El candidato emérito

Que tengamos que ver al Presidente del Gobierno embarrando la disputa de unas elecciones autonómicas no tiene precedentes

Que los debates parlamentarios han dejado de tener el nivel que exhibía el Congreso años atrás cuando sus señorías construían país reforzando el consenso, el respeto y el conocimiento por encima de las discrepancias, es una constancia asentada desde que llegó el populismo a la política española.

No obstante, que tengamos que ver a todo un presidente de Gobierno enfundado en su mono de ‘candidato emérito’ desde su escaño del hemiciclo para embarrar la disputa de unas elecciones autonómicas no tiene precedentes.

El Presidente Sánchez ha demostrado esta semana lo mucho que le importa ganar la batalla de Madrid y lo poco que le ocupa dedicarse a lo importante: frenar el avance de la Covid-19. Tenía que comparecer ante el Congreso de los Diputados para dar cuenta de sus planes alternativos al estado de alarma del que se quiere desprender el próximo 9 de mayo.

Debía, además concretar la distribución de los Fondos europeos (cuando lleguen) contando de una vez cuáles son las exigencias de Bruselas. Pero se dedicó, sobre todo, a utilizar la pandemia para desgastar al gobierno de Madrid y hacer campaña contra la sombra de Isabel Díaz Ayuso que, por lo visto, se proyectaba sobre su cabeza. Dentro del envoltorio de sus mensajes de pacto y consenso, no hay nada.

Sánchez ha disfrazado el muñeco contando en Bruselas que su plan de recuperación ha sido visto “en diferentes comunidades” que son sólo, vaya casualidad, las gobernadas por el PSOE. Pero la realidad transita por otros derroteros. Los grupos parlamentarios no fueron consultados.

Tan sólo tuvieron conocimiento del texto del “plan Marshall” (qué comparación más pretenciosa) a través del enlace de un tuit de la vicepresidenta Calviño enviado unas horas antes del pleno. Esto no es serio. Y la oposición acusa el hartazgo. 

Sánchez ha empezado esta semana a saborear la hiel de la soledad parlamentaria. No ha precisado votaciones. Le ha bastado oír a sus aliados. Porque su deseo de abandonar a las Comunidades Autónomas a su suerte cuando decaiga el estado de alarma el próximo 9 de mayo ha provocado desconfianza y distanciamiento entre sus propios socios de investidura.

Al PNV le parece una “temeridad” su dejación ante el estado de alarma y Bildu sigue aguardando que cumpla con su promesa de “liquidación” (esa expresión acuñada por su socio Echenique) de la reforma laboral.  

Sánchez, apremiado por sus ansias electorales

En la sesión del Congreso se vio a un Sánchez apremiado por sus ansias electorales. Sus movimientos fueron torpes y contradictorios. Tan sólo le importaba lanzar mensajes positivos de su dejación ante la crisis del Covid.

¿Cómo se puede mantener, como hizo él, que la vacunación del 70 % de la población será un hecho a finales del verano cuando dos de las firmas farmacéuticas han sufrido un parón considerable en la cadena de suministro? 

Sánchez se ha paseado por el Congreso con triunfalismo desmedido y atribución de méritos ajenos. La dosificación de vacunas depende de la Unión Europea y si nos van a facilitar los proclamados 140.000 millones de euros es porque necesitamos más dinero que otros países de nuestro entorno. Ese ha sido nuestro principal mérito.

Por lo tanto, cuando los ministros recibieron a Pedro Sánchez con una salva de aplausos a su regreso de la cumbre de Bruselas estaban ovacionando al presidente de “la peor gran economía avanzada” según los informes del FMI. Pero la propaganda lo aguanta todo. Que las malas noticias las digieran las Comunidades Autónomas a las que piensa dejar al albur de las decisiones judiciales cuando decaiga el estado de alarma.

Su injerencia en la campaña es tan intensa que ha asumido el papel de candidato emérito

Él está obsesionado con las elecciones de Madrid. No se presenta, aunque lo parezca. Su injerencia en la campaña es tan intensa que ha asumido el papel de candidato emérito. Sin importarle desplazar a su candidato Gabilondo hasta el punto de dinamitar su estrategia.

Le ha dejado a los pies de Newtral y del propio Fernando Simón que tuvieron que desmentir que en Madrid  se corriese el riesgo de fallecer por Covid en un 54% mayor que la media de España, tal como había balbuceado el candidato socialista.

Gabilondo no subirá impuestos pero Sánchez sí. Un despropósito con consecuencias desmovilizadoras. Veremos qué dicen las urnas el 4 de mayo . Hasta entonces el presidente y co-candidato seguirá utilizando todos los cauces. Sin diferenciar el gobierno del partido.  Ya lo ha hecho en el Congreso. La campaña de Madrid se proyectó en el hemiciclo porque así lo provocó el presidente Sánchez.