Iglesias quiere quedarse con los militantes decepcionados del PSOE

En el cónclave de la agrupación, Pablo Iglesias dijo que Podemos se alza como la única fuerza que ha quedado en la oposición, y consideró que el PSOE queda descartado por estar "de rodillas ante el PP"

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A Pablo Iglesias le gusta exhibir un tono de barricada en sus actos públicos. Y más todavía si son encuentros partidarios, en donde se dirimen dos líneas estratégicas en la conducción del partido: la dura y radical del secretario general, o la aperturista y transversal de Íñigo Errejón.

Previo al comienzo del Consejo Ciudadano Estatal, Iglesias exhibió una de las líneas que pretende imponer en el encuentro: erigir a Podemos como el único partido que puede enfrentar al PP, en un intento de doble de consolidar sus bases y de captar a los seguidores socialistas desencantados con el PSOE tras el bochornoso Comité Federal del sábado, que le costó la dirección a Pedro Sánchez.

Iglesias consideró que el socialismo se «ha puesto de rodillas ante el PP», y calificó al PSOE de ser un partido «decadente, viejo y desnortado». Por ello, sostuvo que Podemos «es la fuerza política que ha quedado en la oposición» y que «tarde o temprano» está «llamada a gobernar». Por ello, para marcar los perfiles de la estrategia política del partido, llamó a mantener la línea ideológica de la agrupación: «La credibilidad nos la da no disfrazarnos de lo que no somos», dijo en el Consejo.

Iglesias, partidario de la línea dura

El secretario general enfrentó la idea de Errejón de que la política se puede hacer o en la calle o en las instituciones. Dijo que hay que combinar los dos escenarios, y llamó –con tono de arenga- a «seguir cavando trincheras». ¿El objetivo? Que Podemos gane su espacio y evitar que se convierta en «una fuerza política de coyuntura».

También ha avisado de los «peligros» de que Podemos se haya convertido en muy poco tiempo en un partido con muchos cargos y «liberados», así como de las limitaciones del trabajo parlamentario cuando se ocupa la oposición.

Sin la presión de tener que decidir por la investidura, Iglesias llamó a despegar al partido de ser una «máquina electoral», y pidió enfocar las líneas políticas: «Esto ya no es una carrera, ya no tenemos que ir muy deprisa, ahora nos tenemos que asentar en lo social», ha proclamado.

 

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