Las Big Tech ya no crean empleo: crean algoritmos

El trabajo humano deja de ser la variable principal del crecimiento, el nuevo capital productivo son los modelos de IA y los robots

Los resultados del tercer trimestre y los últimos anuncios de las grandes tecnológicas dejan un mensaje inequívoco: el crecimiento ya no se mide en empleados, sino en algoritmos. Después de un periodo de contención y ajustes entre 2022 y 2023, las gigantes del sector —Amazon, Microsoft, Meta o Alphabet— han vuelto a disparar su inversión en inteligencia artificial e infraestructura, al tiempo que reducen plantilla y automatizan procesos a una velocidad inédita. Es el nuevo ciclo de la economía digital: más gasto en capital inteligente, menos peso del factor humano.

Durante mi estancia la semana pasada en el MIT, varios profesores coincidían en la misma idea: las grandes tecnológicas ya no buscan expandirse en número de empleados, sino en inteligencia. Cada dólar debe generar más rendimiento con menos fricción humana. Esa visión, que parecía teórica hace unos años, hoy se traduce en datos contundentes.

Amazon ha superado los 180.000 millones de dólares en ingresos trimestrales, con un crecimiento del 13%, mientras AWS, su división de cloud e inteligencia artificial, avanzó un 20%. Pero, al mismo tiempo, la compañía planea automatizar hasta el 75% de sus operaciones de aquí a 2033, lo que podría eliminar hasta 600.000 empleos en Estados Unidos. Sólo en los próximos dos años se prevé la reducción de 160.000 puestos, con un ahorro estimado de 12.600 millones de dólares.

Microsoft representa otro ejemplo de esta nueva lógica: invierte alrededor de 80.000 millones de dólares este año en centros de datos para IA y al mismo tiempo ha anunciado la salida de 9.100 empleados, un 4% de su plantilla global. Meta, por su parte, registró 51.240 millones de ingresos trimestrales, un 26% más que el año anterior, pero con una caída del margen debido a un cargo fiscal de 15.900 millones y un fuerte aumento de su gasto en infraestructura de IA.

«Las empresas ya no aspiran a ser grandes, sino a ser exponencialmente productivas»

Mientras que recorta personal en su unidad de “superinteligencia”, Zuckerberg declara que está construyendo la red de IA más ambiciosa del mundo. La paradoja es evidente: las grandes tecnológicas gastan más que nunca, pero lo hacen para depender menos de las personas.

El concepto que más se escucha en las aulas del MIT para definir esta etapa es smart efficiency: eficiencia inteligente. No se trata de recortar por recortar, sino de liberar recursos humanos y financieros para invertirlos en capacidades estructurales: automatización, algoritmos y datos.

El trabajo humano deja de ser la variable principal del crecimiento. El nuevo capital productivo son los modelos de IA y los robots. No es solo un cambio tecnológico, es un cambio de mentalidad. Las empresas ya no aspiran a ser grandes, sino a ser exponencialmente productivas.

Foto: Freepik.
Foto: Freepik.

Esta lógica de “eficiencia inteligente” no se limita al sector tecnológico. Está impregnando toda la economía corporativa estadounidense. UPS, FedEx, Disney o AT&T están siguiendo el mismo patrón: crecen en ingresos y rentabilidad, pero con menos empleados. UPS, por ejemplo, anunció a comienzos de 2024 la eliminación de 12.000 puestos para ahorrar 3.000 millones de dólares anuales, mientras sus beneficios netos crecían más del 20 %.

FedEx lleva meses ejecutando un plan similar de recorte de 29.000 empleos en favor de la automatización de almacenes y rutas logísticas. Incluso en sectores tradicionales, la IA y la robotización están permitiendo que la productividad crezca más rápido que el empleo. Es un cambio de paradigma: el crecimiento ya no se apoya en la expansión de las plantillas, sino en la expansión del rendimiento del capital y de los algoritmos.

Estos datos no son una simple secuencia de cifras financieras, sino el reflejo de una transformación estructural. Las Big Tech están construyendo el modelo económico del futuro: más capital, menos mano de obra, más inteligencia, menos fricción humana.

La era del crecimiento de empleo extensivo se agota. Comienza la del capital inteligente, donde cada línea de código y cada robot aportan más que un nuevo puesto de trabajo. La pregunta es inevitable: ¿estamos preparados para crecer sin crecer en personas?

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