Rosell, atrapado en la CEOE por su defensa de Catalunya

El presidente de la patronal española denunció cuando presidía Foment en 2007 la posible “explosión social”

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La izquierda catalana sigue viendo en Joan Rosell a un hombre de orden, de derecha, poco proclive al gasto social. Amante del mercado y de la competitividad sin más.

Las fuerzas políticas nacionalistas también consideran que Rosell no moverá muchos hilos por los intereses de Catalunya. Pero todo ello es producto de una cierta imagen instalada, de una fotografía fija.

Rosell no es, evidentemente, un militante de Esquerra Republicana, aunque tuviera una muy buena relación con Joan Puigcercós en los años del tripartito. Pero Rosell hace años que asegura que la situación de Catalunya podía acabar mal, y no, precisamente, por culpa de los catalanes. Aunque nunca compartió los excesos teatrales de la política catalana.

Puede haber una “explosión social”, aseguraba Rosell en noviembre de 2007, con el gobierno tripartito, después de una denuncia contundente contra los gobiernos españoles por el incumplimiento de las inversiones públicas del Estado.

Rosell, como presidente de Foment del Treball, dejaba constancia en Barcelona de la falta de un sistema de financiación acorde con las necesidades de Catalunya y de la carencia de inversión pública en infraestructuras.

El cambio con el Estatut

Entonces, Rosell constataba que Catalunya había recibido un 28% menos de inversión del Estado que Madrid entre los años 1997 y 2007. Y añadía que quien dijese lo contrario, “miente”. Y reclamó que “por pura democracia” el Gobierno debía publicar las balanzas fiscales de las comunidades autónomas.

Sus últimos años al frente de Foment tuvieron un cariz reivindicativo, que coincidió con la frase del president José Montilla, sobre el “desapego” creciente de Catalunya respecto al conjunto de España. Entonces, Rosell llegaba a asegurar afirmaciones claras y precisas: “Nos sentimos cada vez más incómodos» y la situación actual «es crítica».

Era noviembre de 2007. Ahora estamos en 2012. Y Rosell, de hecho, sigue en la misma posición.

Por un lado, rechaza los excesos nacionalistas. Rosell, como una buena parte del empresariado catalán, lo que quiere es una administración más ágil, con menos trabas burocráticas, menos funcionarios. Más competitividad. Más inversión en infraestructuras y más dinamismo por parte de la sociedad civil.

La tecnoestructura

El presidente de Foment denunciaba a la “tecnoestructura del Estado” por esa falta de agilidad y de inversiones en Catalunya. Otra cosa fue la negociación del Estaut, que los empresarios catalanes siempre vieron como un desastre, como algo innecesario, que además, adoptaba un carácter intervencionista que no casaba con su defensa de una sociedad más liberal y más dinámica.

Ahora, en Madrid, ha sido víctima de la presión de esa “tecnocracia” que denunciaba, y, forzado por Cepyme, la patronal de la pequeña y la mediana empresa, ha alertado del “problemón” que supone el proceso independentista en Catalunya.

Pero lo que propone enlaza, de hecho, con las aspiraciones de buena parte del tejido empresarial y político catalán. Ante la gravedad de la crisis, que obliga a una reestructuración total del Estado, se pueden conseguir algunas demandas de los nacionalistas y de los propios empresarios.

Solución forzada por la crisis

Fuentes empresariales y políticas aseguran que eso es lo que se discute en el entorno de la CEOE. Rosell lo ha verbalizado, al afirmar que el estado de las autonomías “no funciona y hay un consenso sobre ello”.

La puerta que se abre es discutir de nuevo, con “la cabeza fría”, un sistema de financiación suficiente para Catalunya y reorientar el estado autonómico, recuperando, según fuentes empresariales, “el espíritu inicial” de la Constitución, con Catalunya y el País Vasco como únicas autonomías.

La crisis puede posibilitar lo que la política hacía imposible hace sólo un par de años.

A Rosell le seguirán viendo con viejos esquemas. Pero todo ha cambiado. Catalunya vive la ebullición que auguraba Rosell en 2007. Y ahora pueden surgir soluciones.

Los propios empresarios se han puesto a ello. Y este jueves, la patronal de l’Hospitalet del Llobregat, AEBALL, ha iniciado la campaña «salvemos las empresas» como un indicativo de que se quiere hacer frente a la crisis y que el esfuerzo será necesario por parte de todos.

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