JxCat y ERC buscan ahora unidad en la investidura de Sánchez

Los posconvergentes y los de Junqueras intercambian llamamientos para buscar una postura consensuada de la que puede depender el gobierno PSOE-Podemos

Laura Borràs, presidenta del Parlament de Catalunya.

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En la investidura fallida de Pedro Sánchez del pasado mes de julio, ERC y Junts per Catalunya (JxCat), los socios mal avenidos que integran el gobierno de Quim Torra, votaron distinto. Los posconvergentes mantuvieron el no rotundo que llevaban meses anunciando, mientras que los de Oriol Junqueras, pese a votar no en la primera vuelta, acabaron por abstenerse en la segunda. Con eso habría bastado para que el presidente del Gobierno en funciones reeditara su cargo si este hubiera conseguido también el sí de Unidas Podemos, ese que tras el 10-N logró en menos de 48 horas, pero no lo hizo y aquí estamos.

Cuatro meses después de aquella votación, JxCat y ERC vuelven a enfrentarse al mismo dilema que entonces: el de facilitarle las cosas a un gobierno y un presidente que no están por la labor de hacer concesiones al independentismo —o al menos, aquellas que el independentismo querría— o darle portazo y abonar el terreno a unas eventuales terceras elecciones con el riesgo que eso comporta de que la derecha, y muy singularmente Vox, siga creciendo.

Ese planteamiento, el de que un no a Sánchez puede propiciar un escenario peor para el independentismo, es al que se abonó ERC para justificar su abstención en julio y es por el que parece volver a decantarse Oriol Junqueras, pese a que entre ambos intentos de investidura se ha dictado la sentencia de la causa del procés que le condena a él a 13 años de cárcel y a otros ocho líderes independentistas a entre 9 y 12. JxCat, con Carles Puigdemont al frente, nunca ha compartido esa opinión.

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Cruce de llamamientos entre JxCat y ERC

Pero, pese a esa discrepancia estratégica, una y otra formación siguen abogando por recuperar aquella unidad independentista perdida y que durante meses se vendió que se iba a rehacer con la respuesta a la sentencia. Con ese reto no superado, la nueva encarnación de de la «unidad de acción» se proyecta hacia la votación de investidura. 

Este viernes, JxCat y ERC intercambiaron llamamientos. La diputada electa de los primeros Laura Borràs propuso a Esquerra y también a la CUP, que se estrena esta legislatura en la cámara baja, mantener una cumbre de los 23 diputados independentistas (13 de ERC, 8 de JxCat y dos cuperos) a la búsqueda de una posición conjunta en la votación, que Sánchez aspira a que se celebre antes de Navidad.

Y, poco después, los de Junqueras pidieron por escrito a sus socios en la Generalitat una reunión también para pactar una estrategia común cuando llegue esa sesión en el Congreso.

Fuentes de ERC precisaron que no se trató de una reacción a la propuesta de Borràs, sino que la iniciativa la decidió el jueves el comité negociador, tras el no inicial transmitido por el portavoz de los de Junqueras en el Congreso, Gabriel Rufián, a la socialista Adriana Lastra en el primer contacto, aún de tanteo, entre los republicanos y el PSOE.

Pedralbes como referencia (o no)

En todo caso, una cosa es que ambas formaciones compitan por proyectarse como quién más trabaja por recuperar la unidad perdida y otra que finalmente haya una postura unitaria.

De momento, ERC, a la vez que le insistía a los socialistas que de entrada no cuente con ellos, apuntaba, por boca del vicepresidente catalán, Pere Aragonès, que la llamada «declaración de Pedralbes» podría ser un buen «punto de partida». Y ese documento no pasaba de declaración de intenciones a favor de propiciar un «diálogo efectivo», sin más precisiones. En cambio, Borràs ya dejó claro que a ellos no les bastaría «solo con Pedralbes».

Además, que JxCat también haya citado a la CUP dificulta que ese pretendido consenso sea posible en torno a una abstención, porque los antisistema, que se presentaron a las elecciones con el objetivo declarado de contribuir al bloqueo, han sido categóricos a la hora de subrayar que no piensan facilitarle la gobernabilidad a Sánchez.

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