El pacto secreto de Quim Torra y Ada Colau cobra forma

Junts per Catalunya y Catalunya en Comú maduran un intercambio de favores para que la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona tengan presupuestos

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Quim Torra quería aprovechar este miércoles el debate de política general en el Parlament de Cataluña para cumplir dos objetivos: hacer las paces con los CDR y alargar —aunque sea sólo unos meses— la legislatura.

Es pronto para saber si el presidente de la Generalitat cumplió con sus cometidos, pero sí que se puede decir que ha dado algún paso hacia adelante. No tanto con los CDR, por quienes Torra bebe los vientos pese a su violenta deriva, sino con su plan de alargar el mandato.

El presidente de la Generalitat, en contra de los deseos de ERC, quiere evitar la convocatoria de elecciones en breve. Y para eso necesita unos socios con quien aprobar los presupuestos de la Generalitat (prorrogados desde que se aprobaron los últimos en 2017). Ya dijo ERC que sin presupuestos no podía haber estabilidad institucional alguna.

Torra trabaja en el asunto desde finales de julio, cuando se entrevistó con la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, también necesitada de apoyos para aprobar las cuentas del Ayuntamiento de Barcelona. Ese día se fraguó un discreto pacto, aparentemente contra natura, entre la derecha nacionalista de Junts per Catalunya y la izquierda alternativa de Catalunya en Comú. Y el pacto comenzó a cobrar forma este miércoles en el Parlament.

Torra y Colau: intercambio de favores

«Somos muy conscientes de que sentarse a negociar estos presupuestos nos puede pasar una factura electoral. Somos conscientes, pero tiramos adelante con esto. Porque creemos que este país necesita un giro social, verde y morado para poder salir de la parálisis en la que está ahora mismo», anunció la portavoz parlamentaria de Catalunya en Comú, Jèssica Albiach.

De un plumazo, la dirigente de Catalunya en Comú abrió de lado a lado la negociación presupuestaria con el gobierno de Torra. El porqué es sencillo: los comunes están dispuestos a un intercambio de favores entre Ayuntamiento y Generalitat, y también están dispuestos a colocar en dificultades a ERC, el adversario que está comiendo el terreno de ambos partidos.

Según los cálculos de Catalunya en Comú, el gobierno de Torra ni siquiera podrá seguir durante mucho tiempo aun con presupuestos aprobados. Observan los de Colau unas irreparables contradicciones internas entre Junts per Catalunya y ERC y una incapacidad total para consensuar algo parecido a una hoja de ruta.

«Las elecciones podrán tardar unos meses más o menos, pero este gobierno tiene los meses contados», llegó a decir Albiach, convencida de que la tabla de madera que los comunes están dispuestos a ofrecer a los náufragos independentistas apenas servirá para alargar su supervivencia unas cuantas lunas más.

 

 

 

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