Mas se nutre de intelectuales federalistas del PSC para su proyecto soberanista

El líder de CiU se apoya en políticos y pensadores como Ferran Mascarell o Ferran Requejo, que fueron referencias de los socialistas.

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Las ideas, si son buenas y convenientes, y las propias no sirven o, sencillamente no son muy elaboradas, se acaban tomando de otros. El president Artur Mas lo ha acabado haciendo, –Convergència nunca se ha caracterizado por grandes proyectos intelectuales– inspirándose, o dejándose aconsejar, por diversos intelectuales que siempre han apuntalado el proyecto federal que ha defendido históricamente el PSC y la izquierda catalana, incluyendo también a ICV, y en algún momento a Esquerra Republicana.

La interpretación de esta tesis también puede ser otra. Quizá esos intelectuales han acabado evolucionando, y ahora defienden netamente posiciones independentistas.
 
Es la pregunta que se resolverá, en un primer estadio, el próximo 25 de noviembre.
 
Pero también se puede considerar que personas como el conseller de Cultura, Ferran Mascarell; el catedrático de Ciencia Política, Ferran Requejo, el filósofo Ferran Sáez o el historiador Agustí Colomines se han movido porque han visto que chocaban contra un muro insalvable, y sus propias convicciones les han llevado a una evolución.

La gran paradoja

Pero esa es la gran paradoja. Mas bebe de las fuentes de pensadores federalistas, no de intelectuales esencialistas.
El catedrático de Ciencia Política de la Universitat Pompeu Fabra, Ferran Requejo, introdujo en España en los años noventa un concepto que hizo suyo Pasqual Maragall.
 
Requejo se refería al “federalismo asimétrico”, importado desde el Canadá, como una solución para España, para lo que él siempre ha denominado como “el acomodo” de realidades nacionales en Estados plurinacionales y plurilingüísticos.
 
Ha dirigido en la Pompeu Fabra a equipos de investigadores, siempre centrados en el federalismo. El PSC siempre ha estado atento a sus propuestas, aunque es cierto que se identificó más a Requejo con el maragallismo, con los intentos de Pasqual Maragall de reorientar y acabar de perfilar España.
 
De esos años surgió la idea de que Barcelona fuera co-capital de España, albergando instituciones como el Senado, y que ahora ha recogido el primer secretario del PSC y candidato a la Generalitat, Pere Navarro. Pero han pasado ya unos largos 15 años.

El cansancio del federal

Y Requejo se cansó. Mas ha recogido ahora sus lamentos. El pasado verano, Requejo lanzaba duras pullas a los socialistas catalanes, en un debate sobre el derecho a decidir que organizó el think tank del PSC, la Fundació Rafael Campalans. Por cierto, esas jornadas de debate causaron un cierto malestar en el seno del PSC, por la propia naturaleza de las reflexiones, el derecho a decidir.

Requejo explotó: ¿Es posible el encaje entre Catalunya y España? “No, no es posible, nos lo han dicho de todas las maneras”, aseguró. El catedrático admitía que “antes” había sido federalista, pero que se había convencido de que la salida era la independencia, “porque el mundo me ha hecho así, y he dejado de ser idiota”, sentenció.

La importancia del PSC

A los dirigentes del PSC les espetó que los veía muy desorientados, y que esa actitud le preocupaba, por la doble característica del partido: catalanista y socialista. Pero fundamentaba sus objecciones, después de largos años de estudio. “Miremos donde miremos, el federalismo es una fórmula que, ya sea en Bélgica, Canadá o Reino Unido, no acaba de solucionar los problemas nacionales”.

Mascarell, convence a Mas

Pero el intelectual que ha acabado teniendo un mayor ascendente en el president Mas es Ferran Mascarell, que decidió dejar el PSC para incorporarse como conseller de Cultura tras las elecciones de noviembre del 2010. Su incorporación en un gobierno de CiU fue muy criticada en el PSC, que se vivió como una traición.

