Sector editorial: negocio en mínimos y con quiebras

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Las empresas editoriales españolas terminarán este año con un volumen de negocio del orden de los 2.100 millones de euros, con una caída del orden del 5% respecto del nivel alcanzado en 2013. Además, ello significa que las ventas del ramo han retrocedido nada menos que veinte años, pues su giro agregado va a situarse en los mismos niveles que tenía a comienzos de los años noventa.

El negocio editorial alcanzó su máximo esplendor en 2008, cuando ingresó 3.185 millones de euros. Desde entonces, y hasta el cierre del año que ahora corre, se ha dejado por el camino más de mil millones de ingresos y la crisis ha volatilizado el 34% de las ventas.

El ramo editorial se caracteriza por su atomización y por su alta concentración en Cataluña, donde se edita uno de cada dos libros que se imprimen en España. El derrumbe del negocio ha ocasionado varias desapariciones empresariales y la extinción de algunos sellos muy prestigiosos. La mayoría de las empresas fracasadas optó por el cierre silencioso, despidió a la plantilla y bajó la persiana para siempre, no sin antes hacer honor a las deudas contraídas.

Otras compañías hubieron de acudir a los órganos jurisdiccionales para solicitar el concurso de acreedores. Es el caso reciente de las firmas catalanas Libros del Silencio, sello personal del editor Gonzalo Canedo, fallecido el año pasado; Ediciones Folio, especializada en astrología, arte, música, fotografía, deportes y jardinería; De Vecchi Ediciones, de libros prácticos e ilustrados; y Robinbook, de historia y música, entre otros géneros.

Algunas entidades, como Ediciones El Andén, han acabado sus días en concurso necesario, instado por sus acreedores. Por último, Disneu, marca de Grupo Océano, se liquidó tras consumir todo el capital aportado por los accionistas.

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