Cs incendia el Parlament con acusaciones de corrupción y cotilleos

Todos los grupos menos Cs y PP reprenden a Carrizosa por sus "insinuaciones machistas y sexistas" al aludir a los "amigos" de dos diputadas de JxCat

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Con la política catalana instalada en la parálisis, la actividad en el Parlament transcurre entre el mero trámite; los desafíos más simulados que reales al Gobierno, el poder judicial y el Constitucional, y la bronca pura y dura. Si el martes, en la primera jorndada del pleno de esta semana, tocó escenificación de pulso fake al TC, este miércoles ha tocado encontronazo. Uno que además ha derivado en un cierre de filas de todos los grupos salvo el PP y y Cs contra el presidente del partido naranja en la cámara catalana, Carlos Carrizosa, por sus «insinuaciones machistas y sexistas» referidas a la diputada de Junts per Catlaunya (JxCat) Aurora Madaula y la portavoz en el Congreso de los posconvergentes, Laura Borràs.

Como es habitual, el choque fue entre Cs y el bloque independentista. El episodio se produjo durante la sesión de control parlamentario al president Quim Torra. Carrizosa le preguntó si piensa cesar al Secretario General del Deporte de la Generalitat, Gerard Figueras, investigado por una supuesta trama de desvío de fondos públicos a fundaciones de la órbita del Pdecat. Torra replicó alegando que todavía no hay información sobre esa investigación porque el sumario ha sido declarado secreto, pero que su gobierno aplica la «tolerancia cero» con la corrupción. Y el portavoz  contraatacó echando el resto.

«Ya sabía que no lo iban a cesar, porque en el entorno de la putrefacción de la corrupción a ustedes no les molesta el mal olor», espetó el portavoz de Cs, antes de soltar una retahila de acusaciones para apuntalar su afirmación.

Carrizosa empezó recordando que, antes de ser consellers, Damià Calvet y Jordi Puigneró estuvieron en el Ayuntamiento de Sant Cugat, que situó en «el epicentro del 3%»; siguió con la investigación abierta por la fiscalía contra el titular de Interior, Miquel Buch, por la escolta que le puso a Carles Puigdemont al huir este a Bruselas, y señaló también a la portavoz del govern, Meritxell Budó, porque «se pagaba [con fondos públicos] los viajes a Waterloo y tuvo que devolver el dinero cuando la pescaron». 

«Más que la bancada del gobierno, parece una rueda de reconocimiento», concluyó Carrizosa. O no, porque después siguió señalando a diputados de JxCat. Primero, a Elsa Artadi, por aparecer en escuchas de investigaciones judiciales abiertas. Y después, a Madaula, que, a diferencia de Artadi, sí se encontraba en el hemiciclo, y a quien, a falta de poder reprocharle algo directamente, le pidió explicaciones sobre «las mordidas» de la fundación Catdem al Palau de la Música con el argumento de que la dirigía «su amigo» Agustí Colomines, que ha sido pareja de Madaula.

Carrizosa siguió después con la exconsellera Laura Borràs, que está a las puertas de ser procesada en el Supremo por haber adjudicado 18 encargos cuando presidía la Institució de les Lletres Catalanes (ILC) a empresas de un amigo suyo. Y luego, también hizo insinuó una relación de Borràs con el diputado de JxCat Francesc de Dalmases. «Hablando de amigos, el señor Dalmases está investigado por desviar dinero de la fundación Catmon al entorno convergente», remató.

Acabada la sesión de ventilador y cotilleos, el presidente del Parlament, Roger Torrent, reprendió a Carrizosa, al que acusó de machismo. «En esta cámara, no pedimos explicaciones a las diputadas en función de la actividad de sus amistades o parejas, sino por lo que han hecho ellas mismas», le afeó, y el portavoz de Cs, elevando el tono del delirio, replicó acusando a su vez a Torrent de «machista» por hablar de «parejas» cuando él, alegó, solo había hablado de «amigos».

Madaula quiso intervenir por alusiones, pero Torrent no la dejó porque esa opción, dijo, no está contemplada en el reglamento de la cámara, por lo que optó finalmente por presentar una queja contra Carrizosa ante la Mesa del Parlament.

La diputada no fue la única en protestar. Los portavoces de JxCat, ERC, el PSC, los comunes y la CUP elevaron un escrito a la Mesa en que consideran las referencias de Carrizosa a las relaciones personales de diputados y diputadas «ofensivas» y «una muestra intolerable de insinuaciones machistas y sexistas», por lo que plantean que «hay que tomar medidas, si hace falta disciplinarias», para que los diputados «se comporten con cortesía y respeto a las normas de orden y disciplina» que  establece el Reglamento del Parlament.

A todo esto, como las andanadas del presidente del grupo de Cs se produjeron durante el control a Torra, este contestó al diputado naranja reprochándole también la forma y el fondo de su intervención. «Es uno de los días en que han caído más bajo. Que quieran esconder su derrota con estos dos minutos y medio de difamaciones e infamias me parece lamentable, pero si quieren crispación, no la tendrán. No caeremos en la crispación nunca más», aseguró. 

Y, acto seguido, y pese a que nadie le había preguntado por ello, el president optó por dedicar el resto del tiempo que le quedaba a dar cifras en positivo de la evolución de la economía catalana». Hoy, la esgrima parlamentaria en Cataluña se reduce a menudo a eso, al ‘y tú más’ y al ‘cada loco con su tema’.

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