Sánchez endosa a Díaz la investidura de Rajoy

El todavía secretario general asegura que dimitirá si el comité federal del PSOE levanta su 'no' al líder del PP, y se niega a debatir sobre su falta de legitimidad al frente del partido

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Pedro Sánchez ha decidido preparar un plan de ataque, que es también su refugio. Si Mariano Rajoy es investido presidente del Gobierno será cosa de Susana Díaz. Y él se irá.

Horas antes del inicio del comité federal del PSOE, el todavía secretario general del partido, aunque los críticos consideran que ya no lo es tras la dimisión de la mitad de los miembros de su ejecutiva, quiso marcar el encuentro.

Lo hizo porque no tiene garantías de que pueda intervenir en el propio comité federal. Y la intervención que quería protagonizar la hizo este viernes desde Ferraz.

Gobierno transversal

Pedro Sánchez defiende que el comité federal debe decidir ya sobre lo que ha sido un largo, tormentoso y trágico debate en los medios de comunicación, pero no en los órganos de dirección. Y, tras rechazar «votaciones sobre reglamentos o estatutos», sobre si él mismo está en funciones, o ya no tiene legitimidad alguna, Sánchez reclamó que se decida lo que «será trascendental» para los socialistas en los próximos años: «o se busca una alternativa transversal a Rajoy, o se le deja gobernar, con una abstención».

En ese último caso, Sánchez aseguró este viernes que no se verá en condiciones de «gestionar» esa abstención, y que, por tanto, –aunque sin decirlo abiertamente– dimitirá.

Para los críticos es precisamente ese el objetivo, que se vaya. La cuestión es que para los partidos de Susana Díaz, movilizados desde Andalucía, aunque el movimiento contrario a Sánchez ha corrido como la pólvora hacia la mayoría de federaciones socialistas, Pedro Sánchez ya no debería participar en el propio comité federal. Se acogen a una interpretación de los estatutos, con la idea de que el partido ya debería quedar en manos de una gestora. Y eso es lo que defenderán en el comité federal. O lo que pretendían antes de la intervención de Sánchez.

Acuerdos con independentistas

Algunos dirigentes consultados admiten que no saben cómo podría evolucionar el comité. Que lo primero que se deberá decidir es qué orden del día se sigue, y que se someterá o no a votación. Pero, al margen de las cuestiones estatutarias, nadie duda de que la cuestión de fondo, la más urgente en estos momentos, acabará apareciendo. Y es la posición del PSOE en esta legislatura.

A pesar de que ha sido un argumento de los críticos, y de algunos dirigentes, como Emiliano García-Page o el alcalde de Vigo, Abel Caballero, Sánchez no tiene nada acordado con los partidos independentistas. El objetivo era establecer, si se podía, un acuerdo con Podemos, y, a partir de ahí, que el resto de fuerzas políticas, como los independentistas, decidieran su posible apoyo o abstención.

«Legislatura del chantaje»

Esa idea la defendió Sánchez este viernes, con el objetivo de que el comité federal decida si se explora de verdad esa alternativa, o se abstiene en la investidura de Rajoy. «Mañana –por este sábado– no se decide si el partido pasa a una gestora, como piden algunos, sino el rumbo del PSOE. Lo que yo defiendo es que la abstención no implica estar más cerca de la derecha, sino que lo importante es las consecuencias de esa decisión, porque abriría la legislatura del chantaje».

Según Sánchez, el PSOE que se abstenga en la investidura de Rajoy, será llamado a secundar los presupuestos y las «leyes importantes», con un resultado práctico: «Rajoy quiere gobernar sin oposición, y eso no lo puede pretender, no puede aspirar a eso».

Los dirigentes territoriales no lo quieren

Para el equipo de Sánchez esa es la discusión. Pero hay otras cuestiones de fondo. Se trata de la propia figura de Sánchez, que para Susana Díaz debería haberse borrado hace tiempo. Buena parte del partido no lo ve como líder, como responsable del PSOE, y considera que no puede ganar elecciones. Ven también que ha conformado un equipo muy débil.

Desde Pérez Rubalcaba, Rodríguez Zapatero, Felipe González, o los nuevos dirigentes territoriales, como Ximo Puig, García-Page, Javier Fernández o Javier Lambán, todos creen que Pedro Sánchez debe abandonar de inmediato. Es más, consideran, con los estatutos en la mano, que ya no tiene ninguna legitimidad.

Para cubrir su posición, ya se han perfilado algunos, como Eduardo Madina, que compitió con Sánchez en las primarias abiertas por primera vez a la militancia, en julio de 2014. Susana Díaz, sin embargo, no ha acabado de dar el paso, aunque está en todas las salsas.

La advertencia de Borrell

Pero a todos ellos, los partidarios de Sánchez tratarán de que expresen y justifiquen la abstención a Rajoy. Particularmente duro fue Josep Borrell. El ex ministro, que fue candidato a la Moncloa tras un proceso de primarias y el aparato del PSOE lo devoró, reclamó que «hablen en el comité federal y no en los platós de televisión».

Sánchez, en cualquier caso, cree que ya se ha cubierto las espaldas. Si se va, le endosará a Díaz que Rajoy gobierne.

Con esas conjeturas y posicionamientos, los mismos dirigentes consultados insisten en que «nadie sabe cómo puede acabar la reunión, ni qué decisiones se tomarán».

El PSOE es ahora un polvorín, que puede definitivamente estallar.

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