Valentí Puig: «Los populismos suben y bajan, y se verá con el independentismo»

El escritor defiende los valores de la Transición y la necesidad del diálogo constante en el libro 'Fatiga o descuido de España'

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¿José Cadalso, y las Cartas Marruecas? España, como motivo de reflexión, con matices, con argumentos. Sin pretensión de decir la última palabra. Cadalso quería ejercer una «crítica de la nación», analizar la esencia de los problemas que habían provocado que la patria fuera «el esqueleto de un gigante». Tras él, en el siglo XVIII, llegaron otros grandes, como Larra, los hombres de la Regeneración y la Generación del 98.

El escritor Valentí Puig, (Palma de Mallorca, 1949) incide en la cuestión, con un diálogo entre A y B, «entre un hombre más de Tocqueville y el otro más de Monstesquieu, entre uno más monárquico que el otro, entre uno más populista que el otro».

La impaciencia sobre España

El arranque no deja dudas: «A.-Esta España no me duele, pero me impacienta»; «B.-Recuerde que no tenemos el monopolio de la duda existencial. También dudan Francia o Italia, por ejemplo. Duda Occidente de manera cíclica. Son dudas a menudo ilusorias, porque cargan las tintas en exceso y habitualmente yerran en el diagnóstico y padecen de irrealismo en cuanto a soluciones. Defecto común en la tradición regeneracionista».

Puig aborda un debate sobre todo lo que afecta España, y su contexto europeo y mundial en el libro que acaba de publicar Fatiga o descuido de España (Galaxia Gutemberg). Lo hace con una apuesta que supone una forma de enfrentarse a la realidad: con prudencia, con reflexión, conservadora si queremos mantener las etiquetas, pero con el ánimo de retocar todo lo que sea necesario, en un momento en el que ese debería ser el principal cometido del gobierno que surja de las actuales negociaciones.

El precio que pagará Rajoy

«En España, en todas las encuestas, la corrupción aparece por detrás de la preocupación por el paro, pero tiene un poder enorme, porque es muy ofensiva para la gente, hace un daño terrible, y seguramente será el precio que deba pagar Rajoy», asegura Valentí Puig en una entrevista con Economía Digital.

A su juicio, si el PP consigue recuperar su papel en las negociaciones para formar Gobierno, lo deberá hacer con otro dirigente, dejando claro que el PP no ha estado a la altura durante la crisis económica, por la falta de «empatía» con los ciudadanos, más allá de los datos macroeconómicos, y de la recuperación económica.

Vuelven los partidarios de la ruptura

La queja de Puig es que se ha puesto en cuestión todo el andamiaje institucional de España, sin pararse a pensar en las consecuencias. «Se carga de forma constante contra la Transición, en una curiosa operación, que enlazaría con los partidarios de la ruptura en aquel momento, se trata de un populismo que no ofrece soluciones», asegura, en relación a el discurso ideológico de Podemos, y de los que cuestionan lo que aportó la Transición.

En el libro el personaje A protesta por la fustigación continua de los españoles. «¿Cómo ha de ser España un país tercermundista cuando la Transición democrática es un modelo mundial y Telefónica está en toda Iberoamérica? Dicho suavemente, las universidades españolas no destacan, pero ¿es que somos un país con una casta política comparable a la italiana? En algunos casos, ¿no hemos demostrado saber reformar mejor que la Francia de hoy?», afirma uno de los interlocutores.

Reforma educativa

Puig no mantiene que no se deban impulsar reformas. «El debate, en toda Europa, se centra en encontrar fórmulas para mantener el Estado de bienestar, y en eso debemos estar, en atender una cuestión crucial, por ejemplo, como es la reforma educativa, que no puede demorarse por más tiempo», insiste.

Combativo con el proceso soberanista, escritor en castellano y catalán, Puig enmarca el independentismo en un «populismo» que los partidos políticos han utilizado. «Ni todas las cuestiones importantes, que se pueden resolver, y que se centran en aspectos de financiación y de inversión, justifican ese proceso de secesión», afirma, y advierte de que «los populismos suben y bajan, y se verá con el independentismo», tras aseverar que también ocurrirá con las fuerzas políticas que lo practican en el conjunto de España.

Ahora bien, la crítica circula hacia el otro lado. «La responsabilidad del Estado es grande, es una responsabilidad por abstención, por no estar presente», sentencia.

Complicidad de los periodistas con el independentismo

Puig lanza una definitiva pulla al nacionalismo que ha derivado hacia el soberanismo. «¿Qué han logrado?, que Ciudadanos sea la segunda fuerza en el Parlament, cuyo objetivo es destruir ese nacionalismo».

Lo que ha ocurrido en Cataluña en los últimos años es que se ha establecido, para Puig, una complicidad poco justificable entre ese movimiento y el mundo de los medios de comunicación. «Se lanzó el mensaje de que se podía conseguir, de que la independencia era posible, con la complicidad del mundo periodístico, creando una especie de establishment cultural del nacionalismo», lamenta.

Valentí Puig ofrece sosiego, reflexión, matiz. ¿Malos consejos en momentos de cambio?

El mensaje del personaje B no ofrece dudas sobre la apuesta del escritor por una democracia liberal, reformista, que valore lo que ha hecho bien, y calcule todos los costes antes de iniciar un cambio:

«Le diré que siempre me sorprende que las alusiones al crepúsculo de la democracia provengan de quienes hace unas décadas creían en el maoísmo, una variante monumental del genocidio. (…) Cuando te oye defender (esos ‘nostálgicos’) los valores constitucionales o los beneficios de la Transición, algún joven te replica que eso es muy antiguo, que es tan sólo una nostalgia. Pero, ¿por qué? No le veo ventaja alguna a darle la espalda a una pieza maestra de convivencia, de ganas de hacer las cosas bien, aún a sabiendas de que nada hay perfecto».

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