El PSOE no sabe ahora cómo resolver su derecho a decidir

Madina y Chacón siguen presionando para tener primarias, y Rubalcaba accede a que sean los militantes los que elijan en un congreso al próximo secretario general

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El derecho a decidir es complicado. En el caso de la petición de una buena parte de la sociedad catalana, el dique es la Constitución española. Pero el propio President Artur Mas asegura que se trata de una cuestión de voluntad política. Y el PSOE está ahora inmerso en su propio derecho a decidir, con una discusión interna sobre quién y cómo puede elegir al nuevo secretario general.

Fuentes parlamentarias socialistas en el Congreso explican el problema de fondo. Alfredo Pérez Rubalcaba anunció su retirada, pero sigue ahí. Como en toda organización, el que se va debe también ayudar para preparar la llegada del otro. Pero Rubalcaba “trata de seguir controlando el partido”, o de influir todo lo que pueda. Pero eso, en estos momentos, ya tiene un límite.

Conectar con la sociedad

El equipo de Eduardo Madina y de Carme Chacón siguen presionando con toda la intensidad de la que son capaces para que el PSOE “se vuelva a conectar con la sociedad”. Y para ello entienden que es indispensable unas primarias abiertas, en las que toda la sociedad se vea comprometida, si así lo desea, en el futuro de uno de los dos grandes partidos de ámbito estatal.

Pero la solución se puede quedar a medio camino. El primer problema, aunque podría quedar solventado, es que Rubalcaba anunció, tras una ejecutiva federal, la convocatoria de un congreso extraordinario. Esa potestad, sin embargo, corresponde a un comité federal. Madina, en todo caso, apeló este miércoles a ese comité federal, si no se accede a que sea toda la militancia del PSOE la que pueda elegir al sucesor de Rubalcaba al frente del partido.

Es decir, el debate ahora es sobre cómo se elige, sobre qué puede decidir y cómo el PSOE.

El aval de Susana Díaz

Rubalcaba ha tomado la iniciativa, tras comprobar que Susana Díaz, la presidenta de la Junta de Andalucía, no ve mal la opción de que sean todos los militantes los que decidan. Se trata de una opción que se debatió en la Conferencia Política del PSOE el pasado mes de noviembre, con apoyos notables, como el del secretario de organización, Oscar López. Y se da la circunstancia de que se ha aplicado ya en Galicia –aunque provocó malestar en la dirección– y los socialistas vascos lo quieren aplicar para elegir al sustituto de Patxi López.

Si se acuerda, finalmente, serían 250.000 los potenciales votantes, el número de militantes del PSOE, mucho más numerosos que los 1.000 delegados que podrían votar en un congreso.

Problemas legales

Pero claro, esa posibilidad no figura en los estatutos del partido, como recordaron dos guardianes de las esencias, Ramón Jáuregui, y Manuel Chaves. Sin embargo, lo apoyan, además de la poderosa Susana Díaz, la portavoz parlamentaria, Soraya Rodríguez, o los líderes de Castilla-La Mancha y de Extremadura, Emiliano García Page y Guillermo Fernández–Vara, respectivamente.

En cualquier caso, pese a que el PSOE podría caer, de nuevo, en un embrollo interno, que es lo que menos le interesa ahora, –lo que contrasta con la ebullición social de los movimientos de izquierda– esa elección es determinante. Si se elige a un secretario general con la militancia, ¿se convocará, más tarde unas primarias para elegir al candidato a la Moncloa, como estaba previsto antes de la decisión que anunció Rubalcaba?

Las opciones de Madina

Madina aseguró este miércoles que estaría dispuesto a presentarse como secretario general si la elección se abre a todos los militantes. Chacón mantiene su apuesta por unas primarias abiertas. Y el diputado Pedro Sánchez seguiría los pasos de Madina.

Sin embargo, la sombra de Susana Díaz es alargada. Si decide optar a la secretaría general, tiene muchas opciones. Y, una vez en la dirección del PSOE, el partido podría demorar el proceso para elegir el candidato a la Moncloa, tal vez hasta después de las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2015, aunque están fijadas para no más allá de noviembre de 2014.

Pero, con todo ese debate interno, el PSOE podría olvidar, de nuevo, el objetivo real de su movilización: buscar un proyecto que conecte con la sociedad española, que el pasado domingo le dio la espalda en las elecciones europeas.

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