiento de Ortigueira reconoce que no puede adquirir el islote en zona protegida por el elevado coste y abre la puerta a que intervenga la Xunta 

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El Ayuntamiento de Ortigueira quiere que la isla de San Vicente pase a ser de todos los vecinos, pero a corto plazo ve inasumible el pago de cuatro millones de euros que reclama su actual propietario. Una inmobiliaria gestiona la venta de este espacio protegido en la ría de Ortigueira, que se ofrece en el mercado con pazo opcional por 2,5 millones más. Los ecologistas instan a las administraciones a lograr la gestión pública del islote para garantizar su conservación, como se hizo en su día con el archipiélago de las islas Cíes, integrado en el Parque Nacional das Illas Atlánticas.

El precio de venta de la isla más el pazo equivale prácticamente al presupuesto municipal de todo un año para este municipio coruñés de menos de seis mil habitantes, que ascendió a 6,8 millones de euros en 2015. «Nos encantaría poder comprar la isla de San Vicente y hacer un buen plan de conservación y el pazo de Brandariz podría ser un buen lugar para un museo, pero no nos lo podemos permitir», lamenta la concejala de Paisaje y Patrimonio, Vanesa Trevín. La inviabilidad económica es el motivo por el que el actual gobierno local ortegano, el primero de izquierdas de la historia del municipio, descartó adquirir este patrimonio en manos privadas, una posibilidad por la que se interesó a su llegada al Ayuntamiento en 2015. «A día de hoy no nos planteamos nada porque incluso para la Xunta es carísimo», considera la concejala socialista. Con todo, se muestra abierta a iniciar conversaciones con los gobiernos gallego y central de cara a que en un futuro, «cuando la situación económica sea más favorable», San Vicente pase a manos públicas, que sería «lo ideal».

Pasar a manos públicas como las Cíes

Desde la Asociación para a Defensa Ecolóxica de Galicia (Adega) instan a la administración a que integre la isla de San Vicente en el patrimonio público. «Abogamos por la gestión pública de los espacios naturales porque lo consideramos necesario para poder asegurar su conservación desde una institución competente», sostiene Xandro García, vocal de Litoral de la organización ecologista. Pone como ejemplo el caso de las islas Cíes, que pasaron de manos privadas a titularidad autonómica en el proceso de creación del único parque nacional de Galicia: el de Illas Atlánticas.

Salvando las distancias, también la isla de San Vicente tiene un importante valor ambiental. Desde la Consellería de Medio Ambiente detallan que la ría de Ortigueira es «un gran complejo estuarino donde se encuentran una serie de medios de marisma de gran valor de conservación, la isla forma parte del espacio y sus acantilados costeros presentan un alto valor de conservación, no así las masa arboladas artificiales que alberga». Son eucaliptos y pinos sobre los que el Concello opina que sería conveniente realizar una limpieza y tareas de mantenimiento.

Por otro lado, Trevín, que además es arqueóloga, destaca el «valor incalculable» del islote por el hecho de poseer un yacimiento sobre el que el Concello querría investigar más en profundidad y que según los estudios actuales corresponde con los restos de un convento benedictino de la Edad Media. La mitología popular y también la inmobiliaria que gestiona la venta, aldeasabandonadas.com, lo vinculan con los caballeros templarios.

Tres normas que regulan su uso

En cuanto al valor ambiental, la Consellería de Medio Ambiente indica que la isla de san Vicente está incluida dentro de los límites de varios espacios naturales protegidos que se superponen en ese territorio: la Zona de Especial Conservación (ZEC) de Ortigueira-Mera incluida en la Red Natura 2000, la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) de la ría de Ortigueira y Ladrido y el Humedal de Importancia internacional RAMSAR de la misma ría.
Aún estando en manos privadas, «en su condición de humedal protegido la isla de San Vicente está sometida a prohibiciones y limitaciones que son de aplicación con independencia de si la isla se vendiera o no», puntualizan desde Medio Ambiente. Se prohíbe así introducir especies, realizar cualquier actividad que pueda desecar o alterar el humedal, o modificar la topografía de su zona de protección. Por supuesto, tampoco hay libertad para edificar ni abrir caminos: «Está prohibida la construcción de edificaciones y otros usos residenciales», a excepción de las necesarias para la gestión y conservación del espacio protegido y las que en su caso ya tuvieran calificación de suelo urbano o de núcleo rural.

A la vez, están vetadas «las infraestructuras, en particular las viarias, portuarias, energéticas y de telefonía, así como la ampliación de las ya existentes, salvo en aquellos supuestos permitidos por los instrumentos de planificación del humedal y por la normativa vigente en materia de dominio público marítimo-terrestre». Así pues, los actuales dueños o los futuros que adquieran San Vicente poco más podrán hacer que pasear y presumir, eso sí, de la exclusividad de tener una isla gallega en propiedad.

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