Diada 2019: Así funciona el boicot de la ANC al IBEX en las calles

La ANC promueve una campaña de consumo contraria al IBEX y se entrega a la venta de todo tipo de 'merchandising'

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La gran novedad que vendía esta Diada la Assemblea Nacional Catalana (ANC), organizadora desde hace ya ocho ediciones de la gran concentración independentista del 11 de septiembre, es un acto matinal que pretende que los catalanes se gasten el dinero de otra manera. A su manera. 

A priori, podría entenderse que se trataba de una ampliación del campo de batalla, dicho sea sin ánimo belicista, pero sucede que al final, la novedad ni era tan grande ni tan novedosa. Algo, al fin y al cabo esperable, sabiendo que el de la hipérbole no ha dejado de ser nunca un recurso básico sin el cual o es posible entender ese periodo que abarca estas ocho últimas ediciones de la Diada y que responde por el nombre de “el procés”.

La ANC lleva meses alimentando su plan de fomentar un comercio “nacional” promocionando alternativas a las empresas del IBEX, esas grandes corporaciones nada implicadas en la causa independentista. Una especie de boicot pero por pasiva, para que no se les pueda acusar de alentar un boicot.

Justo después de que esta misma semana trascendiera la voluntad de la ANC de pedir a los ayuntamientos que solo contraten a empresas comprometidas con la causa, la entidad usa esta Diada como escaparate de Herramientas de país, que así ha llamado a su iniciativa.

El paisaje es paisanaje, así que situémonos: el escaparate está ubicado en Pla de Palau, la plaza situada entre la sede de la Delegación del Gobierno en Cataluña, cerrada por obras desde hace años, y la Llotja de Mar, la sede la Cambra de Comerç de Barcelona, ahora controlada por empresarios independentistas, tras ganar las elecciones la candidatura promovida por la propia ANC.

Por cierto, antes de ese sorpasso, en diciembre, la Llotja alojó un Consejo de Ministros celebrado en Barcelona. Ese día, el Pla de Palau estaba dentro de la zona acordonada, pero alrededor, la Assemblea y Òmnium montaron un sarao que atrajo a miles de personas.

Despliegue modesto de la ANC

El despliegue de este miércoles es infinitamente más modesto: un stand central de la ANC en el que se explica la campaña y varias paraditas de empresas de las que se han sumado a la causa y que forman parte de la lista de compañías recomendadas por la ANC. Lo de la Assemblea puede entenderse como un boicot, pero no lo de las empresas, claro. En su caso, la cosa se llama márqueting.

Cataluña, tiremos de tópicos, es tierra de emprendedores, así que nada tiene de raro que los haya que hayan visto la oportunidad de promocionar sus productos exprimiendo la ideología nacionalista que supuestamente –aunque eso nunca se sabe- ellos mismo profesan. Al fin y al cabo, esto es el siglo XXI, hace décadas que está todo inventado, que todo cristo vende camisetas del Che Guevara y que no hay revolución 2.0 que se precie sin oportunidades de negocio de por medio.

En fin, que, por si alguien quiere dar la espalda a Endesa, ahí están promocionándose Catgas y Catllum energia. O somenergia.com, que aboga porque “creemos nuestra energía renovable”, la nuestra. También está Mussap, que se vende como la aseguradora de casa nostra y recurre como consigna a aquello de “como en casa, en ningún sitio”. O Parlem telecom, que tiene como lema uno que trata de exorcizar el riesgo de tener el teléfono intervenido: “Que solo nos pinchen las rosas”, reza.

También hay una paradita igual del Consejo para la República, el ente parainstitucional encabezado por el expresident Carles Puigdemont y que, una vez inaugurado, fue metido en el congelador, donde sigue. Piden donaciones y dan la posibilidad de registrarse. Conste que hace casi un año, cuando se levantó el telón del Consell, Puigdemont abogaba por conseguir un millón de inscritos. Al arrancar la Diada, no llegan a 72.000. Habrá que ver el arreón que da el contador gracias al stand.

