Puigdemont se agarra al proceso de Forcadell antes de dar marcha atrás

La convocatoria de un referéndum divide al PDCAT a la espera de que Sáenz de Santamaría negocie de verdad o el Estado inhabilite a la presidenta del Parlament

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El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont se agarra al proceso judicial que investiga a Carme Forcadell antes de dar marcha atrás y renunciar a la convocatoria de un referéndum de autodeterminación que sabe que no se podrá realizar.

Sólo la inhabilitación de la presidenta del Parlament, que declaró ante el TSJC el pasado viernes, por desobedecer al Tribunal Constitucional permitiendo que la cámara catalana aprobara una resolución para poder convocar la consulta, daría alas al bloque independentista para forzar un pulso final con el Estado, con la confianza de que la comunidad internacional pueda interceder a su favor, según las fuentes nacionalistas consultadas.

Esa es la carta del bloque independentista, que se prepara, en realidad, para unas elecciones al parlamento catalán que se prevén para justo antes del verano, siempre que la CUP apruebe los presupuestos a mediados de febrero. En caso contrario, los comicios se podrían precipitar para la primavera.

Apoyo del partido de Ada Colau

Lo que ocurra con Forcadell es fundamental. Por una cuestión que para el bloque independentista no es menor, y es que la presidenta del parlamento catalán concita el apoyo de otros grupos políticos. Ha trascendido al apoyo recibido por Artur Mas, y las consejeras Irene Rigau y Joana Ortega, que ya han declarado por la causa del 9N. Forcadell tiene el apoyo de Catalunya sí que es pot, el partido que apoya Ada Colau. Todo el bloque soberanista y Catalunya sí que es pot se preparan para votar esta semana una propuesta de resolución en la que se defiende la «inviolabilidad» de Forcadell.

Catalunya sí que es pot va más allá y quiere retocar el texto inicial para que se añada que la investigación contra Forcadell es «un caso sin precedentes» en la Unión Europea, y que Forcadell «tiene el derecho y la obligación» de defender el ejercicio de los derechos de los diputados.

Eso es agua bendita para los independentistas del PDCAT y ERC, que quieren blindarse ante la posible inhabilitación de la presidenta de la cámara catalana, y agrupar fuerzas, con el mensaje de que el Gobierno renuncia a cualquier proceso de diálogo y que sólo quedará un camino de ruptura con el Estado español.

A la espera de Soraya

Con manifestaciones en las calles, y con la posible imagen de que son las fuerzas de seguridad del Estado –al margen del papel que puedan tener los Mossos d’Esquadra—los que van a detener a Forcadell, el independentismo cree que tendrá una única oportunidad.

En paralelo está la apuesta de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Saénz de Santamaría, de iniciar un diálogo con el que se llegue a acuerdos en la mayoría de puntos que Artur Mas, y posteriormente el propio Puigdemont, quiso negociar con Mariano Rajoy. De todos, –sobre inversiones del Estado en Cataluña, la mayoría de ellos– menos sobre el referéndum, el Gobierno cree que puede ofrecer soluciones.

Dirigentes del PDCAT, la ex Convergència, admiten que si Sáenz de Santamaría «va en serio», si se mueve rápido con cuestiones tangibles, el Gobierno de Puigdemont se verá obligado a negociar y a replantear sus exigencias sobre la consulta.

La realidad de los soberanistas

Sería la marcha atrás que, de hecho, es lo que desean fervientemente los dos partidos del gobierno catalán. Porque también Esquerra Republicana es consciente de que no se podrá celebrar un referéndum, y que es necesario reconducir las cosas en la política catalana. El presidente de ERC y consejero de economía, Oriol Junqueras, mantiene una gran discreción a la espera de esa relación con Saénz de Santamaría pueda fructificar.

Pero la vicepresidenta no puede ahora parar los procesos judiciales en marcha, que ella misma alentó. Las dudas que genera Saénz de Santamaría se centran en su voluntad real de solucionar el pleito catalán. «¿Se moverá ya con respuestas a las reivindicaciones del Govern, o sólo es propaganda, mientras sigue la causa judicial contra Forcadell y, tal vez, los miembros de la Mesa de Parlament?», asegura un dirigente del PDCAT.

El referéndum comienza a ser un problema en el seno de los partidos independentistas. La presidenta del consejo nacional del partido, Mercè Conesa, ha advertido de que no se podrá convocar este mismo fin de semana. Puigdemont apareció para asegurar que se celebrará sí o sí. Pero es más un deseo que una convicción.

Lo único que puede cambiar las cosas es que Forcadell pueda ser la gran mártir para el movimiento soberanista, por su propia condición como presidenta del Parlament, la segunda autoridad sólo por detrás de Puigdemont, y apoyada de forma transversal. Esa es la baza que espera utilizar el independentismo.

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