Urkullu aconseja a Torra otra vía para exprimir a Sánchez

El president y el lehendakari constatan la gran distancia estratégica que les separa en un encuentro para escenificar la normalización de sus relaciones

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El presidente de la Generalitat, Quim Torra, y el lehendakari, Íñigo Urkullu, han formalizado este miércoles la reanudación de relaciones entre los gobiernos catalán y vasco, distanciados desde las fallidas negociaciones entre la Generalitat y la Moncloa para intentar que Carles Puigdemont renunciara a la declaración unilateral de independencia, y en las que Urkullu hizo de mediador.

Fue Urkullu quien ejerció de anfitrión en su primer encuentro con Torra, que sirvió para escenificar esa normalización de relaciones y para constatar diferencias. Más allá de hacerse una foto conjunta que ha tardado siete meses en producirse, el encuentro evidenció la considerable distancia que sigue separando las lineas estratégicas de uno y otro.

Al cabo, en el País Vasco el PNV gobierna en coalición con los socialistas, y ahora mismo su línea política nada tiene que ver con el discurso maximalista de Torra, que insistió en las exigencias ya conocidas: referéndum de autodeterminación, libertad para los presos y retorno de los «exiliados».

Los puentes sin concreción de Torra

Urkullu, abonado a la vía de los pactos con el Gobierno incluso antes de la moción de censura con la que Sánchez arrebató la presidencia a Mariano Rajoy, insistió en «la necesidad de aprovechar la actual mayoría parlamentaria» y de establecer «un espacio de distensión», y se ofreció a «acompañar» en la vía dialogada entre la Moncloa y la Generalitat, aunque, al menos en la comparencencia conjunta, evitó hacer referencias a los presupuestos generales del estado, que no contarán con el aval de los partidos independentistas catalanes.

Torra, en cambio, insistió en las exigencias ya conocidas: referéndum de autodeterminación, libertad para los presos y retorno de los «exiliados». Y, por lo demás, es decir, sobre los puntos de encuentro con Urkullu, se limitó a las generalidades. «Compartimos el mismo deseo de libertad y de que se acabe la represión. Son muchos los puentes que nos unen y hoy hemos venido precisamente a tender un puente», dijo.

 «Una reforma del estatut es una pantalla pasada. Parece una versión 2.0 del ‘apoyaré’ de Zapatero», dijo Torra

El president reiteró, además, que el plan de Sánchez de plantear un nuevo Estatuto de Cataluña, que quiere presentar en un pleno monográfico el 12 de diciembre, está condenado al fracaso. «Una reforma del Estatut es una pantalla pasada. Parece una versión 2.0 del ‘apoyaré’ de [José Luis Rodríguez] Zapatero», dijo, en referencia a la promesa que el expresidente socialista hizo en 2003, cuando dijo que avalaría la reforma del texto estatutario que saliera del Parlament, y que después sería rebajada.

De hecho, hay otro detalle que evidencia la sima estratégica que hay ahora mismo entre el nacionalismo catalán y el vasco. El portavoz de la lehendakaritza, Josu Erkoreka, había anunciado el martes que la reunión serviría para explorar una apuesta conjunta para plantear que el modelo de estado avance hacia un mayor reconocimiento de su plurinacionalionalidad.

Pero, en la rueda de prensa posterior al encuentro, solo Urkullu hizo referencia a la necesidad de tomar ese camino 20 años después, recordó, de la Declaración de Barcelona, el acuerdo suscrito entre el PNV, CiU y el Bloque Nacionalista Galego como réplica a las políticas de José María Aznar en defensa de los «derechos nacionales» de Cataluña, el País Vasco y Galicia.

De todos modos, Torra, que durante su viaje también tiene previsto reunirse con el líder abertzale Arnaldo Otegi, trató de quitar hierro a las divergencias. «El ritmo hacia la libertad del pueblo catalán y el pueblo vasco puede que no sea exactamente el mismo, pero ambos tenemos el mismo objetivo final», alegó.

Distanciamiento Urkullu-Puigdemont

El distanciamiento de Urkullu y el PNV con Puigdemont y Junts per Catalunya (JpC), la fuerza mayoritaria del gobierno catalán, y a la que pertenece Torra, se evidenció de forma sangrante cuando en agosto el lehendakari, sin haber mantenido contactos con el expresident ni tener siquiera agendada una primera cita con Torra, visitó al líder de ERC, Oriol Junqueras, en la prisión de Lledoners.

El encuentro levantó ampollas en JpC y en la Generalitat, por lo que a los pocos días, se activaron los contactos para establecer una primera reunión entre ambos presidentes.

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