JxCat sube el precio de su apoyo a Sánchez para presionar a ERC

Los posconvergentes recuperan la exigencia de un "mediador internacional" y reclaman la retirada de los recursos al TC contra resoluciones del Parlament

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Junts per Catalunya (JxCat) ha subido el precio que pone a cambio de facilitar la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno, pese a que ni el PSOE no es que ni siquiera les haya pedido un presupuesto, es que ni tan solo les ha contactado.

Da igual. Los posconvergentes no solo insisten en la exigencia lanzada el viernes de que los socialistas reconozcan como «interlocutores» a Carles Puigdemont y a Oriol Junqueras, sino que añadieron más condiciones.

Así, este lunes recuperaron la vieja propuesta lanzada hace meses por Puigdemont y suscrita de inmediato por Quim Torra que consistía en reclamar que una eventual mesa de negociación contara no ya con un relator, esa figura en torno a la cual volaron por los aires los contactos entre Generalitat y Moncloa el pasado febrero, sino con un «mediador internacional».

Y además, reclamaron varios «gestos» previos a la investidura. Para empezar, que el gobierno en funciones de Sánchez retire de entrada todos los recursos que ha presentado en los últimos meses ante el Tribunal Constitucional (TC) contra tramitaciones y resoluciones del Parlament referidas a la autodeterminación o que incluían reprobaciones al rey Felipe VI,.

La cosa no se queda ahí. JxCat también plantea que se fije ubn «cordón sanitario contra la ultraderecha», de modo que Vox se quede sin plaza en la Mesa del Congreso cuando toque constituir las cámaras. 

«Son condiciones que dependen solo de la voluntad política», explicó la portavoz de JxCat en el Congreso, Laura Borràs, que admitió, eso sí, que nadie del PSOE les ha contactado de cara a las negociaciones que los socialistas han activado en busca de apoyos para la investidura. Los de Sánchez asumen que es mucho más difícil conseguir entenderse con los de Torra y Puigdemont que con Esquerra, con quien sí que han activado ya los contactos. Además, al ahora presidente del Gobierno en funciones podría bastarle con la abstención de los 13 diputados de los de Junqueras, pero no con la de los ocho de JxCat, con lo que sus prioridades están claras.

ERC pone sus condiciones

Así lo asumen también los dos partidos que integran el gobierno catalán, que de puertas afuera mantienen su supuesta vocación de llegar a un acuerdo para fijar una posición unitaria, pero que a la hora de la verdad no dan un duro por ello. Y, en ese contexto, de lo que se trata para JxCat es de complicarle a sus socios la justificación de un eventual aval que permita a Sánchez prolongar su estancia en la Moncloa. 

El domingo, el vicepresidente de la Generalitat y hombre fuerte de ERC en el govern, Pere Aragonès, dejaba claras las exigencias del partido a Sánchez en un artículo en La Vanguardia: los republicanos reclaman un diálogo «de igual a igual» entre la Generalitat y la Moncloa; sin condiciones previas —es decir, sin que nadie tenga que renunciar de entrada a sus aspiraciones, que en el caso de Esquerra son la autodeterminación y una amnistía—; con un calendario «claro», y con «garantías» de que los posibles acuerdos se cumplirán.

ERC plantea además la posibilidad de que hubiera algún gesto de entrada para engrasar las conversaciones, como por ejemplo una reunión entre el govern y el gobierno antes de la investidura, aunque la  portavoz de la formación, Marta Vilalta, admite que eso «no es una condición sine qua non«.

Los republicanos someten este lunes las reclamaciones a Sánchez a consulta entre su militancia, para que sus exigencias «de mínimos» queden fijadas en piedra ya desde el minuto uno de la negociación, que aspiran a que arranque esta misma semana. «¿Está de acuerdo con rechazar la investidura de Pedro Sánchez si previamente no hay un acuerdo para abordar el conflicto político con el Estado a través de una mesa de negociación?”, es la pregunta que lanzan a sus bases. Así, Esquerra subraya que su posición de partida es un no a la investidura, y que solo las cesiones de los socialistas pueden moverles hacia la abstención.

El pressing de JxCat

Es su forma de zafarse del pressing al que les somete JxCat mediante la técnica de elevar sus exigencias muy por encima de las de ERC —y de lo que pueden estar dispuestos a discutir los socialistas—. Los posconvergentes reclaman diálogo «de igual a igual» y «sin condiciones», como Esquerra, pero en esa segunda parte añaden que no se puede «excluir a nadie» como interlocutor, tampoco a Puigdemont y Junqueras como representantes respectivamente, Borràs dixit, del exilio y la prisión. Y, a diferencia de ERC, concretan qué tipo de garantías reclaman: ese «mediador internacional» del que Sánchez no quiere ni oir hablar. 

«Es que ellos no quieren llegar a ningún acuerdo. Solo buscan poder echárnoslo en cara si nosotros al final conseguimos la mesa de negociación y nos abstenemos en la investidura. Luego se sumarían a la mesa, eso sí», resumen fuentes de la dirección de Esquerra al ser preguntadas por la postura de JxCat.

La versión de cara al público es otra, claro. La que dice que ni unos ni otros renuncian a un «frente común» independentista en la investidura. La semana pasada, ambos partidos mantuvieron una reunión al respecto, pero no sirvió para evitar que cada uno haya presentado por su cuenta u sin consensuar sus respectivas condiciones a Sánchez.

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