Aporofobia, el delito contra los pobres cada vez más perseguido en Barcelona

Una nueva sentencia penal condena a un individuo que propinó una paliza a un mendigo que descansaba en una oficina de La Caixa

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Desde que llegó Ada Colau al Ayuntamiento de Barcelona el interés por las políticas sociales ha ido en aumento. Casualidad o no, también se ha detectado un cierto cambio en el tratamiento hacia los mendigos, pobres o sin techo. Se trata de un colectivo especialmente desprotegido que, desde hace poco más de un año, goza de un término que describe las agresiones y menosprecios hacia el mismo y que se ha convertido en delito: la aporofobia.

En los últimos meses se ha incrementado la sensibilidad con respecto a estos colectivos. La Policía, y concretamente los Mossos d’Esquadra, están más pendientes que antes de velar por el bienestar físico de indigentes que duermen en la calle o cajeros y que se exponen a un porcentaje de peligros mucho más elevado que la mayoría de ciudadanos.

Por ello no es de extrañar que el Fiscal coordinador de los delitos de odio y discriminación de Barcelona haya hecho hincapié en la importancia de distribuir una sentencia dictada recientemente por los juzgados de Barcelona. A través de la resolución se castiga duramente a un ciudadano que propinó una brutal paliza a un mendigo que solía descansar en la entrada de una oficina de La Caixa situada en la concurrida calle Gran de Gràcia, en el centro de Barcelona.

16 meses de prisión y multa

La titular del juzgado de lo penal número 7 de Barcelona, María del Pilar Calvo Resel, ha impuesto una condena de 16 meses de prisión –que probablemente no cumplirá, al ser la condena inferior a dos años y no tener antecedentes penales– a Iñaki, el agresor, por cometer un delito contra la integridad moral (173.1 Código Penal) con la agravante de alevosía y una falta de lesiones.

Lo novedoso y llamativo de la sentencia es, precisamente, la condena por la comisión de un delito contra la integridad moral del individuo. Es decir, la aparofobia, que persigue proteger a este colectivo de vejaciones y maltratos. Iñaki también deberá indemnizar a Eduardo, el agredido, con 1.500 euros por los daños morales infringidos, además de otros 210 euros por las lesiones. El peso de la condena no se basa en la paliza, sino en la discriminación moral.

Relato de una agresión física y moral

A continuación, la relación de hechos que la magistrada consideró probados y que son solo un pequeño ejemplo de muchos casos similares:

Probado y así se declara que IÑAKI, mayor de edad y sin antecedentes penales, sobre las 20:30 horas del día 21 de abril de 2015, en compañía de su entonces pareja Micaela, se adentraron en el interior del recinto del cajero automático de la entidad bancaria «La Caixa» sita en calle Gran de Gràcia nº 18 en la localidad de Barcelona para extraer dinero y poder adquirir un terminal telefónico en el establecimiento Cash Converters al no funcionar el datáfono; que tras extraer dinero y al escuchar la pareja que la limpiadora de la entidad María del Carmen se lamentaba de los orines que dejaba uno de los dos indigentes de nacionalidad rumana que acudía habitualmente a dormir, Micaela descalificó a otro indigente que también pernoctaba, Eduardo, tildándolo de «guarro» a lo que éste le contestó con la misma palabra, «guarra serás tú»; que tras ello IÑAKI, de forma inopinada, aprovechando su extrema vulnerabilidad como persona que carece no sólo de un techo sino de cualquier soporte familiar o social, actuando de forma absolutamente gratuita, movido por el desprecio que sentía hacia las personas sin hogar y con evidente voluntad de menoscabar su dignidad, se dirigió de forma sorpresiva hacia Eduardo y le propinó un fuerte puñetazo en la boca, que le hizo mover los dientes y por el que cayó al suelo, quedando semiinconsciente y propinándole una primera y fuerte patada en el costado, mientras permanecía aturdido Eduardo; que continuó lanzando varias patadas mientras estaba en el suelo, sin que IÑAKI cesara en su acción a pesar de los reproches de María del Carmen, que salió a la calle en busca de ayuda.

Que IÑAKI con su novia tranquilamente abandonaron el cajero, se fueron a la tienda de enfrente para adquirir el móvil y tras ello se marcharon en el ciclomotor marca Derbi, modelo SM con matrícula C-5956-BTL; matrícula que recogió un testigo que acudió a la llamada de la empleada de limpieza; que IÑAKI y Miacela fueron interceptados a los pocos minutos después por una patrulla de la Guardia Urbana de Barcelona.

Como consecuencia de la agresión, Eduardo sufrió contusión costal con dudosa imagen de fisura en arco costal inferior izquierdo sin desplazamiento y contusión labial con movilidad del incisivo lateral inferior izquierdo, que finalmente perdió y que precisó una primera asistencia facultativa y que tardó en sanar siete días sin impedirle el ejercicio de sus ocupaciones habituales.

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