Operación de CDC contra Junqueras: o lista conjunta o antipatriota

El entorno a Artur Mas deja las cosas claras para mantener al President al frente de la Generalitat

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Oriol Junqueras estuvo a punto de llorar. Fue este viernes en una entrevista en Catalunya Ràdio. Su voz se entrecortó al pedir unas elecciones que sean ya la antesala de la independencia. Junqueras se emocionó, y la emoción es importante en la política, aunque tendría que quedar siempre por debajo de la racionalidad.

Pero Junqueras se emocionó porque ha comprobado que, a pesar de contar con una gran fortaleza, se encuentra en una situación de debilidad. Tiene que resistir en los próximos días una auténtica avalancha de posibles reproches por parte del mundo independentista, que se encuentra parapetado detrás del Presidente Artur Mas.

Y esto tiene que entristecer, aunque Junqueras sea consciente de que un político tiene que saber superar estas situaciones. La operación de Convergència ya está en marcha, y es potente y agresiva: o lista conjunta, «de país», con políticos y representantes de la sociedad civil, con Mas al frente, o no habrá elecciones, y Junqueras pasará a ser un antipatriota.

Sin elecciones

El coordinador general de Convergència, Josep Rull, no lo pudo decir más claro este viernes, al precisar que «sin una candidatura de país, no habrá elecciones plebiscitarias». Prácticamente en los mismos términos se expresó este martes el President Mas, cuando aseguró que «no tendría sentido» convocar elecciones si no se llegara a esa lista conjunta.

Esquerra Republicana lo sabe. La Asamblea Nacional Catalana (ANC), que preside Carme Forcadell, ofrecerá su apoyo al President Mas sobre la pseudoconsulta del 9 de noviembre y pedirá, en el mitin de este domingo, una lista «de país», excepto una sorpresa de última hora.

En el seno de la ANC se está produciendo en las últimas horas un gran debate, y Esquerra confía que, al menos, se dude de la operación que intenta realizar el Presidente Mas. Pero es cierto que la presión se podría intensificar para que Junqueras la acepte.

Campaña desde todos los ámbitos

Desde varios ámbitos, el institucional, el político, el cultural y el mediático, Convergència, que siempre ha funcionado como una máquina muy bien engrasada para transmitir sus mensajes, no quiere desaprovechar la ocasión: o lista conjunta, para que Mas pueda ganar las elecciones manteniendo el poder, o seguirá gobernando y explorando otros escenarios de colaboración, en particular con el PSC.

¿Pero cuál es la razón de fondo, sobre el papel? Junqueras pone en cuestión que deba ser Mas quién lidere esa lista conjunta, si realmente «se trata de que sea una candidatura de país», como apunta un dirigente republicano. Pero lo más importante es saber para qué se quiere esa lista. Esquerra lo tiene claro: el próximo Parlament, en su primera reunión, debería proclamar la independencia, si tiene una mayoría para ello. En cambio, Mas quiere esperar, y buscar una nueva negociación con el Gobierno español.

Gobernando hasta 2016

Y esperando, y negociando, llegarían las elecciones municipales en el mes de mayo, y las generales en noviembre, y, esperando y negociando, Mas seguiría al frente de la Generalitat y podría, incluso, agotar la legislatura. Al margen de esta posición, lo que tiene claro Mas y Convergència, no digamos Unió, es que no se puede proclamar la independencia a las bravas, sin tener nada ligado, ni nada negociado con nadie. Y, principalmente, sin ser reconocido después por nadie.

Si CiU y ERC se presentan por separado en unas elecciones, se las llame plebiscitarias o no, Convergència sabe que será derrotada, y que Mas dejará de ser President. ¿Se trata, por lo tanto, de una lucha por el poder?

Para Convergència no hay duda, aunque, además, desee impulsar un proyecto soberanista. Esquerra no desprecia ese poder, pero insiste que se trata de una oportunidad para que Cataluña deje de ser una comunidad autónoma y se ponga en pie como nación, con todas las contradicciones y los obstáculos que pueda comportar.

¿Como el Estatut?

Es una operación que recuerda claramente la del Estatut. Entonces, CiU arrastró a Esquerra Republicana en una subasta para engordar un Estatut con tintes confederales –mucho más allá de lo convenido inicialmente– con el objeto de descabalgar al President Pasqual Maragall. Causaba terror en Convergència que el socialista Maragall se pudiera arrogar un nuevo Estatut, y trató que naufragara. En última instancia, Artur Mas pactó con el presidente español, José Luís Rodríguez Zapatero, dejando en la estacada a Esquerra, que llegó a pedir el ‘no’ en el referéndum en Cataluña.

Ahora hay nuevos actores, como la ANC y Òmnium Cultural, que deberán dirimir en esa operación por tierra, mar y aire de Convergència.

Resistir o no

La incógnita es si Esquerra, y, en particular Oriol Junqueras, aguantará esa presión. Fuentes de Esquerra afirman que no se puede descartar que ERC le dé un portazo a esta lista conjunta. Y, desde la oposición, esperará hasta 2016, pasando por las municipales de mayo de 2015, para recoger ya todo el poder.

Es una posibilidad que se valora con fuerza, después de comprobar que Mas no ha querido asumir muchos riesgos con la consulta. Junqueras lo intuyó en su entrevista con el President el 7 de agosto.

Y es que el Gobierno de Mas no puso en marcha ninguno de los mecanismos de la consulta del 9 de noviembre, admitiendo, según los republicanos, que el Constitucional la suspendiera de forma cautelar.

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