Cientos de científicos cuestionan la estrategia de Boris Johnson

Más de 600 psicólogos conductistas firman una carta abierta para que el Gobierno de Reino Unido apure las medidas de distanciamiento social

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El Reino Unido post-brexit ha asumido una estrategia alternativa al resto de Europa en su lucha contra el coronavirus Covid-19. Anteponiendo la economía a la salud de la población, el primer ministro, Boris Johnson, ha optado por dejar que la enfermedad circule para crear inmunidad, una hipótesis que aún no se ha comprobado como cierta o probable. Mientras el resto de países confinan a la población y cierran fronteras, el Gobierno británico ha permitido que todo siga con normalidad.

Pero más de 600 científicos de la conducta humana cuestionan la estrategia de Johnson y le exigen que, si no tiene evidencia científica que acredite que no conviene tomar medidas de distanciamiento social, las active cuanto antes. Los cientos de psicólogos conductistas no se creen la explicación del Ejecutivo británico de que es mejor retrasar las restricciones de movimientos en el espacio público y la orden de confinamiento de toda la población para no provocar una «fatiga conductual».

La lógica del Gobierno de Gran Bretaña consiste en pronosticar el comportamiento futuro de la ciudadanía. Por «fatiga conductual» entienden la probabilidad de que la adhesión pública a las cuarentenas puede disminuir con el tiempo. Es decir, que exigirle a la población de forma muy temprana que se confine en las casas podría provocar que, cuando estas medidas ya sean cruciales, nadie las respete. En otras palabras, pretenden ganar tiempo dejando libres a las personas ahora para que colaboren después.

«No hay evidencia suficiente»

El equipo de Johnson ha afirmado en varias ocasiones que este tipo de decisiones se han tomado siguiendo las recomendaciones científicas de los expertos. Pero en la carta abierta que ha empezado a circular este fin de semana, los conductistas han expresado su «preocupación» por el retraso en las restricciones de distanciamiento social. «Estas medidas son precisamente efectivas para reducir la propagación y, por tanto, el riesgo percibido», afirman los científicos críticos de la gestión del número 10 de Downing Street.

«Si bien respaldamos plenamente un enfoque basado en la evidencia de la política que se basa en la ciencia del comportamiento, no estamos convencidos de que se sepa lo suficiente sobre la ‘fatiga conductual’ o en qué medida estas ideas se aplican a las circunstancias excepcionales actuales. Dicha evidencia es necesaria si queremos basar en ella una estrategia de salud pública de alto riesgo», reza la carta, que añade que «continuar con normalidad durante el mayor tiempo posible socava esa urgencia».

«En términos más generales, parece que las preocupaciones sobre la fatiga conductual llevan al Gobierno a creer que detener la propagación de la enfermedad es imposible, y la única solución es frenar el progreso de la enfermedad en la mayoría de la población, hasta que se logre la inmunidad colectiva. Pero el cambio radical de comportamiento puede ser mucho mejor que esto y, si tiene éxito, salvaría un gran número de vidas», han advertido los conductistas, señalando los ejemplos de China y Corea del Sur.

Concluyen los firmantes que, «si la ‘fatiga conductual’ realmente representa un factor clave en la decisión del Gobierno de retrasar las intervenciones de alta visibilidad, le instamos a compartir una base de evidencia adecuada en apoyo de esa decisión. Si no existe evidencia, instamos al Gobierno a que reconsidere estas decisiones». La carta abierta —en inglés— puede leerse en este enlace.

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Alessandro Solís Lerici

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