Rueda dice ante Ayuso que Madrid y Barcelona actúan a veces como «agujeros negros»

El presidente de la Xunta cuestiona que las dos ciudades acaparen el foco mediático amplificando determinados asuntos cuando "lo que pasa fuera también es muy importante"

El presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, posa durante un desayuno informativo de Europa Press en el Hotel Hyatt Regency Hesperia,

El presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, posa durante un desayuno informativo de Europa Press en el Hotel Hyatt Regency Hesperia, en Madrid (España). – Eduardo Parra – Europa Press

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El presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, considera que «el puente aéreo Madrid-Barcelona» funciona a veces «como un agujero negro» que «amplifica» determinados asuntos cuando «lo que pasa fuera también es muy importante», al tiempo que reivindica  todas las comunidades participen en los procesos de toma de decisión en el país ante una política «demasiado centrífuga y centrípeta».

Así lo ha destacado en un desayuno organizado por Europa Press en el que ha sido presentado por su antecesor en el Ejecutivo autonómico y líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, y que también ha contado con la presencia de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso; el titular de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco; o el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, entre otros. 

Política «policéntrica»

 Rueda ha ofrecido su visión «desde Galicia, el córner del noroeste» y ha llamado a romper con una política «demasiado centrífuga y centrípeta» para apostar una política «policéntrica».

«Todo se puede estar decidiendo en muchos lugares a la vez; lo importante es la coordinación, la lealtad y la voluntad de acertar. Ese es el desafío de las comunidades también. Rompamos de una vez esa idea instalada de que más La Rioja, más Extremadura, más Galicia y más Castilla y León significa menos España. Podemos sumar entre todos», ha esgrimido el mandatario gallego.

En su intervención y sin citar nombres, aunque con el foco implícitamente en Cataluña, ha admitido que hay dirigentes autonómicos que han hecho «desconfiar» con «la omnipresencia del ‘qué hay de lo míoy las tensiones generadas cuando esta no era respondida«, pero ha remarcado que se puede construir conjuntamente «desde la lealtad», aunque pueda resultar «difícil de entender».   

Frente a los «discursos egoístas», que ha rechazado, ha proclamado que todas las comunidades deberían «ser iguales». «Construir España entre todos no es un derecho, es un deber», ha aseverado, antes de explicar que es, además, un derecho que se «ejerce», ya que en los pronunciamientos autonómicos hay también «muchas luces y colaboración».

«Agujeros negros»

Pese a ser preguntado al respecto, Rueda no ha querido polemizar sobre cuáles son los puntos en los que él considera que se centran las decisiones más allá de incidir en que el «puente aéreo Madrid-Barcelona» funciona a veces «un poco como agujero negro» que saca de foco lo que «pasa fuera».

Y ha puesto ejemplos concretos que afectan a Galicia: la actitud del Gobierno central ante el derrumbe del viaducto de O Castro, en la A-6, en la entrada a Galicia por Pedrafita do Cebreiro; y la negativa estatal a transferir la competencia de Costas, pese a ser la comunidad que tiene más kilómetros de litoral.

«Con excusas peregrinas se nos sigue diciendo que no tenemos por qué opinar y que nuestra opinión vale como la de cualquiera o no vale casi nada», ha reprobado, antes de sugerir que el comportamiento sería diferente si las autonomías perjudicadas por determinadas decisiones fuesen otras.

«A veces parece que todo lo importante sucede siempre en los mismos sitios y en realidad puede pasar en todos a la vez. Igual que a veces se considera desde los centros de poder que toda la capacidad de decisión tiene que estar ahí y que los demás poco tenemos que decir», ha agregado.

En su intervención, Alfonso Rueda también ha reivindicado la «política de andar por casa, la política de lo cotidiano» y ha esgrimido que ocuparse de «las cosas que inquietan a muchas personas» no es hacer política «de baja calidad». «Para dedicarse a la política hay que tener principios firmes y, si los tienes, probablemente las cosas salgan mucho mejor», ha apostillado.

 

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