El Rey rebaja el tono con el independentismo

Felipe VI destaca la vigencia de la Constitución y apela al diálogo y la convivencia en un discurso sin referencias explícitas a Cataluña

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Corren tiempos de deshielo, aunque solo sea formal, entre la Moncloa y la Generalitat. O de (intento de) apaciguamiento del independentismo por parte del gobierno de Pedro Sánchez. Así que el quinto discurso navideño del rey Felipe VI ha respirado este año esos aires, bastante distintos de los que corrían el año pasado.

El de la Nochebuena de 2017, emitido apenas tres días después de las elecciones al Parlament subsiguientes a la aplicación del artículo 155, fue un mensaje que exhortaba al nuevo gobierno que saliera de aquella contienda a «recuperar la convivencia» en Cataluña. Llegaba además apenas dos meses y medio después del discurso del 3 de octubre, en el que el monarca se había mostrado muy duro con los independentistas, que aún no se lo han perdonado.

Con su forma de jalear a los CDR y sus desplantes al propio monarca, no parece que haya trabajado demasiado el ejecutivo de Quim Torra en esa línea de calmar los ánimos, pero un año después, y habiendo sido declarado poco menos que persona non grata por la Generalitat, el Rey ha optado por suavizar el tono y mostrar su faceta más conciliadora. El Rey y la Moncloa, que es quien acaba por dar el ok al discurso, no lo olvidemos.

Cataluña, eludida

La táctica ha consistido en mantener las apelaciones a la convivencia, pero evitar cualquier referencia explícita a Cataluña, que el año pasado fue nombrada tres veces, y este, ninguna.

La convivencia esta nochebuena Felipe VI la ha mentado siete veces, exactamente las mismas que en la de 2017. No en vano constituye, a juicio del monarca, «el mayor patrimonio que tenemos los españoles», «la obra más valiosa de nuestra democracia» y «el mejor legado que podemos confiar a las generaciones más jóvenes», por lo que «debemos evitar que se deteriore o se erosione, debemos defenderla, cuidarla, protegerla, y hacerlo con responsabilidad y convicción».

Así, con el 40 aniversario de la Constitución como hilo conductor, el monarca recordó que «los ideales que animaron y unieron a los españoles durante la transición política y que han sido el fundamento, la base de nuestra libertad y nuestro progreso» desde entonces son «la reconciliación y la concordia; el diálogo y el entendimiento; la integración y la solidaridad». 

Lo que definió aquellos años, prosiguió, «fue la voluntad de los españoles de entenderse y la de los líderes políticos, económicos y sociales de llegar a acuerdos, a pesar de estar muy distanciados por sus ideas y sentimientos». El alegato a favor de ese diálogo en apariencia imposible con Torra por el que pese a todo aboga Sánchez no puede estar más claro.

«Respeto a la Constitución»

Eso sí, en el discurso real están también delimitados los límites del mismo. La convivencia, argumentó Felipe VI, «exige el respeto a nuestra Constitución, que no es una realidad inerte, sino una realidad viva que ampara, protege y tutela nuestros derechos y libertades».

Es a partir de esa base que aboga el monarca por «ser capaces de alcanzar consensos cívicos y sociales que aseguren el gran proyecto de modernización de España». Al fin y al cabo, el mensaje navideño del Rey no es más que la versión institucionalizada de esas listas de buenos propósitos de cara al año nuevo que estos días atiborran las sobremesas familiares. Se trata de expresar deseos. Que se cumplan ya es otra historia.

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