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La ex secretaria general del Partido Popular, María Dolores de Cospedal, anuncia que deja su escaño en el Congreso de los Diputados. Según ha comunicado en su cuenta de Twitter, toma esta decisión para “liberar al Partido Popular de cualquier ataque, por muy injustificado que éste sea”.

El anuncio llega un día después de que María Dolores de Cospedal dimitiera de la dirección del partido por el escándalo de Villarejo, pero manteniendo su escaño en el Congreso de los Diputados, donde nadie le puede obligar a abandonar. 

«Ante los múltiples ataques que he recibido estos días por las conversaciones mantenidas con el excomisario Villarejo, y para evitar que estos ataques se hagan extensivos a la formación política de la que he sido secretaria general, y a su actual presidente, he decidido renunciar a mi condición de miembro del Comité Ejecutivo Nacional, máximo órgano de dirección del partido», explicaba ayer, martes, en un comunicado.

Según dice ahora, desde el último Congreso Nacional del PP en julio pasado, en el que fue elegido Pablo Casado presidente del partido, tenía decidido abandonar la política, lo que hubiera hecho «dentro de unos días» al término «de una transición ordenada de sus responsabilidades».

Cospedal pide perdón, pero no se avergüenza de nada

«Nunca pensé que lo fuera a hacer en un ambiente así (…) No he hecho nada de lo que me sienta avergonzada, pero después de reflexionarlo más he querido adelantar mi decisión unas fechas», ha añadido, después de admitir que, aunque ha cometido «muchos errores» en su vida, su interlocución con Villarejo hace nueve años «no es uno de ellos».

En la carta, en la que pide perdón a sus compañeros del PP de Castilla-La Mancha, sobre todo a los de Toledo, provincia por la que era diputada, Cospedal reitera su «absoluta tranquilidad de conciencia» ante lo que hizo, que fue, según ella, «escuchar y pedir aclaraciones» en su papel de secretaria general.

Insiste a este respecto en que su «obligación» era saber lo que estaba ocurriendo y procuró por todos los medios a su alcance, «dentro de los límites de la ley», conocer la problemática que vivía su partido, especialmente cuando empezaron a conocerse casos de corrupción vinculados a personas del PP.

«Si es un pecado mortal haber hablado con un comisario de policía que por aquel entonces -no lo olvidemos- acaba de ser condecorado por el entonces ministro del Interior del PSOE, entonces me equivoqué», admite.

Cospedal: «Nunca he tenido que mentir, nunca lo he hecho. Siempre he dicho la verdad»

Lo que sí es seguro, subraya, es que se equivocó al pedir a su marido que la ayudara en la interlocución con Villarejo. «Ahora él está pagando por haberme ayudado a tratar de tener una visión más clara de lo que estaba ocurriendo», se lamenta sobre la situación de su esposo.

Después de recalcar que lo que hizo fue lucha «contra los que traicionaron» al PP, dice: «Ha sido un trabajo ingrato y difícil, pero tampoco me he arrepentido nunca. Se lo debía a mi gente y también a todos los españoles»

También asegura que siempre ha defendido el honor del PP y de toda su militancia y dice que lo volvería a hacer «de la misma manera».

«Nunca he tenido que mentir, nunca lo he hecho. Siempre he dicho la verdad. Y la verdad es que nunca ordené ni encargué espiar a nadie. Pedí más información para confirmar si eran ciertas cuestiones concretas que me habían hecho llegar y que podían afectar a determinadas personas. Esa era mi responsabilidad», explica.

La ex número dos del PP emplaza a sus compañeros a «cerrar filas ante las injusticias» desde el convencimiento de que «un partido que no es capaz de defender a los suyos cuando están siendo injustamente atacados no puede esperar que los ciudadanos confíen en él». «Cuando tus adversarios políticos detectan que tu fortaleza es vulnerable, los ataques se multiplican», avisa.

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