Adiós a ERC. Sánchez se agarra a Cs para seguir la legislatura

El Gobierno busca este lunes nuevos acuerdos con Ciudadanos centrados en los rebrotes mientras ERC se centra en su cuerpo a cuerpo con JxCat

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La geometría variable que ha buscado durante los últimos meses Pedro Sánchez va camino de ser cada vez más invariable. Después de varias semanas haciendo equilibrios entre Ciudadanos y ERC, la balanza se ha decantado por el partido naranja, que este lunes regresará al Palacio de la Moncloa para analizar los brotes del coronavirus y para examinar un nuevo paquete de medidas económicas y sociales.

ERC se ha hartado de esperar la convocatoria de la mesa de diálogo soberanista, un foro que quedó herido de muerte la semana pasada, tal y como explicó Economía Digital, después de que la fiscalía recurriera el tercer grado de los políticos presos. Los republicanos ya han avanzado que no hay presupuestos generales de los que hablar si la mesa no reanuda sus trabajos, y nada hace pensar que vaya a ser así, puesto que incluso sus mayores defensores en el bando socialista (los dirigentes del PSC) asumen que ya no es un buen momento.

Ciudadanos, en cambio, tiene la mayor de las disposiciones para reemplazar definitivamente a ERC como socio prioritario del Gobierno. Con esta voluntad acude este lunes el portavoz adjunto en el Congreso de Ciudadanos, Edmundo Bal, al Palacio de la Moncloa para entrevistarse con la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, en compañía de otros ministros y de otros dirigentes de Cs.

Se trata de la segunda reunión en Moncloa entre Gobierno y Cs, que ya se vieron las caras el pasado 12 de junio. Desde aquella cita, Ciudadanos solo ha hecho que facilitar las cosas al Gobierno, tanto reconociendo los compromisos «cumplidos» por parte del Ejecutivo como animando continuamente a un gran acuerdo presupuestario para la reconstrucción. 

El cambio en las filas socialistas

Ciudadanos, eso sí, ha criticado al Gobierno por no renunciar a la mesa de diálogo soberanista. Pero en las últimas horas algo ha comenzado a cambiar en las filas socialistas. El mensaje que la portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, ha repetido una y otra vez a lo largo del mes de julio («El Gobierno está disponible para poder reunirse tal y como acordamos; corresponde al Govern decidir si quiere solicitar que se realice esta reunión») ya no suena con la misma claridad después de que ERC haya situado «la amnistía» como base para desencallar las conversaciones.

En este contexto llama particulamente la atención la postura del líder del PSC, Miquel Iceta, uno de los que jamás había puesto pegas a la mesa de diálogo. Su nuevo criterio es que «quizá no sea el mejor momento” y lo justificó con que el ambiente preelectoral en Cataluña “no la favorece”. «En un momento en el que todos los partidos se miran los unos a los otros con recelo, con ganas de marcar territorio y aprovechar los malos pasos para erosionar, quizá no sea el mejor momento», dijo este domingo en declaraciones a la ACN.

Tampoco ERC está, en realidad, en su mejor momento para doblar la apuesta por su alianza con el PSOE. Su líder, Oriol Junqueras, ya no disfruta del régimen de semilibertad en prisión y las encuestas en Cataluña no premian su estrategia. No es extraño que voces destacadas del partido independentista como Gabriel Rufián abogan por redefinir la línea política.

Amarrar a Ciudadanos y a PNV

Esquerra ha pedido colaboración a Unidas Podemos para reconstruir el bloque de investidura, pero la voz de Pablo Iglesias suena con cada vez menos fuerza dentro del gobierno de coalición. Mantiene Iglesias que hay que buscar acuerdos con las izquierdas, es decir con ERC, pero Sánchez ordena lo que considera conveniente. Y lo que ve conveniente es amarrar a Ciudadanos y al PNV (que ya tiene acordado su particular techo de gasto en el País Vasco).

En septiembre habrá un cambio de rasante. El Gobierno piensa emplazar a todos los grupos, formalmente, a conversaciones presupuestarias con el argumento de que es el momento de los grandes acuerdos. Es una táctica conocida del presidente: se llama públicamente al acuerdo y no se trabaja privadamente. Sánchez no telefonea al líder del PP, Pablo Casado, desde el pasado 4 de mayo.

No hay noticia de que algo haya cambiado. Solo una cosa: el presidente del Gobierno se marcha de vacaciones mañana, martes, a las islas Canarias.

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