Diada con la irrupción de la ultraderecha

Son más de las 11.00 horas de la mañana, aún están acabando de montar algunas paradas, se empiezan a formar las primeras colas y la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, atiende a los medios.

Todo según el guión previsto, salvo la irrupción, que es interrupción, de una cincuentena de miembros del Movimiento Identitario Catalán (MIC) y Renaixença Nacional Catalana, la ultraderecha independentista. Acuden a rendir pleitesía a la estatua que hay en el Pla de Palau dedicada al general Moragues, militar austracista ejecutado medio año después de la caída de Barcelona con que se puso fin a la guerra de Sucesión, erigido en héroe y mártir del independentismo.

El grupo, camisas negras en lugar de las azul turquesa que la ANC ha vendido por centenares de miles como uniforme de esta Diada, encaja las miradas de recelo del personal y sigue a la suya. “¡Que no hemos matado a nadie! ¡Solo defendemos Cataluña!” aúlla al aire uno de los camisas negras.

La ultraderecha catalana no tiene stand, ni falta que le hace. Deposita banderas y flores al pie de la estatua, justo al lado de la parada de la Intersindical-CSC, el sindicato minoritario que convoca huelgas generales en clave independentista. Algunos se fotografían con el busto de Moragues. El grupo es más numeroso que cualquiera de los atraídos por cada una de las paraditas.

Territorio Òmnium

El escaparate de la ANC se sitúa a apenas unos centenares de metros del passeig Lluís Companys, territorio Òmnium, que tiene allí montados dos escenarios a banda y banda del paseo, uno para actuaciones musicales y de animación, en en lado mar, y otro, bajo el Arco de Triunfo, para los parlamentos del acto que organiza a mediodía en favor de los presos.

El de Òmnium es un montaje mucho mayor que el de la Assemblea –que, al fin y al cabo, donde echa el resto es en la mani de la tarde- y que demuestra que el escaparate de Pla de Palau tampoco tiene nada de novedoso, porque entre los dos escenarios se despliega una mucho más nutrida feria de entidades y, sobre todo, de pequeños negocios que comercializan todo tipo de productos catalanes y, en muchos casos, tirando de merchandising independentista.

Diada recaudatoria: ropa, chapas, birra y ratafía

Ganchos para rascarse el bolsillo no faltan, así que el independentista que no gaste en la causa será porque se lo propone muy firmemente. Ante él se despliegan docenas de paraditas en las que comprar desde camisetas, gorras, sudaderas y todo tipo de prendas de ropa, delantales incluidos, a complementos (hay no una, sino dos tiendas de relojes independentistas) y gadgets para dar y tomar: chapas, puzzles, pegatinas y hasta pulseritas de todos los colores, una a 2,5 euros o 3 a 5 euros. Y quesos y dulces, incluido un brioche con las cuatro barras, pintadas no con sangre de reyes, sino a base de crema y fresa. Cinco euros. Mejor para dos personas, que conste, que luego se taponan las arterias. 

Por cierto, la telefónica de los pinchazos de las rosas también está presente aquí, además de en la muestra de la ANC. Y lo mismo vale, llámale visión de negocio, para la cooperativa Fent país, que ofrece esas cajas de “experiencias” para regalar con precios que oscilan entre los 39 y los 179 euros.

Y, por supuesto, hay ratafia, y de la que golpea, se avisa desde la marca: L’hòstia, se llama, y se vende como “ratafia hardcore”. Si quieren algo más suave, no faltan las cervezas artesanas. Hasta cuatro marcas, contabiliza el cronista. Aunque en las barras de Òmnium, la que se sirve es Moritz.

La CUP, en cambio, en la parada que tiene montada en la esplanada del centro cultural del Born, a mitad de camino de los espacios de la ANC y Òmnium, vende Estrella Damm.  Ya se ve que en eso del consumo estratégico, queda camino por recorrer. Y también que ni a la hora de escoger birra hay a estas alturas unidad independentista.

¿Y en los bares dela Assemblea? Pues en el Pla de Palau, no hay barras ni cerveza. Así, así de modesta era la gran novedad de esta Diada.

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