Gobernar más allá de la indefensión de Llarena y del desentierro de Franco

El marketing de Pedro Sánchez ha funcionado bien hasta ahora, pero sus actuaciones y dejaciones empiezan a suscitar dudas

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Casi imposible estar en desacuerdo con que los restos del dictador sean exhumados y trasladados del Valle de los Caídos a un lugar que no magnifique al responsable de los peores años de la historia reciente española. La discrepancia surgirá con los matices en la oportunidad y el procedimiento.

Urgencia que justifique el uso del decreto ley, fórmula legislativa para casos excepcionales, en un asunto pendiente desde hace 42 años es un poco atrevido. Naturalmente, es un atajo para satisfacer una promesa sin duda precipitada.

El procedimiento puede ser legal, pero hubiera sido mucho mejor con un consenso de todos los partidos parlamentarios. Y con la modificación en el Parlamento de la ley de memoria histórica que se completará con la dotación de medios para satisfacer las legítimas demandas de las familias de los enterrados en las cunetas.

Se debe cerrar de una vez por todas los legítimos reclamos que permitan pasar página de la guerra civil y la dictadura.

La iniciativa, más que un acto de dignidad y reconocimiento de las víctimas del franquismo, es sobre todo de utilidad política de un gobierno precario que no dispone ni de presupuestos propios y que necesita agitación y propaganda para dejar pasar el tiempo.

Después de la exhumación, ¿qué va a hacer Pedro Sánchez para dar la sensación de que gobierna con 84 diputados?

La indefensión a Llarena

La negativa de Sánchez de facilitar defensa jurídica al magistrado Pablo Llarena, corregida en las últimas horas, es significativa de varias cosas. ¿Cómo se puede negar la defensa del magistrado que ha instruido el proceso, que ha sido perseguido junto a su familia, hasta el punto de tener que abandonar su residencia en Cataluña?

Las noticias que me llegan son de gran indignación en el Tribunal Supremo. Entienden inadmisible que sea más importante no irritar a Quim Torra y Carles Puigdemont que respaldar a quien ha sido el brazo del Estado en defensa de la legalidad y la constitución ante su peor desafío.

¿Qué mensaje se lanza a los jueces y fiscales, a la Policía y a la Guardia Civil?

Distensión no puede ser dejación de responsabilidades

Estos hechos se relacionan con el abandono en el que sin duda se encuentran los catalanes no nacionalistas, invadidos en su espacio público por reclamos secesionistas, con una policía autónoma que protege a quienes ponen símbolos anticonstitucionales y amedrentan a los que los quitan.

No cabe duda de que la distensión en el tema catalán es una buena noticia. Pero distensión no puede ser dejación de responsabilidades.

Los legítimos derechos de los separatistas, siempre y cuando no vulneren la ley, no pueden ser de una naturaleza mayor que los del conjunto de los catalanes y de quienes defienden la constitución y la permanencia en España.

El marketing de Sánchez

Sánchez sigue gozando de un estado de gracia a pesar de las dudas que empieza razonablemente a suscitar con sus actuaciones y sus dejaciones.

El marketing ha funcionado bien hasta ahora. Es probable que el reclamo de la exhumación funcione en los próximos meses. Alegaciones de la familia, el morbo mismo de escrutar los detalles del traslado. Las televisiones tienen asegurada la audiencia. Y naturalmente la reducción a la condición de fascista de quien manifieste discrepancias y matices.

Las demandas de Podemos exigen respuestan que den confianza en la capacidad de gobierno del PSOE

¿Y después? Cuando reaparezcan Pablo Iglesias e Irene Montero tendrán que poner en práctica alguna iniciativa para detener la bajada a los infiernos de Podemos.

El techo de gasto, las triquiñuelas para evitar la mayoría que tiene el PP en el Senado, y la posibilidad de que se puedan cumplir los requisitos de Bruselas y las demandas del partido morado exigen respuestas que generen confianzas en la capacidad de gobierno del PSOE.

Temas importantes como la financiación autonómica, imprescindible de abordar antes de las elecciones de marzo.

¿En qué ocupan su tiempo Ciudadanos y el PP?

Están hiperventilados con sus propuestas que se han quedado antiguas. Reclamar todos los días un nuevo 155 es una hipérbole continua que desacredita a quien la formula y resta importancia a lo que de verdad se podría reclamar.

Debieran vigilar el diálogo del Gobierno y la Generalitat con mesura, sin exageraciones.

Debieran hacer algo razonable del contraste entre la recepción del Aquarius, la falta de protección de la Guardia Civil en la frontera de Marruecos y las devoluciones en caliente, tantas veces criticadas cuando las llevaba a cabo Mariano Rajoy.

Ferragosto adormece a los ciudadanos que se espabilan un poco con reclamos de grueso calado. Pero la vida política es más que propaganda y puesta en escena.

Ahora que Sánchez ha discutido objetivos de milenio en los Montes de Toledo, no sería mala cosa que empezara a explicar qué políticas va a desarrollar y cuándo va a convocar elecciones.

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