Puigdemont intenta cortar el único hilo entre Sánchez y ERC

El líder huido ridiculizar la mesa de diálogo entre Gobierno y Generalitat con el argumento de que Sánchez nunca cumple lo acordado

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Carles Puigdemont vuelve a la carga para calentar el ambiente preelectoral en Cataluña. Tras dos meses de ver sepultado su protagonismo bajo los titulares de la emergencia sanitaria del coronavirus —y en medio de las crecientes presiones de Esquerra Republicana para que Quim Torra convoque elecciones—, el expresident ha encontrado ya un relato para desgastar a los de Oriol Junqueras: incendiar la mesa de diálogo entre el Govern y el Ejecutivo de Pedro Sánchez.

Después de estar desaparecido del debate público, el líder huido a Bélgica ha decidido servirse del polémico pacto​ entre PSOE, Podemos y EH Bildu para adelantar a ERC por la banda derecha. Alega Puigdemont que, si Sánchez puede desmarcarse en cuestión de horas de su compromiso con los separatistas vascos de derogar íntegramente la reforma laboral del PP, ¿qué hace pensar al entorno de Junqueras que cumplirá los acuerdos a los que se llegue en la mesa de diálogo?

Ha esperado el momento ideal, eso sí: tuvo cinco días para poner en cuestión —una vez más— las negociaciones entre el Gobierno central y la Generalitat, pero ha esperado a que ERC diera el primer paso. Esto sucedió el lunes, cuando los republicanos confirmaron que ya no negociarán nada relacionado con el estado de alarma y que se disponen ahora a presionar para que la mesa de diálogo se vuelva a reunir, «cuanto antes, mejor».

Una vez que ERC se lanzó por esa pendiente, Puigdemont atacó. Entendiendo que los republicanos dudan, al igual que el Gobierno, sobre la señalada figura del mediador dentro del diálogo bilateral, el expresidente catalán la ha vuelto a poner sobre la mesa. «El señor Sánchez es capaz de firmar un papel con un pacto específico y horas después se desdice. ¿De verdad alguien cree que si algún día llegamos a un acuerdo en la mesa de diálogo horas después, y tras la presión del IBEX y los barones, no hará lo mismo?», dijo.

También bromeó con que «ahora mismo no sé si le compraría un coche de segunda mano al presidente Pedro Sánchez», justificando su escepticismo en torno a la mesa de diálogo porque el PSOE actúa «siempre con actitud de engaño».

ERC regaló la investidura

Esta es una jugada que Puigdemont ha iniciado y que los suyos en Cataluña han extendido este martes, y que más allá de lo que suceda con la mesa de diálogo supone una estrategia ya histórica en el espacio de Junts per Catalunya: sembrar dudas y apelar a las inseguridades de ERC, en un momento en el que las encuestas dan a su máximo rival en el independentismo la posibilidad de escoger si vuelve a formar Govern con los posconvergentes o si reedita un tripartito con el PSC y los comuns.

No en vano la portavoz de la Generalitat, su compañera de filas Merixtell Budó, cogió el testigo inmediatamente para asegurar que el pacto de Sánchez con Bildu escenifica «el talante» del presidente del Gobierno, que no es de fiar. «Una muestra más» para exigir un relator en la mesa de diálogo, según la dirigente de JxCat. Con sus declaraciones, el Govern se hizo eco de la posición de Puigdemont, matizando Budó que, pese a las discrepancias históricas en torno al mediador, ERC nunca ha estado en contra.

La ‘operación desgaste’ también abordó otro lugar común en la guerra entre JxCat y Esquerra: que los republicanos, a juicio de los posconvergentes, le regalaron la investidura a Sánchez. Repetía este argumento este martes Toni Comín, en la misma entrevista desde el Europarlamento en que Puigdemont lanzó las otras citadas consignas. El exconseller fugado afirmó que a ERC le faltó «astucia» a la hora de negociar con el PSOE y que acabó entregándole el Gobierno «a cambio de nada».

Para Comín, las dudas que generaba en enero el pacto de Sánchez con ERC solo se han visto «ratificadas» con el estado de alarma, cuyas negociaciones han llevado a Gabriel Rufián a amenazar con tumbar la legislatura en no pocas ocasiones. «Si había que investir a Pedro Sánchez, se podían obtener unos réditos y ventajas políticas mucho más fuertes que los que se consiguieron», ha afirmado el exconsejero de Salud, que resta valor a la mesa de diálogo porque «ya se ha visto que políticamente aún no es nada».

Sin prisas electorales

Las presiones de ERC para que Torra dilucide el horizonte electoral antes de que el Tribunal Supremo dicte sentencia firme sobre su inhabilitación también han dado a JxCat margen para construir un relato. Es irresponsable pensar ahora mismo en todo lo que no tenga que ver con la crisis del coronavirus; esa ha sido la respuesta del espacio posconvergente una y otra vez. Y el líder del grupo, desde Bruselas, ha ratificado esta postura: «La prioridad hoy no pueden ser las elecciones», ha expresado Puigdemont.

El calendario electoral «sólo puede interesar en los cuarteles de algunos partidos», ha insistido, mirando indirectamente a Esquerra y también al PSC y los comuns, que han insistido en que Torra debería aclarar cuándo piensa convocar los comicios. La convocatoria electoral es prerrogativa de Torra, ha afirmado Puigdemont, que confía en que el president tomará la decisión «escuchando» también a sus socios de ERC. Sí coincide con los de Junqueras en que el Supremo no debería marcar la agenda. «Nos queremos liberar».

Sobre la candidatura de JxCat a esas elecciones autonómicas, ha afirmado que aún no hay nada «en marcha» y que el debate «no está abierto».

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