Casado, hacia la unificación del centro derecha: atraer a Cs y a los desencantados con Sánchez

Casado quiere emular el 'viaje al centro' de José María Aznar para ampliar los principios y estrategias y así conseguir una base del partido más amplia.

El líder del PP, Pablo Casado, durante una intervención en Génova. Foto: EFE

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El cambio de sede no es lo único que busca «el nuevo PP», como algunos lo llaman. Pablo Casado anunció esta semana cambios a largo plazo en el partido basados en una estrategia sostenida en el tiempo para volver a ser el partido que ganaba con mayoría absoluta.

Los populares han comprendido que para ganar a Pedro Sánchez en las próximas generales es necesario la reunificación del centro-derecha. Esto pasa por atraer a Cs e intentar ganarse a los desencantados de Sánchez. Pero primero arreglarán su casa para ganarse a los demás.

Los congresos territoriales y la Convención Nacional que el partido celebrará en otoño serán la hoja de ruta a seguir. El PP de Casado lo tiene claro. Cuando una empresa entra en crisis se analizan todos los posibles factores y, a partir de ahí, se sacan conclusiones y posibles soluciones.

Los populares ya han hecho su ‘brainstorming’ particular y ahora queda lo más difícil: deshacerse del pasado, seguir y ejecutar el actual plan. La mayoría de barones territoriales han pedido alguna vez durante estos meses realizar una refundación del partido.

Pablo Casado y Alberto Núñez Feijóo, durante el comité ejecutivo nacional del PP. Foto: EFE

Casado quiere emular ese ‘viaje al centro’ de José María Aznar para ampliar los principios y estrategias y así conseguir una base del partido más amplia, este último objetivo ya se ha convertido en la obsesión de un dirigente cercano al líder del PP.

Para ello busca abrir el proyecto a la sociedad civil y captar talento. La búsqueda de talento es otro de los objetivos que más preocupan en Génova. Faltan expertos en internacional, en el área jurídica, económica, etc.

Casado heredó una suerte de ‘fuga de cerebros’ y en su búsqueda para formar equipo, muchísimas personas válidas le dieron un ‘no’ rotundo. No se querían exponer a un total control político y mediático cuando el partido estaba más cuestionado. Los sueldos en la empresa privada suelen ser mucho más atractivos que partirse la cara en primera fila política.

Los populares piensan ahora que ese talento podría volver si, con tiempo, se les vende un proyecto ilusionante, el «nuevo PP», como algunos lo llaman. Aunque esto no sería suficiente. También tendrían que colaborar el resto de agentes del centro-derecha para una reunificación en condiciones.

Atraer a Cs

Atraer a Cs es algo que Pablo Casado ya intentó. Le negó Albert Rivera, ahora más proclive a sus postulados, y también le negó Inés Arrimadas. Pero tras el batacazo electoral en Cataluña y el malestar con la cúpula, «a los naranjas les quedan tres telediarios», opinan dirigentes populares.

El centro hace aguas porque no han sabido consolidar un partido fuerte y ante esto y la desilusión por un proyecto fallido, los populares ya tienen cola de dirigentes naranjas que esperan ser acogidos entre sus filas. Según fuentes populares, «muchos nombres que sorprenderían han contactado con nosotros».

Pero las perspectivas de los de Casado no es una «absorción», de hecho lo niegan. Buscan que la formación de Arrimadas participe en el proyecto de alguna manera. Que sea capaces de atraerles para ser fuertes ante una izquierda que cada proceso electoral que pasa se crece aún más. Y esa tarea de atracción tiene varios nombres, aunque todos los desmienten.

Inés Arrimadas y Pablo Casado, durante una reunión. / EFE
Inés Arrimadas y Pablo Casado, durante una reunión. Foto: EFE

Aquí comenzó a sonar con fuerza el nombre de Albert Rivera. El ex líder de Cs es presidente ejecutivo del bufete Martínez/Echevarría/Rivera y trabaja con el PP en los recursos contra la ley catalana del alquiler o la ley Celáa, algo que refuerza el contacto Rivera-Casado.

También suena la ex mano derecha de Rivera, José Manuel Villegas, que recientemente fichó por la Fundación Propósito, el nuevo ‘think tank’ del PP. El dirigente tiene además cercanía con Casado y también con Teodoro García Egea, con quien negoció los pactos autonómicos en los Gobiernos de Madrid, Murcia, Andalucía y Castilla y León.

A ellos se suman los críticos que desde dentro buscan soluciones ante el ‘no hacer nada’ de Arrimadas, tras el batacazo electoral en Cataluña. Esta corriente ya busca candidatos de consenso que quisieran respaldar una futura plataforma electoral conjunta con el PP, que respetase las siglas y la identidad de ambas formaciones. Una idea residual que queda ahí para sobrevivir a Sánchez y a Vox.

Los desencantados con Sánchez

Pero, sin duda, la apuesta más ambiciosa de los populares se centra en conseguir a los socialistas desencantados con el personalismo de Pedro Sánchez. En Génova ya llevan tiempo detectando que hay muchos socialistas que han salido desencantados con el proyecto de Pedro Sánchez tras pactar con Pablo Iglesias.

Se trata de un votante de centro más partidario al discurso de los barones críticos, como pueden ser el castellanomanchego Emiliano García-Page o el aragonés Javier Lambán que a la dirección de Ferraz.

Pedro Sánchez recibiendo a Pablo Casado en el Palacio de la Moncloa. Foto: EFE

Es aquí donde los populares quieren ir más allá y no niegan que en la Convención Nacional de otoño tendrán que hablar de todo. Incluso, tocar los temas más sensibles hasta ahora dentro del partido como la eutanasia, el aborto, el matrimonio homosexual o la memoria histórica para clarificar una posición respecto a estos temas también. No para acercarse a los socialistas, matizan, sino para que todo el mundo tenga clara la postura y evitar malos entendidos.

Pero, sin lugar a dudas, lo que consideran más importante es ofrecer un proyecto de futuro donde quepan muchos más. Y a eso se refieren con lo de ensanchar la base. El mundo cambia a grandes velocidades y «no nos podemos quedar atrás», señalan.

El objetivo de Casado sigue siendo la reconstrucción del espacio político a largo plazo que va desde el centro hasta la derecha sin contar con Vox. Señalan que la dificultad reside en que Aznar y Rajoy ganaron sin competidores en su espectro ideológico. El reto ahora de Casado es conformar un espacio alternativo y atraer a sus competidores más cercanos ante una posible unión electoral, porque sólo así podrán ganar al PSOE.

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