Los fondos de capital riesgo ya exprimen Barcelona

Los inversores oportunistas protagonizarán en 2017 las ventas inmobiliarias en la capital catalana tras alcanzar las rentabilidades deseadas

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Durante la crisis del ladrillo, su voracidad alivió al sector inmobiliario. Desde el 2012, fondos de capital riesgo como Oaktree y Cerberus se hicieron con todo ladrillo que se les puso enfrente. Cuatro años después, y con las socimis regando las principales zonas de Barcelona, los vehículos de inversión se preparan para recoger sus frutos: retornos de alrededor del 20%.

«En 2016 ya han desaparecido prácticamente los inversores oportunistas, sustituidos por operaciones fijadas en el largo plazo», explica Anna Gener, directora de la consultora Aguirre Newman en la capital catalana. Hoy, sólo el 2% de las compraventas son protagonizadas por estos fondos; un 95% menos que el año pasado.

Los fondos protagonizarán las ventas

Sin embargo, los nombres de Oaktree, Lone Star, Apollo o Cerberus no desaparecerán  de los titulares de prensa. «Ya han empezado a deshacerse de sus activos una vez alcanzada la rentabilidad esperada, en 2017 serán los protagonistas a la hora de poner inmuebles a la venta», añade Hipólito Sánchez, director del departamento de Inversiones.

El parqué de edificios de oficinas y de usos logísticos será el escenario en los que se producirán un mayor número de transacciones. «Ya han cumplido su estancia de dos o tres años y con la falta de producto y el aumento de los precios podrán alcanzar las rentabilidades del 20% que esperaban», añade el analista.

De este modo, ya se han producido algunas operaciones como la venta del Viladecans Business Park de Oaktree a Meridia Capital, el fondo que lidera Javier Faus. La misma firma ha colocado en el escaparate las dos residencias de estudiantes que posee en Barcelona desde 2010 con la compra de Threesixty Development.

Inversores largoplazistas y socimis

El vehículo oportunista ha quedado reemplazado por inversores que tratan de sumar valor añadido a los inmuebles y con una visión más largoplazista. Con el liderazgo del capital internacional, la inversión total en 2016 ha alcanzado los 2.496 millones de euros; 500 millones más que el ejercicio anterior.

De 2017, Aguirre Newman espera que se erija un año «de consolidación de la tendencia alcista». Llegará de la mano de la digestión de las socimis, que se centrarán en la gestión frente al ritmo inversor que arrastran desde hace dos temporadas. 

Miedo a las administraciones

Los grandes trazos del cuadro continuarán siendo los mismos: mucha demanda internacional ante la escasa rentabilidad de los depósitos a renta fija y una escasez de edificios a la venta impulsada por externalidades como la moratoria de licencias turísticas del Ayuntamiento de Barcelona.

Para evitar una modificación de las reglas a medio partido, los inversores ya son reticentes a comprar suelo que implique un cambio de usos. La lección hotelera, aprendida.

Carles Huguet

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