Mascarell, sin embargo, entendió que era el PSC el que se traicionaba. Justo en aquel verano del 2010, con el fracaso del tripartito, y tras la sentencia del Tribunal Constitucional del Estatut –el origen de todos los males, según los propios socialistas- Mascarell dejaba constancia con meridiana claridad de sus posiciones en distintos artículos en el diario Avui.
 
Y en uno de ellos respondía al exconseller de Política Territorial, Joaquim Nadal, quien también había expresado su posición en el diario El País.

Mascarell aludía a la necesidad de “ser estado”, de no dejar en manos de los dirigentes del PSOE y del PP, y de la llamada tecnocracia, los resortes del Estado. En aquel momento, Mascarell hacía referencia a un argumento muy propio de los dirigentes más catalanistas del PSC: la prioridad en el proyecto de los socialistas catalanes debe ser Catalunya, y, para poder lograr un acuerdo, lo más importante es que se tomen en serio tu posición.
 
Los argumentos de Castells

El exconseller de Economia, Antoni Castells era partidario de ese principio. Es decir, los dirigentes del PSC nunca han sido independentistas, pero ese “plan B”, la independencia, debía ser tomado en consideración si fracasaba el pacto con los gobiernos españoles que suponía el Estatut.

Y no puede ser más llamativo ese ascendente de Mascarell en la figura del president Mas, cuando se analiza la dificultad del líder de CiU para concretar su proyecto. Es el deseo de un estado, pero ¿cómo?
 
Por el momento, Mas ha expresado que piensa en convocar un referéndum con la pregunta que sirvió de lema en la manifestación de la Diada: ¿Quiere que Catalunya sea un nuevo Estado en Europa?

Escribía entonces Mascarell: “Tengo la convicción que el próximo escalón del catalanismo será estatista. Querremos poseer un estado propio. Lo más compartido posible con el resto de españoles, pero propio. No nos molestará compartirlo en términos federales o confederales, pero desde la igualdad”.

¿No es lo que está diciendo Artur Mas?

E insistía Mascarell, recordando las tesis de Castells, que “el respeto sólo se recuperará si les discutimos –a los dirigentes del PP y del PSOE- la propiedad del Estado, y si es necesario perdemos el miedo a construir uno”.

La importancia de la comarca

Otro de los intelectuales que influyen en el president Mas es el filósofo y profesor en la Universitat Ramon Llull, Ferran Sàez. Nacido en La Granja d’Escarp, (Segrià), Sàez aporta la reflexión sobre la propia idiosincrasia de la sociedad catalana.
 
Asegura, en sus diversas manifestaciones públicas, que el independentismo catalán es el “único movimiento social masivo que aglutina a la clase media en Europa” y que ese componente lo hace “imparable”.
 
Sàez ha destacado también otro hecho fundamental en el que se basa Mas, la importancia de las comarcas, en perjuicio, o como complemento de Barcelona. Eso fue básico en la Diada del 11 de septiembre, con “el papel de la gente de comarcas, con los autocares autogestionados”, como declara Sàez en una entrevista en El País.

Agitar el debate

Finalmente, el cuarto pilar de Artur Mas, al margen de otros intelectuales y dirigentes de su propio partido, es Agustí Colomines, historiador y director de la Fundació Catalanista i Democràta (CatDem), vinculada a Convergència Democràtica, que agita el debate en la fundación y fue un elemento central para acercar a Mascarell al entorno de Artur Mas.

Pero, el 25N serán los ciudadanos los que fijarán quién se ha movido más, Mascarell o Requejo, o la actual dirección del PSC.

Y la incógnita que queda pendiente, al margen de todo, y que deberá resolver Artur Mas, es si, ya con la solidez de los argumentos intelectuales, Catalunya tomará ese ‘plan B’, o servirá para renegociar un nuevo pacto dentro de España.

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